García Verdugo: "La actividad intelectual evita el envejecimiento prematuro"

20 de octubre de 2011
20 de octubre de 2011
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Hace unos años los científicos creían que desde el primer segundo de vida de una persona comenzaba la muerte de sus neuronas. Pensaban que el humano nacía con un número determinado de células en su cerebro e iban reduciéndose en una especie de cuenta atrás hasta el día del fin. Esta idea empezó a tambalearse con Ramón y Cajal. El médico cuestionó la teoría pero, en aquel momento, no pudo refutarla por falta de herramientas que permitieran probarlo.
En la década de los 90 el neurólogo estadounidense Joseph Altman demostró que las células sí se regeneran. En 1998 Eriksson publicó en Nature Medicine que hay células madre en el cerebro y que en el hipocampo se producía neurogénesis (producción de neuronas).
“Cada cierto tiempo hay un nuevo descubrimiento sobre el cerebro que cambia la perspectiva de todo. El último ha sido el hallazgo de las células madre. Estas células afectan al aprendizaje y la memoria. Se producen en una especie de microchip y la corteza cerebral sería una especie de disco duro donde se almacena toda la información”, explicó ayer el experto en neurociencia José Manuel García Verdugo en El Ser Creativo, II Congreso de Mentes Brillantes, que se celebra en Madrid desde el 19 al 21 de octubre.
La importancia de la neurogénesis radica en su contribución a “una buena calidad de vida”. “El contacto que se establece entre las nuevas células y el resto es fundamental para el buen mantenimiento del organismo. Si las neuronas nuevas no entran en contacto con las demás, se mueren. Si las células madre siguen produciendo hijas pero éstas nunca se encuentran con otras, ya no producen más. Esto provoca el envejecimiento prematuro”, explicó García Verdugo.
¿Qué hace que las células nuevas se encuentren con el resto? “La forma de potenciar esta conexión es mantener una actividad constante en el cerebro. Las neuronas nuevas tienen la posibilidad de conectar con otras mediante la información visual, auditiva, olfativa… que está generando el cerebro. Si no conectan con ninguna porque no hay actividad intelectual, se desconectan y mueren”.
El ejercicio intelectual no significa “hablar cuatro idiomas”, especificó el neurólogo. “La toma de decisiones de un agricultor es una actividad intelectual. Pensar cómo evitar plagas, dónde sembrar, qué abonos utilizar… Todo eso mantiene el cerebro activo y se retrasa el envejecimiento”.
¿Qué hace que las células nuevas no se encuentren con las demás? “El alcohol y las drogas no permiten que las células hijas contacten con otras y generan envejecimiento prematuro. Esto afecta también al aprendizaje”.
García Verdugo destacó que el alcohol afecta especialmente a los adolescentes “porque se encuentran en una fase de su vida de gran actividad de neurógenesis. Y aunque solo beban los fines de semana, a la larga, hace daño porque en sus fases de producción de neuronas hay un gap cada fin de semana”.
Del alcohol dijo que impide el contacto entre las neuronas nuevas y las existentes. De la cocaína indicó que “ataca directamente a las células madre”. Y del tabaco, no hay estudios aún que prueben que ataca a estas células.
El experto en células madre añadió que la neurogénesis se produce hasta los 70 u 80 años, aunque su ritmo se va haciendo más lento conforme avanza la edad de un individuo.

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