Si cada vez tenemos más claro que la igualdad entre mujeres y hombres es el objetivo para conseguir una sociedad más justa, ¿por qué cosas tan a la mano y vista de todos como el callejero urbano no lo reflejan? Y si no, fíjate en los nombres de las calles de tu ciudad y cuenta cuántas están dedicadas a una mujer.
Los datos cantan. En Barcelona, sin ir más lejos, solo el 10% de las calles tienen nombre femenino. Para poner de manifiesto esta realidad dolorosa, la artista visual Anna Roura, a través del colectivo Can Totes que ella misma creó el año pasado, ha puesto en marcha durante la semana del 8M una instalación en su calle, la plaça del Sol, en Barcelona, en la que ha invitado a sus vecinos a proponer nombres de mujeres que podrían llenar el callejero de la ciudad. Y lo hizo a través de una carta tradicional que depositó en los buzones.
A la vez, diseñó la web cantotes.com (programada por Óscar Rubio) en la que podían dejarse esas sugerencias. «Con todos ellos, diseñé rótulos y, con la ayuda de mis vecinas, los colgamos alrededor de la plaça del Sol. La instalación estará presente hasta el sábado, pero la web permanecerá abierta a todas aquellas personas que quieren sumarse a la iniciativa», explica Roura. Todas las propuestas se harán llegar al Ayuntamiento de Barcelona, organismo que ya se ha mostrado proclive a considerarlas.
La única condición para las sugerencias es que estas cumplan con los requisitos que exige el ayuntamiento de la ciudad para entrar en el callejero: que hayan pasado, como mínimo, cinco años desde la muerte de la persona propuesta, excepto aquellas que aún vivan y a las que se les haya otorgado la Medalla de Oro de la ciudad.
Trótula de Salerno, la primera ginecóloga de la historia; Susan Sontag, novelista y ensayista estadounidense; Joana Biarnés, fotógrafa catalana considerada como la primera mujer fotoperiodista en España; Jane Jacobs, teórica y activista del urbanismo humanista estadounidense y Agatha Christie, escritura y dramaturga británica, son solo algunos de los muchos nombres de mujeres que se han propuesto hasta el momento.
La artista visual considera esta acción local como un punto de partida, ya que el proyecto puede ser extrapolable a otros barrios. «No sé las cifras exactas, pero estoy segura de que esta atrofia urbanística se repite en todos los países del mundo: la proporción de homenajes a mujeres y a personas con género disidente es muchísimo inferior al que tienen los hombres».
Can Totes nació el 8M del año pasado. Más que una asociación vecinal, es un grupo de vecinas feministas que quieren repensar la ciudad en clave de género. La primera acción que pusieron en marcha fue una instalación integrada por los sujetadores de las vecinas.
A modo de cadena, se colgaron de un balcón a otro en la misma plaza del Sol. «La idea era encontrar una excusa para conocer a las mujeres que vivían a mi alrededor y, del poder de este hecho, crear una metáfora visual», explica Anna Roura.