El open data o los datos abiertos es, más que un concepto, una filosofía que busca abrir la mayor cantidad posible de información y archivos al público, sin secretos, ni patentes, ni costos de entrada ni mecanismos de control de ningún tipo. Se engloba con otras prácticas similares como el open source, el software libre y el open acces en esa suerte de anarquismo digital que llegó con internet. Según el Open Data Handbook, este concepto ha logrado una mayor eficiencia en casos concretos de especialidades tan diversos como la medicina, el mejor control de recursos económicos o la ayuda humanitaria. Desde hace relativamente poco ha entrado en un campo muy cerrado y sensible: el análisis de compañías.
OpenCorporates es una organización fundada en 2010 por Chris Taggart y Rob McKinnon, que tenían en su currículo experiencias cercanas previas, como TheyWorkForYou.z, WhosLobbyng.com, OpenlyLocal.com o OpenCharities. Su misión, tal y como la glosan en su web, es ambiciosa. Quieren que el mundo corporativo sea más accesible, útil, y dar a los ciudadanos, comunidades, periodistas y la sociedad en general la posibilidad de entenderlo, monitorizarlo y regularlo.
En octubre pasado anunciaban que había alcanzado un pequeño hito desde sus inicios, cuando contaban con información sobre tres millones de compañías: 90 millones de empresas en su base de datos, añadiendo poco a poco más jurisdicciones, hasta llegar a a casi 100 legislaciones diferentes. Sus datos salen de webs gubernamentales, registros de compañías, reportes oficiales… que el equipo coge y estructura en buscadores para facilitar su acceso. Entre sus proyectos más destacados está el mapeado de la estructura mundial de grandes compañías como BP, Citigroup, Bank of America, JP Morgan o Goldman Sachs.
Pero todo esto sería como un brindis al sol si los usuarios y sociedad civil no viesen la forma de usar la fuerza bruta de estos datos. Dos grandes ejemplos son Open Oil y Map the Banks. El primero, subtitulado «imagina una industria del petróleo abierta», tiene su sede en Berlín. Además de ser responsable de reconstruir la estructura de un gigante como BP -compuesto según su análisis por 1.180 entidades diferentes en 84 legislaciones-, tiene un repositorio de más de 700 contratos estatales petrolíferos, un libro en descarga libre para entender los términos de los mismos, un mapa de las concesiones en el mundo, otro del fracking en el Reino Unido…
Maps the Banks, colaboración flamante de Open Corporates con la española Civio y Open North, nace como reacción a los al menos 12 billones de dólares que ha costado la crisis resultado del colapso financiero y como posible método futuro de fiscalización. Todavía en pañales, su intención es llegar a responder preguntas como qué países concentran más agencias recolectoras de deudas, cuáles son los bancos que operan en más países, qué empresas que no son bancos operan como ellos, cuántas hipotecas hay por país… De momento, además de los datos globales, tienen desglosados la información de Canadá y los diferentes Estados de USA.
Poco a poco, el reconocimiento ha ido llegando a Open Corporates. En julio de 2015 recibía el premio Open Data Business en los ODI’s Open Data Awards y en noviembre la Omidyar Network, autodefinida como firma de inversión filantrópica, los listó en su informe de seis casos de estudio en los que el open data había tenido un impacto profundo en el Reino Unido a lo largo de los años. Los otros fueron un sistema de monitoreo de parlamentarios, una aplicación para ayudar a los celiacos a llevar una dieta con cero gluten o la liberación de datos por parte del sistema de transporte de Londres.
Interesante artículo, eso si, en ningún momento hablas de OpenSource.
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