Eran los tiempos de las melenas largas, los pelos afro, los bigotes desmesurados y las barbas desaliñadas. De las gafas de colores, las flores taponando los cañones de las armas y los chalecos de flecos. Del make love, not war y del Peace.
Pero también fue la época del Women Power, del despertar del feminismo exigiendo en alto por las calles y sin miedo la igualdad de derechos, la igualdad en los salarios, la igualdad en el sexo que el patriarcado se había empeñado en negarles durante siglos. Eran los años 60 y el mundo dejaría de ser como era a partir de ese momento.
Muchos años después, en pleno siglo XXI, las mujeres continúan saliendo a la calle y peleando por los mismos derechos contra ese patriarcado que tiembla con solo oír su nombre. Pocas cosas parecen haber cambiado.
«Lamentablemente sí, se ha avanzado muy poco», afirma con cierta tristeza la artista y diseñadora gráfica argentina Martina Galarza, más conocida como Marte. «Sigue habiendo desigualdad salarial y de oportunidades. La mujer sigue teniendo que cumplir con normas de cómo comportarse o vestirse, y se enfrenta con machismos en casi todos los ámbitos a diario».
Por eso ha creado una serie de seis serigrafías bajo el título Female Power, que se expondrá en Barcelona del 13 al 27 de julio en la galería Mutuo. «Hay mucho para desconstruir, son años de historia los que venimos arrastrando una cultura patriarcal y es lento sacarnos eso de encima», justifica la artista el porqué de esta exposición.
«Cambiarlo es un trabajo que tenemos que hacer todos, hombres y mujeres, transformando la manera en la que actuamos y en la que respondemos a ciertas actitudes. Estos últimos años han traído cambios, se está hablando mucho del tema y eso ayuda a que todos nos cuestionemos cosas que teníamos naturalizadas».
Marte resalta el poder femenino recurriendo a aquella estética psicodélica y colorida de los años sesenta. «Yo veo la energía de la mujer como algo gigante, floreciente, místico y arrasador. Me fue casi inevitable representarla con la estética de los sesenta», explica. «Ellos se inspiraban mucho en la naturaleza y la representaban con el filtro de la psicodelia. Busco inspirar reconectarnos con esa energía, celebrar nuestra belleza y poder, para poder atravesar las barreras de una sociedad machista».
Como aquellos jipis de entonces, también la diseñadora gráfica deja de lado lo artificioso para volver a lo manual. Por eso eligió la serigrafía como técnica para crear sus pósteres. «Dibujé el delineado a mano, lo escaneé y luego pinté digitalmente», comenta. «El proceso comienza desde la mano y termina así también. Me parece muy importante eso y utilizar lo digital como herramienta para ahorrar tiempo y llegar a donde quizás mi mano no llegaría, pero no usarlo como algo creativo», continúa explicando el proceso creativo de estas serigrafías.
«Pienso que todo lo manual le agrega un extra que comunica mucho más. Pienso que todos reaccionamos distinto cuando vemos algo creado desde la mano, tengamos un ojo de diseñador o no para realmente darnos cuenta; creo que se siente. Es como escuchar un disco o verlo en vivo, la experiencia es distinta».