Una ciudad nueva no se construye solo con ladrillos. Nace también de nuevas ideas y mucha educación. Inundar una metrópoli de bicicletas y convertirla en ejemplo para el mundo, como hizo Ámsterdam, Copenhague, Sevilla o Bogotá, no depende solo de tirar kilómetros de carriles bici. Tiene mucho que ver con un cambio de mentalidad.
Eso es lo que pretenden algunas iniciativas como el FestiBal con B de Bici, un evento que se celebrará el sábado 18 de mayo, en Matadero Madrid, para promocionar el uso de este medio de transporte y porque muchos ciudadanos plantean que se revise la movilidad en algunos lugares como Madrid.
En esta ciudad, el 75% de los trayectos en coche son inferiores a 3 kilómetros y el 30% no llegan a 1.000 metros, según Nacho Padilla, miembro de Biernes con B, el colectivo que organiza este evento junto a Matadero. Las ventajas de sustituir el coche por una bici, asegura, “empiezan en el culo que te pone, pasan por los años de vida que te suma y terminan en mejorar la ciudad en la que vives”.
Este es el tercer año que Biernes con B organiza un evento para movilizar a miles de personas y animarlas a coger su bici. “Cambiando la mentalidad, se pueden cambiar muchas cosas”, indica Pedro Vázquez, socio fundador de Viernes y miembro de Biernes con B. “Lo que consigues con un festival como este es que se extienda la cultura de la bici. Haces ver a muchas personas que si pueden coger la bicicleta para ir al festival, ¿por qué no la van a usar al día siguiente? Intentamos que no sea solo un evento lúdico. Queremos generar debate sobre la movilidad urbana”.
En esta edición, el festival se va a presentar en el Matadero con un cuento (para niños y adultos) que podría resultar de una “conclusión extraña”. “Las bicis deberían protegerse como se preservan las ballenas, los linces, los gorilas o los pandas. No porque estén en peligro de extinción (aunque en algunos sitios lo parezca) sino porque cumplen el mismo objetivo”, explica Padilla.
“Los tigres, los orangutanes o cualquier especie icónica y en peligro cumple, sobre todo, una función. Para protegerla es necesario proteger todo el ecosistema donde vive y la biodiversidad que lo hace posible: las especies de las que se alimenta, sus rutas migratorias, los bosques donde habita, los ríos donde bebe… Les llaman por ello ‘especies paraguas’, ya que su protección procura la de muchas más”.
Las bicis cumplen el mismo cometido. Originan “ciudades más habitables, inclusivas y con mayor calidad de vida. Ciudades más limpias, menos ruidosas y menos contaminadas. Ciudades que ven mejorar por ello la economía y la salud de sus habitantes o el atractivo y la calidad de sus espacios públicos y, por tanto, de su vida ciudadana”.
Yorokobu es medio colaborador de FestiBal con B de Bici.