Identidad online: todo lo que podrรกn saber de ti cuando escribas un tuit

La biometrรญa es la forma de identificar a un individuo de forma unรญvoca a travรฉs de sus atributos fรญsicos y biolรณgicos, como las huellas dactilares, fotografรญas o pruebas de ADN. Sin embargo, la nueva generaciรณn en biometrรญa podrรญa fundarse en nuestros tuits o estados de Facebook, asรญ como todas las migas de pan que vamos dejando en nuestras redes sociales.
Todo, en suma, acabarรก conformando lo que serรก nuestra identidad online, una identidad que poseerรก tanto o mรกs peso de la que tiene actualmente la identidad en el mundo real. Hasta el punto de que quizรก sea tan gravoso insultar por Twitter como en la puerta del bar.
Tu Yo Pixel
En apenas unos aรฑos, toda la humanidad (recordemos que todos anhelamos conectarnos) estarรก representada online de muy distintas maneras. Cualquier mรญnimo movimiento en Internet, como un โ€œme gustaโ€ en el estado de un amigo, configurarรก nuestra identidad digital frente a los demรกs. Generaremos una ingente cantidad de datos, conscientes e inconscientes, sobre nuestro Yo, y por el camino sacrificaremos una gran parte del control de nuestra informaciรณn personal, nuestra privacidad y nuestra seguridad.
Aunque ahora tales tributos se nos antojen propios de una novela distรณpica de ciencia ficciรณn, con el ojo de Gran Hermano fijo en nuestra coronilla, serรกn pocos los se resistan a ellos, porque a cambio se recibirรก algo mรกs importante: mayor conexiรณn con los demรกs.
A dรญa de hoy, nuestros yoes fรญsicos apenas se ven afectados por lo que hacemos en la Red. Podemos recibir elogios a travรฉs de una red social, o quizรก nuestro jefe puede descubrir una foto comprometedora en nuestro Facebook que le informa de cรณmo pasamos las noches de los sรกbados. Pero, a grandes rasgos, la informaciรณn realmente sensible o personal aรบn queda oculta para el pรบblico general. Los que reciben campaรฑas de calumnias a travรฉs de Twitter suelen ser los famosos, no los ciudadanos normales.
Pero las nuevas tecnologรญas imponen que todos nos convirtamos en entidades importantes en la Red. Cualquier mรญnima cosa que hagamos serรก relevante para el Big Data en aras de mejorar no ya nuestra vida, sino la vida de todos en general. Recientemente, por ejemplo, investigadores de la Universidad Autรณnoma de Madrid han desarrollado SentBuck, una aplicaciรณn que deduce el estado anรญmico de los usuarios de Facebook a travรฉs del anรกlisis algorรญtmico de sus mensajes.
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En un primer momento, no deseamos que nadie sepa cรณmo nos sentimos. Pero SentBuck, tras recibir el visto bueno del usuario, puede enviar informaciรณn a los docentes de dichos usuarios, para asรญ evitar proponer trabajos particularmente complejos en momentos en los que el alumno pasa por un mal momento. Este tipo de retroalimentaciรณn emocional serรก muy รบtil en la educaciรณn online, donde el profesor no puede interactuar con los alumnos directamente para valorar su pulso emocional. Por otro lado, el profesor podrรก tambiรฉn detectar si la mayorรญa de alumnos se sienten negativos, lo cual probablemente significarรก que el profesor no estรก haciendo bien su trabajo. Los investigadores sostienen que esta herramienta se usarรก en muchos mรกs contextos, tal y como explica รlvaro Ortigosa, director del Centro Nacional de Excelencia en Ciberseguridad de la UAM en declaraciones para SINC:

Por ejemplo, como complemento a monitorizaciรณn remota de enfermos o para medir el estado de satisfacciรณn de usuarios. En este รกmbito, las firmas comerciales podrรญan aprovechar la informaciรณn para ajustar los productos o servicios ofrecidos a potenciales consumidores.

El termรณmetro emocional que ofrezca SentBuck podrรก en un futuro unirse a otras aplicaciones de monitorizaciรณn, y finalmente nuestra identidad online serรก la suma de la constelaciรณn de todas nuestras cuentas verificadas, desde Twitter hasta Netflix, pasando por nuestra suscripciรณn al New York Times. Las personas que no ofrezcan esta informaciรณn al pรบblico o a las compaรฑรญas que prestan sus servicios no disfrutarรกn de todos las ventajas. Sus bรบsquedas en Google probablemente serรกn mรกs pobres y escasamente personalizadas, por ejemplo. Las oportunidades laborales se reducirรกn. La conexiรณn con individuos similares a nosotros, tambiรฉn.
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Otras de tantas herramientas que se estรกn desarrollando para mejorar la vida de todos en funciรณn de la informaciรณn individual que transmitimos a travรฉs de nuestra identidad online es un proyecto de geolocalizaciรณn de tuits realizado por Enrique y Vanessa Frรญas-Martรญnez, dos hermanos e investigadores de ciencias de la computaciรณn, en Telefรณnica Research y en la Universidad de Maryland (EEUU). Su trabajo, publicado en la revista Engineering Applications of Artificial Intelligence, propone recopilar la informaciรณn de los tuits para obtener pautas que ayuden a planificar la vida en la ciudad, tal y como seรฑala Enrique Frรญas-Martรญnez:

Una de las aportaciones mรกs interesantes del trabajo es la identificaciรณn de รกreas de ocio nocturno, ya que este tipo de uso del terreno no suele especificarse en planificaciรณn urbanรญstica, pese a que genera problemas como ruido, necesidad de limpieza y seguridad que hacen muy relevante esta informaciรณn.

Tras hacer la primera prospecciรณn, han deducido que en Londres hay mรกs actividad en zonas de ocio por el dรญa, que la marcha se concentra los dรญas laborables en Manhattan o que la actividad nocturna de tuits se concentra en los fines de semana en Madrid.
Tambiรฉn las bรบsquedas de Google, a travรฉs de la herramienta Google Flu Trends, nos ha servido para predecir brotes de gripe. Los datos recopilados por Twitter tambiรฉn pueden servir para controlar la propagaciรณn del contagio del VIH, segรบn un estudio realizado por la Universidad de California en Los รngeles (UCLA) que ha sido publicado en la revista Preventive Medicine.
Hasta lo que escribimos en nuestro blog puede ser sujeto de anรกlisis para conocer quรฉ productos gustan mรกs o menos, con objeto de afinar el diseรฑo de nuevos productos. Por ejemplo, imaginemos que queremos saber si un nuevo telรฉfono mรณvil estรก gustando. Con el ya extinto software Umbrรญa, desarrollado por Howard Kaushansky, se podรญan leer 35.000 posts cada 5 minutos para localizar determinados productos y marcas y distinguir si en las palabras prรณximas hay epรญtetos positivos o negativos. Asรญ se puede hacer una estadรญstica rรกpida de la opiniรณn de la blogosfera sobre cualquier asunto. Viktor Mayer-Schonberger y Kenneth Cukier en el libro Big Data abundan en lo que estรก por llegar:

Las prรณximas fronteras de la datificaciรณn son mรกs personales: nuestras relaciones, experiencias y estados de รกnimo. (โ€ฆ) Estos usos de los datos se hallan aรบn en estado embrionario (โ€ฆ) Los usos potenciales son extraordinarios. Una serie de empresas de nueva creaciรณn han estudiado adaptar la grรกfica social para utilizarla como seรฑales que permitan establecer valoraciones crediticias. La idea es que โ€œdios los crรญa y ellos se juntanโ€: las personas prudentes hacen amistad con gente de mentalidad parecida, mientras que los derrochadores incurren juntos en impago. Si sale bien, Facebook podrรญa convertirse en el prรณximo FICO, el organismo de calificaciรณn crediticia.

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Bautizo SEO
El mensaje moral de la pelรญcula de Pixar Los increรญbles es que, si eres especial, si tienes superpoderes, no debes tener miedo a destacar o a ser excluido por tu diferencia. Lo peor que puedes hacer con tu vida es acoplarte a la masa para ser un engranaje mรกs. Sin embargo, no todo el mundo quiere ser especial. Hay gente que es mรกs feliz siendo uno mรกs, anรณnimo, grisรกceo, a fin de evitar ser el centro de las miradas. Con el advenimiento de la identidad online, dentro de poco los nuevos padres deberรกn decidir si quieren que sus hijos sean especiales o pasen desapercibidos.
No se trata solamente de que los padres empiecen a colgar las fotos y vรญdeos de sus bebรฉs, exponiendo a sus hijos a miles de ojos. La identidad online empezarรก incluso antes de que se nazca. Habrรก que comprar el dominio del nombre de nuestros hijos (www.javierlopezcastillo.com), pero tambiรฉn tener en cuenta el SEO (Seach-engine optimization), es decir, usar nombres que sea fรกcilmente localizables porque resultan poco frecuentes o aparecen en los primeros lugares en un motor de bรบsqueda o, por el contrario, decantarnos por nombres anodinos porque se preferirรก que sean anรณnimos a pesar de que asรญ tengan mรกs competencia online directa.
Los padres, pues, determinarรกn el futuro de las identidades online de sus hijos desde el principio, tal y como ahora lo hacen con sus identidades normales. La mayorรญa de adolescentes, sin embargo, aspirarรกn a proyectar sus identidades de la forma menos privada posible, porque los incentivos de compartir y conectar con los demรกs serรกn probablemente superiores a los riesgos de sobrexponerse. Papรก, ยฟpor quรฉ ocultaste mi pasado online? Los padres mรกs avanzados a su tiempo, casi como community managers, diseรฑarรกn la identidad online de sus vรกstagos con la minuciosidad de una campaรฑa de marketing; y sus hijos, al cumplir treinta o cuarenta aรฑos, acumularรกn todos sus triunfos y tropiezos en la vida y estarรกn a la vista de todos. Como si siempre hubieran vivido en un panรณptico.
Estar expuesto en el mundo online tambiรฉn permitirรก que sea mรกs sencillo que nunca que otros arruinen nuestra reputaciรณn. Ya no habrรก insultos, sino intrincadas campaรฑas de dimes y diretes, de maledicencias, de asociar deliberadamente identidades con contenidos delictivos o bochornosos. Los servicios de Internet deberรกn fortalecer sus sistemas de seguridad, pero los padres y los sistemas escolares tambiรฉn deberรกn de tomar cartas en el asunto. La asignatura sobre privacidad y seguridad online serรก tan o mรกs importante que las clases de educaciรณn sexual, tal y como explican Eric Schmidt y Jared Cohen en el libro El futuro digital:

Estas clases enseรฑarรกn a los alumnos a optimizar sus parรกmetros de privacidad y seguridad y les formarรกn en cuanto a quรฉ es lo que hay que hacer y lo que no en el mundo virtual. Los profesores les advertirรกn mediante historias reales de lo que sucede si no controlan su privacidad y seguridad desde una edad temprana.

Con todo, el concepto de privacidad sufrirรก una profunda redefiniciรณn, y probablemente regresarรก a sus orรญgenes.
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El invento de la privacidad
La privacidad es un derecho que debemos proteger. Sin embargo, en un mundo 2.0, las ventajas de la falta de privacidad parecen ser tan enormes que tal derecho merece un anรกlisis nuevo. Imaginemos que debemos depositar nuestro voto en la urna, ยฟacaso no nos gustarรญa tener acceso a un comentario olvidado en Youtube por parte del secretario general del partido que deseamos votar? El Watergate a nivel masivo y universal. Ello nos descubrirรก una verdad muy poco romรกntica: que no existen hรฉroes, que todos somos necios en mayor o menor medida. Que todos tenemos algo que esconder. Pero, simultรกneamente, nos permitirรก escoger a los dirigentes que menos malos sean, con independencia de que sean atractivos o tengan buena oratoria. Dicen que Nixon perdiรณ las elecciones porque sudรณ demasiado en un debate televisado. La identidad online nos permitirรก analizar cada gota de sudor de todos los polรญticos profesionales.
Este wikileaks masivo no solo afectarรก al รกmbito polรญtico, sino a cualquier otro. ยฟQuiรฉn no querrรญa saber si en el barrio al que se dispone a mudarse hay demasiados pederastas? Gracias a Google Flu Trends ya podemos saberlo: no conocemos la identidad exacta de los pederastas, pero sรญ sabemos que en determinado lugar hay muchas personas cuyas bรบsquedas en Google tienen que ver con el porno con menores. ยฟCambiaremos de pediatra si descubrimos que รฉste se dedica a escribir comentarios machistas?
Deberรก celebrarse un profundo debate pรบblico para esclarecer hasta quรฉ punto debemos saber todas esas cosas, y si tales cosas deberรกn tener nombres y apellidos. A juicio de Jeff Jarvis, autor del libro Partes pรบblicas, una merma en la privacidad serรก a todas luces positiva. La gente se comportarรก mejor porque sabe que de ello depende su reputaciรณn. Al fin y al cabo, muchos de nosotros, de saber que simplemente apretando un botรณn podrรญamos daรฑar a alguien sin que jamรกs se sepa y sin recibir ningรบn castigo, lo harรญamos. Algunos lo apretarรญan hasta desollarse el dedo รญndice, de hecho.
Gran parte de nuestro comportamiento social se basa en el hecho de que nos miramos unos a otros y, a travรฉs de los rumores, construimos nuestras identidades. Las calles donde se producen mรกs actos vandรกlicos, robos u homicidios son las que estรกn menos frecuentadas por viandantes, las que tienen peor iluminaciรณn, las que estรกn en sintonรญa con la teorรญa de las ventanas rotas. Un incremento de ojos a nuestro alrededor puede resultar traumรกtico en un primer momento, pero a la larga parece ser un remedio eficaz para que seamos mejores personas.
Si aรบn experimentamos cierta zozobra ante el hecho de que los demรกs puedan saber demasiado de nosotros, cabe advertir que el actual nivel de privacidad es una convenciรณn social relativamente reciente. La nociรณn de privacidad como derecho fundamental no existรญa hace apenas un siglo. Durante toda la historia, las personas que se ocultaban de noche o siempre vagaban solas eran tenidas por poseรญdas. En casi todas las sociedades anteriores a la Edad Moderna, la gente dormรญa apiรฑada en la misma estancia, se baรฑaba, orinaba y defecaba en pรบblico, e incluso llegaba a mantener relaciones sexuales, tal y como explica Jeremy Rifkin en su libro La sociedad del coste marginal cero:

La gente no empezรณ a recluirse tras una puerta cerrada hasta los inicios de la era capitalista. La vida burguesa era un asunto privado. Aunque la gente presentaba una imagen pรบblica, gran parte de su vida cotidiana se desarrollaba en espacios cerrados. En las viviendas, esto se tradujo en tener habitaciones separadas para distintas funciones: salas de mรบsica, salones, bibliotecas, etc. Y, por primera vez, la gente empezรณ a dormir sola en camas o dormitorios separados.

Con todo, en un mundo donde todos estaremos equipados con dispositivos de audio y vรญdeo, geolocalizaciรณn, acelerรณmetros y demรกs, los que deseen cierta privacidad deberรกn procurar que se articulen leyes complejas, del tipo โ€œponer puertas al campoโ€, como seรฑalan Schimdt y Cohen en El futuro digital:

Las categorรญas que actualmente existen en cuanto a los fotรณgrafos no autorizados (paparazzi) (espacio โ€œpรบblicoโ€ frente a โ€œprivadoโ€) podrรญan ser aplicadas a cualquiera, con determinadas โ€œzonas segurasโ€ designadas donde la fotografรญa requiere el consentimiento del sujeto (โ€ฆ) y puesto que las fotos digitales generan una impresiรณn de la fecha y la hora y una filigrana (o marca de agua) digital, determinar si alguien tomรณ una foto ilegal serรญa un trabajo sencillo.

Naturalmente, siempre habrรก luditas, individuos que no desearรกn los smartphones, que no usarรกn las redes sociales, que abominarรกn de su identidad digital. Pero en un mundo semejante, tales excepciones no solo se sentirรกn solos y excluidos como el personaje de la novela Soy leyenda, de Richard Matheson, sino que recibirรกn una mayor carga de sospecha: los gobiernos podrรญan colegir que tales individuos se mantienen ocultos porque tienen algo que ocultar, y ese algo probablemente sea malo. Asรญ que, finalmente, todos nos acostumbraremos a vivir de otra forma que ahora somos incapaces de imaginar y hasta tolerar. Como siempre ha sucedido en todas las รฉpocas de la historia.
 
Imรกgenes | Pixabay

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