El ¡Ñam! del epicúreo urbano

29 de abril de 2011
29 de abril de 2011
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En un quiosco de París nadie babearía ante la foto de un huevo frito. Un huevo frito de verdad. La baba solo cae ante un huevo de plastilina. O unas salchichas-globo. O un filete de ganchillo. Puede que alguien aún no se haya dado cuenta. La literatura de la gastronomía no acaba en la última estrella Michelin y el verbo sobre la comida no solo está en la boca de Ferran Adrià y Jaime Oliver.
Puede, incluso, que alguien llegue a creer todavía que en las revistas de gastronomía el diseño estaba proscrito. Y hasta habrá quien piense que a la comida le ocurre lo mismo que a Mahoma. El profeta, nunca dibujado como hombre. La comida, nunca representada con una imagen distinta a una foto.
¡Que metan todos estos mitos en la cazuela y prendan fuego!
Ese que no babea ante la foto de una mousse de solomillo regada en balsámico de anacardo es un urbanita que vive en Londres, París, Barcelona, Nueva York, Madrid… Ese que ha leído una media de 473 reportajes sobre elBulli y unas 5.439 recetas inabordables. Ese que le encanta disfrutar de todas las historias que ocurren alrededor de la comida y que hasta ahora rara vez, o incluso nunca, había leído.
La revista que lleva en su portada un huevo frito de plastilina es Fricote. La publicación es francesa, pero habla, en todos sus textos, en inglés y en francés. La editora, DNR, no tiene ningún interés en afincarse exclusivamente en su país de origen. Quiere llegar a todo el mundo. El número 1 apareció en noviembre en quioscos de grandes capitales y allí estará, con una nueva entrega, cada trimestre.
En sus páginas está, por ejemplo, el rapero Booba. “¿Qué comes ahora que tienes pasta?”, le preguntan. O para encontrar el mejor bo bun (ensalada viet de ternera con cacahuete) de París, piden que hable al director de cine alternativo Kim Shapiron.

¿Quién escribe los reportajes y entrevistas?
“Yo mismo”, dice Julien Pham, director editorial de Fricote. “También el resto del equipo, periodistas y blogueros. Fricote tiene un tono particular que espero que sea una parte de nuestra identidad. Todo el que comparta este tono y tenga una buena base de gramática puede proponernos artículos”.
Fricote es totalmente distinta al resto de revistas de gastronomía. ¿Cómo defines su estilo y el tono que utilizáis?
El estilo es igual que nosotros. No somos expertos en comida. Solo somos amantes de la comida. Nuestro día a día es más de bistros y bares que de mesas elegantes. La gastronomía es para las grandes ocasiones. Nosotros somos como casi todo el mundo, supongo, así que la idea de la revista es que hable de cosas que interesan a mucha gente. También nos gusta enfocarnos en cosas que están relacionadas con la comida en todos los aspectos posibles. Podemos hablar tanto de arte en la cocina como de comida real. Nos encantan las artes que hacen formas falsas de comida, como la plastilina, el ganchillo…
¿Cómo surgió la idea de fundar una revista así?
El punto de partida es que los “epicúreos urbanos” no podíamos encontrar nada dirigido a nosotros en las estanterías de prensa. Todas las publicaciones de comida se basan en ayudar a mi hermana pequeña a perder peso de cara al verano, en dar recetas a mi madre o enseñar a mi padre a conservar el vino a temperatura adecuada. Nada para los urbanitas. Hace dos años dedicamos un número completo de Shoes-Up [una revista urbana de estilo de vida que edita DNR] a la comida. La reacción de los lectores, las marcas y los artistas entrevistados fue tan buena que decidimos crear una publicación sobre la comida. Todos los temas que tratamos, y las tendencias que vemos, nos ayudan a llegar a casa y cocinar nosotros mismos.
El diseño de la revista es exquisito. ¿Cuál es la filosofía gráfica de Fricote?
Intentamos que tenga una buena apariencia, que sea acorde al contenido de ese número y que tenga calidad suficiente de impresión. El número de personas que contribuyen a hacer la revista está creciendo. Ilustradores, diseñadores gráficos, artistas artesanos… Nuestra filosofía se basa en nuestra voluntad de ofrecer material de calidad.
Fricote mezcla idiomas. Usa palabras inglesas en textos en francés. Utiliza diminutivos como ‘dej’ para decir ‘petit déjeuner’ (desayuno) o ‘bon ap’ para decir’ bon appétit’ (buen apetito). Un uso del lenguaje innovador y atrevido…
La revista está en inglés y fránces y se distribuye en todo el mundo. Eso hace que, a veces, utilizar anglicismos ayude a que todos los lectores entiendan algo que se está contando. Fricote es francesa y su nombre es la prueba de nuestras raíces galas. Pero, a menudo, cuando pensamos en una palabra solo nos viene a la cabeza en inglés. No hay una palabra fácil y simple para decir ‘food’ (comida) en francés.
¡Ñam!
Este artículo fue publicado por primera vez en la revista Yorokobu del mes de abril.








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