Un día apareció una petición en Actuable. “Queremos que Yorokobu entreviste a Diseño Social EN+”. Pidieron firmas y consiguieron más de 200. Sucumbimos. La primera conclusión fue que una estrategia así merecía una entrevista. La hicimos. La segunda, que una asociación dedicada a enseñar diseño social, definitivamente, merecía esa entrevista.
Diseño Social EN+ menciona su actividad desde su nombre mismo: diseño social. Pero el término es reciente y, a menudo, desconocido. “El concepto está vivo, en evolución. Nace en contraposición al concepto de diseño orientado a fines meramente comerciales. Pero no tienen por qué ser términos opuestos. Necesitamos explorar qué conceptos y métodos podemos aplicar a soluciones concretas, así como qué tipo de metodología debe sustentar el diseño social. Sin fórmulas cerradas”, dice María Hidalgo, responsable de contenido, comunicación y diseño social de EN+.
“El diseño social consiste en dar soluciones de diseño y comunicación a problemas que tiene la gente”, continúa Hidalgo. “Hay que olvidar lo que ya está creado y construir cosas nuevas. En un contexto en el que no nos gusta lo que hay, en vez de protestar, tenemos que cambiar las cosas nosotros mismos”.
Diseño Social EN+ nació para hacer proyectos sociales pero, en poco tiempo, descubrió que había una labor pedagógica importante que hacer. La disciplina no es aún suficientemente conocida. “Nuestra idea era crear cursos para aprender entre todos”, cuenta la responsable de comunicación.
“En la enseñanza tradicional, los profesores explican y luego preguntan a los alumnos para ver si lo han asimilado. Nosotros no queríamos hacer lo mismo. Optamos por crear un foro en el que se abordaran proyectos de diseño social en el que entre muchas personas puedan ofrecer soluciones distintas a un mismo problema. Nos interesan las reflexiones de las personas más que aprender solo teorías”.
El primer curso online empezó el 9 de enero y durará dos meses. El curso de 250 horas cuesta 25 euros y para los alumnos de los países más pobres es gratuito. La finalidad del curso es aprender a hacer un proyecto de diseño social y, además, hacerlo. Para eso hay una parte teórica y otra práctica.
La tutoría, durante los dos meses del curso, es constante y no solo se lleva a cabo con los profesores. “Los alumnos también hablan entre ellos y forman grupos para comentar sus proyectos”, explica Hidalgo. En el plazo de un año siguen en contacto para finalizar el trabajo.
Los proyectos tienen, además, otra finalidad. Pretenden servir de inspiración para otros diseñadores sociales. Por eso la intención es hacer entre todos los alumnos que quieran un libro autoeditado que cuente el desarrollo e implantación de sus iniciativas.