Desconocemos cómo transcurrió la conversación que Fernando Arrabal mantuvo con el taxista que le llevó hasta el recinto de la Fira de Barcelona donde se celebra estos días The Brandery. Lo que sí sabemos por boca del propio Arrabal es la conclusión a la que llegaron: “Todos somos ratas de alcantarilla”.
Una condición de la que no escapan ni él ni ningún otro miembro de la élite cultural. Ni siquiera los de épocas pasadas.
Dice Arrabal que los mismos males de los que se quejan los intelectuales de hoy los vivieron los filósofos, dramaturgos y poetas de la antigua Grecia: “Platón, en uno de sus diálogos, lamenta que los atenienses no se interesan por los problemas existenciales, culturales… Eso a pesar de que durante esa época se estaba haciendo el mejor teatro, la mejor filosofía, la mejor poesía…”.
“La historia se repite siempre”, añade. Y por eso, los intelectuales también muestran su descontento hoy. Sobre todo al ver listas como la que publica Times sobre los hombres más influyentes del planeta: “Entre ellos hay cero filósofos, cero dramaturgos, cero poetas…”.
Que la historia es cíclica resulta también evidente cuando se analizan los movimientos artísticos. “Ni siquiera las vanguardias son rupturistas, son las mismas que las que se desarrollaron en el ágora ateniense hace miles de años”. Como miembro, incluso, fundador de alguno de estos movimientos teóricamente ‘revolucionarios’ del siglo XX y XXI, Arrabal reconoce que ninguno ha sido verdaderamente provocador. “Los escritores, filósofos y artistas pertenecientes a ellos han tratado de hacerlo un poco mejor que los anteriores”. Simplemente eso. Por eso rechaza la percepción que los surrealistas tenían de los poetas a quienes consideraban ‘visionarios’. Y vuelve a insistir: “Sólo intentan hacer algo un poco mejor”.
Los que esperaban que en la conferencia inaugural de The Brandery, Fernando Arrabal ciñera su intervención al ámbito de la moda o el diseño se equivocaron. No mencionó a ningún gurú ni diseñador del momento. A cambio no decepcionó a los que esperaban a un Arrabal en estado puro. Y por eso aludió Gödel, Ionesco o Breton, entre otros. Porque “la moda está en crisis. El teatro está en crisis. La existencia está en crisis…”.
Y como ‘avatar del siglo XX y XXI’ (tal como lo presentó el escritor y editor Raúl Herrero) también tiró de autobiografía para cerrar su intervención. Para ello retrocedió a sus años de encarcelamiento durante la dictadura franquista cuando varios de sus amigos intercedieron por él. Uno de ellos fue Samuel Beckett, quien, según el propio Arrabal, no se refería sólo a él sino a todos ‘ustedes, los poetas’ cuando dijo: “Es mucho lo que tiene que sufrir un poeta para amar la cultura. No añadan nada más a su dolor”.