Crea tus propias fuentes de la creatividad: no consumas la misma cultura que la mayoría de las personas si quieres ideas diferentes.
Eres lo que comes igual que eres los libros que lees, las películas que ves, la música que escuchas… Así que, si eres artista y consumes las mismas películas, series, libros y música que la mayoría de las personas, tus ideas y tu sensibilidad no serán distintas a la del público.
Esto no significa que no pueda gustarte Stephen King o El señor de los anillos o un programa de citas entre desconocidos, pero a no ser que te rebeles contra la cultura que consumes, ¿qué esperas ofrecer como artista que sea diferente a los medios de masas que consumes? ¿Te conformas con hacer «otra copia de…»?
Julia Cameron escribe en El camino del artista:
«Para crear recurrimos a nuestro manantial interior, que es como nuestro estanque artístico. Lo ideal sería que estuviera cuajado de truchas: grandes, pequeñas, gordas, finas; una abundancia en la que pudiéramos pescar. Como artistas debemos darnos cuenta de que tenemos que cuidar ese ecosistema y que, si no prestamos atención a su mantenimiento, nuestro estanque puede llegar a desecarse, a empantanarse, a atascarse».
LAS FUENTES DE LA CREATIVIDAD
Para alimentar el manantial, Cameron propone «una activa búsqueda de imágenes que refresquen nuestras reservas artísticas». Pero esa búsqueda de imágenes no basta para rellenar el estanque. Debemos buscar peces en otras artes, en las ciencias y en la vida. Jim Jarmusch lo expresó así en The Golden Rules of Filming:
«Roba de cualquier lado que resuene con inspiración que impulse tu imaginación. Devora películas viejas, películas nuevas, música, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones aleatorias, arquitectura, puentes, señales de tránsito, árboles, nubes, masas de agua, luces y sombras. Selecciona sólo cosas para robar que hablen directamente a tu alma. Si haces esto, tu trabajo (y robo) será auténtico. La autenticidad es incalculable; la originalidad es inexistente. Y no te molestes en ocultar tu robo, celébralo si tienes ganas. En cualquier caso, siempre recuerda lo que dijo Jean-Luc Godard: “No es de donde sacas las cosas, es en donde las pones”».
La clave está en que esas cosas «hablen directamente a tu alma» ahora mismo, en tu presente.
CRÍTICA A LA NOSTALGIA
Si empleas como material las películas, libros y series de tu nostalgia estás hablando a tu alma de antes, cuando tenías 12 años. Por lo general, la nostalgia no es inspiradora, nos estanca es un estado anterior.
¿Acaso no es posible concebir una idea original tomando como referencia el cine que conociste en tu infancia o juventud?
Sí, es posible partir de la nostalgia, pero requiere un esfuerzo adicional para no crear «otra copia de…» o proponte dinamitar el pasado mostrando cómo fue y no como la mayoría de las personas quieren recordarlo. Un ejemplo de cómo se dinamita el pasado es la serie It’s a sin, una bofetada a la nostalgia ochentera.
Por esto, si estás trabajando en lo que otros podrían interpretar como «otra copia de…», plantéate:
¿Qué sentimientos despierta en mí el material? ¿Qué puedo poner de mi para que el trabajo pase de «otra copia de» a convertirse en una propuesta hermosa? Estas preguntas valen igual cuando trabajamos temas que hacen referencia a nuestro tiempo.
LA ORIGINALIDAD ES TU MIRADA SOBRE LAS COSAS
Recuerda el argumento de El viaje de Chihiro: una niña de 10 años conoce animales que hablan y criaturas extrañas. Un argumento similar al de Alicia en el País de las Maravillas. No es raro.
Hayao Miyazaki, director de El viaje de Chihiro, recomienda la obra de Lewis Carroll. Los guionistas Michael Schur (The Good Place y Brooklyn Nine-Nine) y Rashida Jones (Toy Story 4), también parecen haberse inspirado en el clásico inglés para escribir el guion de Caída en Picado (Nosedive), episodio 1×03 de Black Mirror.
En ambas versiones cuesta reconocer la historia original porque esta solo es un punto de partida para que los guionistas-directores plasmen sus inquietudes. De nuevo, Godard tiene razón: «No es de donde sacas las cosas, es en donde las pones».
EL ESTANQUE DE DAVID LYNCH
David Lynch, que considera las ideas como peces en Atrapa el pez dorado, es un ejemplo de artista que parte de otras ideas que saca de un estanque que no parece contaminado por lo que se cuece en la calle ni las redes sociales ni los programas de televisión ni los artículos sobre «así están hoy los protagonistas de los Goonies». Por esto, existe el concepto lynchiano que define aquello que evoca el mundo del creador de Twin Peaks.
Pero devorar películas viejas, películas nuevas, música, libros… no es suficiente si adoptas una actitud pasiva.
LA FATIGA POR LA INFORMACIÓN
Julia Cameron escribe en Walking in this world:
«Cuando un artista creativo se fatiga, suele ser por un exceso de entrada, no de salida».
Esto lo puedes observar en ti: más de una vez, un atracón de vídeos musicales de YouTube o de capítulos de tu última serie favorita puede cansarte. Y más cuando a la vez usas el teléfono móvil o la tablet. Está demostrado que prestar atención a dos o más pantallas o tareas desgasta la energía mental.
El resto de la energía mental que te queda desaparece cuando en lugar de apartarte de las pantallas dices: «Voy a poner cualquier cosa en la tele». Y lo haces creyendo que el simulacro de ruido blanco te distrae sin esfuerzo, pero lo cierto es que sigue socavando tu salud y tu creatividad. Lo peor es que no eres consciente de cómo las pantallas te afectan. María José Carmona escribe:
«Ya sean noticias, memes de WhatsApp o publicaciones de Facebook e Instagram, actualmente pasamos 82 horas a la semana consumiendo información en línea».
82 horas es el tiempo equivalente a tres días y diez horas más. Visto de otra manera, como dos semanas laborales. (Mucho más tiempo que el empleado por George Simenon para escribir una obra).
Con 82 horas podrías tener una doble vida si quisiera o, mejor aún, una vida creativa.
EL MÓVIL COMO ALIADO
Pero el teléfono móvil no es responsable de cómo tu energía mental mengua. Puede ser en un aliado para tu arte y tu vida si lo pones a tu servicio en lugar de ser tú el servidor.
En lugar de leer cada comentario en Twitter sobre un determinado y efímero tema, lee un capítulo de un libro electrónico o artículos de temas que te interesen. Úsalo para dictar notas e incluso para comenzar un poema, una novela o un libro de ensayos como sugiero en Cómo dictar una novela para escribir más y ganar tiempo.
Esta serie de artículos sobre la creatividad son un ejemplo. No estaban premeditados. Surgen de distintas lecturas de libros electrónicos, artículos guardados en Pocket, notas dictadas a OneNote, y esbozos de ideas dejadas en mi cuenta de Twitter). Dicté el borrador en Google Docs.
Ahora, recuerda cuando usas el móvil para evadirte en una comida familiar, de empresa o amigos. Nadie te lo reprocha porque no es raro encontrar a personas que mientras fingen prestar atención wasapean «para ver cómo está el niño» o «a ver qué dice mi hermana» o «voy a dar envidia a…» Pero aquí tienes una oportunidad para estudiar la naturaleza humana desde el silencio.
En lugar de leer qué opinan tirios y troyanos sobre un tema, solo finge mirar. No importa cuál sea la disciplina artística en la que trabajes. Solo mira por encima de la pantalla. Descubrirás que interior de las personas puede reflejarse en detalles nimios como un sobre de azúcar arrugado.
Así que, después de seleccionar el material para nuestro estanque siguiendo la teoría del ático de Sherlock Holmes, es buena idea pararse a mirar los peces con detenimiento, al menos, de cuando en cuando. Así conseguiremos que dos o más ideas conecten sin haberlo buscado.
EDUCARSE EN NUEVO ARTE
Puedes dar un paso más para recuperar o incrementar tu creatividad: convierte un arte ajeno a tu preparación o una ciencia en un pasatiempo. ¿Y por qué no en una nueva disciplina? Como afirma el neurólogo español Álvaro Pascual-Leone:
«Si practicas varias cosas, en realidad mejoras en cualquiera de esas cosas».
(Se entiende que no las practicas simultáneamente sino en distintas horas o días de manera continuada).
Por esto, hay escritores que pintan o tocan instrumentos musicales; pintores y músicos que escriben. (Abajo, una pintura de Bob Dylan). Un oficio ayuda a mirar el otro.
Leonardo da Vinci escribió:
«Estudia la ciencia del arte. Estudia el arte de la ciencia. Desarrolla tus sentidos, especialmente aprende a ver. Date cuenta de que todo se conecta con todo lo demás».
La nueva afición no tiene por qué ser otro arte. Puede ser la cocina, la jardinería, la fotografía, hacer maquetas de tren… Hay miles de posibilidades o puedes hacer tener un pasatiempo tan sencillo como pasear, una gran herramienta creativa. (Muchas de las pesadillas de Stephan King nacen de largos paseos).
Ahora, puedes pensar «si no tengo tiempo para mí, ¿cómo voy a tener una afición?» Sugiero algunas respuestas en el artículo Cómo recuperar la creatividad: recupera tu tiempo, pero aquí basta recordar una frase anterior, de María José Carmona:
«Pasamos 82 horas a la semana consumiendo información en línea».
Aunque tienes obligaciones diarias, compromisos familiares y sociales, cuando te atrae una persona que recién conoces, sacas tiempo para charloteos, wasaps, invitaciones a comer de un día para otro… Incluso no te importa madrugar para conducir una hora para estar con esa persona 15 minutos antes de un día ajetreado. Un amante prueba que relativo es el tiempo. Si no tienes tiempo para ti, quizá no eres el mejor amante para tu persona.