Más de 7.000 millones de personas habitan el mundo y, de ellas, 500 millones son hispanohablantes. En internet, el español es el tercer idioma más utilizado, pero ¿sirven todos estos números para hacer dinero? Aún no, según Bárbara Navarro, directora de políticas públicas y asuntos institucionales para el sur de Europa de Google.
Ese elevado número de individuos que hablan español supone un buen punto de partida. “Ha hecho que las grandes empresas traduzcamos todos nuestros productos a este idioma porque tenemos que llegar a un público de 500 millones de hispanohablantes”, señaló. Pero la otra cara del disco no es tan favorable: “El contenido en español no llega al 5%. En la Wikipedia, por ejemplo, hay más contenido en polaco que en castellano”.
Urge que los hispanohablantes creen más contenidos de calidad en la red, según Navarro. “Tenemos un reto increíble y hay unas posibilidades tremendas”.
Esta ausencia es especialmente dolorosa en algunos campos, como el científico. “No hay contenidos de ciencia en español en la red. Ese es otro de los grandes retos”. Y el asunto no es baladí, de acuerdo con la directiva de Google, porque “se están tomando posiciones en internet por el tema de lengua”.
La economía salta a escena por varios motivos. “No es solo cuestión de marca”, señaló Navarro. “Hay que desarrollar más contenidos en español para sacar partido a los 500 millones de hispanohablantes que somos y que representamos el 9% del PIB global. Vamos a aprovechar las posibilidades de esta globalidad”.
La directora de políticas públicas y asuntos institucionales para el sur de Europa de Google cifró así la importancia del lenguaje, esta mañana, en un foro organizado por la Fundéu BBVA y Aerco en Madrid para reflexionar sobre “el buen uso del español en los medios sociales”.
Navarro añadió que, además de su vertiente económica, “hay que poner en valor lo que está ocurriendo”. “El verdadero valor del lenguaje es que podamos comunicarnos. Más de 2.000 millones de personas están conectadas a internet y nos encontramos ante el reto de incorporar a los 5.000 millones que faltan. Nunca hemos tenido la facilidad de comunicarnos así. No hay limitación geográfica ni se han producido tantos contenidos como ahora. Además, nunca se ha producido con tanta rapidez. Estamos en una efervescencia de comunicación y la lengua evoluciona. Tenemos que entender que esté cambiando porque no podemos pretender que no sea flexible y no evolucione en esta explosión de comunicación”.
En este objetivo las empresas juegan un papel crucial. “Ahora tenemos proyectos para impulsar el español y que haya más contenido en este idioma. Más contenidos de calidad, más contenidos científicos…”, señaló. “Tenemos que poner en valor el español y la ciencia en español porque hoy es más valorado un informe científico en inglés”.
El director general de Red.es, Borja Adsuara, habló también de la vertiente económica del español y destacó que “no se ha explotado todavía”. “Siempre se ha hablado de la riqueza del español, de su ventaja competitiva… pero he visto que apenas se llega a monetizar”.
Además, según Adsuara, “hay un problema de negocio y gestión de los contenidos, que afecta, sobre todo, a los periodistas. Nunca se ha consumido tanta información como ahora. Nunca ha habido tanta gente ávida de información. Y, sin embargo, los profesionales de la información están siendo despedidos en masa y no encontramos los modelos de negocio y gestión de la información en la red. Todos estamos intentando poner el cascabel al gato. En cuanto lo encontremos, los contenidos van a ser lo más importante de la red”, porque, dicho en una brillante metáfora, “la gente contrata el Canal de Isabel II por el agua, no por las cañerías”.
Delator de identidades
El lenguaje es, además, la radiografía más profunda que se pueda hacer a una persona. En su forma de hablar y de escribir está sellada su identidad, su cultura y mucho de su carácter. Lo dijo Adsuara y lo sentenció con esta frase: “El perfil lingüístico es más importante que el DNI electrónico”.
“Moderé foros durante años y me daba igual que un usuario fuera cambiando de nick porque lo reconocía por su forma de hablar”, continuó. “Hay muletillas, corpus léxico, estructuras gramaticales… Una persona siempre utiliza las mismas. Se puede hacer un mapa de conocimiento de un individuo observando cómo habla. Colaborábamos con la policía y encontrábamos gente por sus perfiles lingüísticos. La gente se delata por sus propias palabras”.
El “Internauta, Profesor, Asesor y ahora Director general en Red.es (es decir, iPad)”, como se define él mismo, indicó ser “partidario de que hasta el más necio hable para que se sepa quién es cada uno. Al final, las personas quedan plasmadas por lo que dicen”.
El lenguaje es el jefe
De las palabras de Adsuara podría construirse la teoría de que el individuo queda en manos del lenguaje. No solo porque lo delata. También porque “nosotros no tenemos la propiedad del idioma. Es el idioma el que nos tiene a nosotros”. Y esta afirmación es aún más rotunda para los que piensan que la cuna de una lengua ha de adjudicarse la jefatura para siempre. “No por vivir en España tienen la patente de corso del español”.
El lenguaje va más allá de los seis personajes que salieron en busca de un autor. No es que tenga vida propia. Es que, según el miembro de la RAE y del consejo de Fundéu Salvador Gutiérrez, “el lenguaje ha creado al hombre y no el hombre al lenguaje. Renacerán muchas palabras que habían muerto y se destruirán otras. El que manda es el uso. No nosotros”.
El catedrático de Lingüística General de la Universidad de León dijo que la RAE cumplirá este año tres siglos. “Es una asociación del antiguo régimen. Tiene cierto tufillo rancio en la mente de las personas. Lo que llega a la sociedad es el aspecto anacrónico. Pero la academia no solo somos los académicos. Somos personas que estamos preocupados por la lengua”.
“La RAE tuvo una función prescriptiva”, continúo. “Pretendía guardar la lengua. Nació porque pensaban que la creación de una entidad iba a parar su degradación. Ahora, en cambio, pensamos que la norma es dictada por el uso”.
“Somos unas 70 personas en varios departamentos de la RAE que funcionan como un observatorio constante del lenguaje y de todo lo que está ocurriendo”, explicó Gutiérrez. “Hay varios equipos que están recogiendo las manifestaciones del lenguaje día a día en el habla, en la prensa y en todos los países hispanohablantes. Cuando descubrimos una palabra nueva, vemos si es lenguaje hablado o literario, buscamos en qué país se ha originado… Es una radiografía muy importante. Así nuestra forma de trabajar es mucho más objetiva. Y, por supuesto, ahí entran las nuevas formas de comunicación y las redes sociales”.
El español en los medios
La voz de la prensa en este foro la puso Jaime Jiménez, subdirector de productos diarios en el Grupo 20 Minutos. “Los medios tenemos una responsabilidad social en el uso del lenguaje”, indicó. “Estamos para informar y entretener pero también tenemos que poner nuestro granito de arena en el buen uso del lenguaje. Si escribimos de forma correcta, el lector lo aprende. Si hacemos un mal uso, el lector lo aprende”.
Jiménez está de acuerdo en que el uso manda. “Los periodistas no podemos quedarnos atrás. Tenemos que adaptarnos a la forma en que habla la gente en la calle”, señaló. “Los medios somos los mediadores. Es fundamental que hagamos bien esa labor informativa y pedagógica”.
Y, para ello, en 20 Minutos cuentan con sus lectores. “Tenemos un apartado en la web para correcciones. Lo creamos para aspectos de contenido más que lingüísticos, pero la mitad de los mensajes que nos llegan hacen referencia a erratas y errores gramaticales”.
El subdirector de productos diarios en el Grupo 20 Minutos recalcó que “es tan importante lo que contamos como la manera de contarlo. A menudo somos muy planos. Nos estamos dando cuenta de que eso ya no funciona y hay que inventar formatos nuevos para contar las cosas”.
Y la voz de la comunicación corporativa llegó de Cristina Fernández, responsable de comunicación, relaciones públicas y marketing digital en Repsol. El susto que supusieron las redes sociales para las empresas parece haberse desvanecido definitivamente. “Hemos pasado del miedo a la prudencia y eso se ha trasladado al mensaje corporativo”, indicó. El reto que “urge” ahora es que se produzca “un terremoto para que los empleados también transmitan el lenguaje propio de las empresas. No solo debe hacerlo el departamento de comunicación”.
Imagen: Tipografía Tanga Tanga, de Velckro