F. Percy Smith: el director de cine que mostraba las cosas minúsculas de la naturaleza a principios del XX

15 de febrero de 2018
15 de febrero de 2018
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Cuando hablamos de documentales sobre naturaleza, enseguida se nos vienen a la cabeza nombres como los de Jacques Cousteau o David Attenborough. Pero antes que ellos, mucho antes, cuando el séptimo arte comenzaba a andar y a maravillar la retina de los espectadores, ya hubo en Londres un pionero del cine que se interesó por la ciencia y por toda esa naturaleza que le rodeaba y que nadie se paraba a contemplar de cerca.

Se llamaba Frank Percy Smith y vivió a principios del siglo XX. Su interés por fotografiar la naturaleza comenzó mientras trabajaba para el British Board of Education, pero nadie se tomaba en serio su trabajo ni se molestó en explotar las posibilidades educativas de sus filmaciones. La suerte quiso que una de sus fotografías, un primer plano de la lengua de un moscardón, llamara la atención de un productor de cine llamado Charles Urban.

Urban había creado su propia compañía cinematográfica en 1903, la Charles Urban Trading Company, para la que produjo una serie de películas conocida como The Unseen World. Una de ellas, The Cheese Mites, se convirtió en todo un fenómeno y en el emblema de la microcinematografía. La película mostraba la reacción de asco de un hombre que contemplaba la vista microscópica de los ácaros en el queso de su sándwich.

No es extraño que el trabajo de F. Percy Smith encajara con el gusto del productor y comenzara así la colaboración entre ambos, que duró hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial.

La primera película que Smith realizó para la productora de Urban fue esta piececita titulada To Demonstrate How Spiders Fly (Demostración de cómo vuelan las arañas), de 1909. Con una araña mecánica y usando la técnica de la microfilmación, Smith trataba de explicar al público cómo estas eran capaces de desplazarse en el aire gracias a los hilos de seda con los que tejen sus telas. Visión que quizá a los aracnofóbicos no les haga pasar un minuto (esa es su duración) muy agradable.

Smith fue un entusiasta de este tipo de cine. Hasta el punto de que llegó a inventar métodos originales y un tanto extraños para desarrollar la técnica de la microfilmación y time lapse usando todo tipo de artefactos caseros. Era tan meticuloso que podía tardar hasta dos años en rodar una película que apenas duraría un minuto. Incluso se ponía alarmas por toda la casa para despertarse en medio de la noche y cambiar el rollo de película si era necesario. En sus propias palabras, tuvo la «habilidad feliz» de dar a su público «el polvo de la instrucción en el atasco del entretenimiento».

To Demonstrate How Spiders Fly no fue el primer film sobre naturaleza de la historia del cine ni el mejor de su filmografía. Pero sí la semilla de la que partirían otros grandes cineastas de este género documental como Attenborough y Cousteau.

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