Un proyecto para diagnosticar el cáncer de mama con un análisis de sangre

5 de junio de 2014
5 de junio de 2014
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Es silencioso y muy traicionero.  Y, aunque la ciencia cada vez lo tiene más acorralado, el cáncer de mama sigue saliéndose con la suya en demasiadas ocasiones. Un análisis de sangre amenaza con hacerlo más vulnerable. Una prueba sencilla, pero que podría resultar crucial a la hora de conocer las intenciones del tumor: si está o no diseminándose, su grado de agresividad… El objetivo de la investigación es esperanzador. No así la posibilidad de conseguir que se financie al 100% con fondos públicos y, por eso, el grupo de científicos a cargo del proyecto ha recurrido al crowdfunding a través iLoveScience.

«El proyecto de la predicción de agresividad del cáncer de mama fue un proyecto espontáneo. Los investigadores acudieron a nosotros como plataforma de financiación colectiva especializada en la divulgación de proyectos científicos. La iniciativa tenía unos orígenes prometedores y su propuesta es realizable, por lo que no tuvo ningún problema en conseguir la aprobación de nuestro comité científico».

Esos investigadores de los que habla Roi Villar, responsable de comunicación y gestión científica de la plataforma de crowdfunding, proceden del CSIC, el IDIBAPS y el Hospital Clinic. Sus estudios han descubierto unas moléculas en la sangre de los pacientes denominadas microRNAs, producidas por el propio tumor, e indicadoras de la posible diseminación de la enfermedad.

Identificarlas mediante un sencillo análisis de sangre podría revelar la evolución del cáncer y, con ello, la posibilidad de prescribir el tratamiento idóneo para cada fase de la enfermedad sería una realidad. «Esta personalización de trato del paciente aumentaría su eficacia y reduciría efectos secundarios innecesarios».
El enorme PERO de la investigación llega al hablar de dinero. «El sistema de financiación de la I+D actual está basado casi exclusivamente en subvenciones públicas competitivas que han sufrido una merma que ha llegado hasta el 30% en el CSIC». Y pese a la incidencia de la enfermedad entre la población (se calcula que 1 de cada 9 mujeres ha padecido, o lo hará, cáncer de mama), esta investigación no ha escapado a los recortes.
Los investigadores del estudio recurrieron a iLoveScience al igual que ya lo han hecho otros colegas con sus respectivos estudios para recaudar más fondos. «iLoveScience no se plantea como un mecanismo de financiación que sustituya a las convocatorias competitivas tradicionales, por lo que los proyectos que publicamos cuentan con otras vías de financiación». La que plantea iLoveSciencia es, como asegura, Roi, «más flexible, menos burocrática y más rápida» que otras fuentes.
Pero, sobre todo, es participativa. «Creemos que es hora de ampliar el espectro de mecanismos de financiación permitiendo la participación ciudadana y la divulgación de los planteamientos y resultados de la investigación».
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Necesidad de encontrar nuevas fuentes de financiación, pero también la de involucrar a la sociedad en todo lo que concierne a la ciencia es lo que animó a este heterogéneo grupo de científicos a crear la plataforma de crowdfunding. «Todos hemos visto de cerca los recortes en ciencia, pero hemos tenido diferentes andanzas profesionales. Álvaro es un arqueólogo con pasión por el diseño web y las redes sociales. María es una médico con mucha experiencia en organizaciones y tesorería. Ricardo es un farmacéutico que acumula más de 4 start-ups. Y yo, Roi, soy un biotecnólogo que lleva hablando de ciencia más de cinco años».
Los dos últimos vivieron los sucesivos recortes en los presupuestos científicos que llevaron, incluso, al ERE en el Centro de Investigación Príncipe Felipe desde el departamento de comunicación del FEBiotec.
«Mientras comprobábamos la escasa importancia que desde las altas instituciones se otorgaba a la ciencia, asistíamos al asentamiento del crowdfunding en Estados Unidos».
La plataforma Experiment era el paradigma. «Está teniendo mucho éxito, particularmente dentro de las instituciones académicas de los USA. Seguramente se debe a tres razones: la capacidad y voluntad divulgativa de instituciones y colectivos investigadores, la cultura existente del mecenazgo y la filantropía y, por último, la facilidad emprendedora que existe en el país».
Con iLoveScience, Roi y el resto del equipo pretendían trasladar ese modelo a España y, de paso, «sacar a la ciencia de los muros académicos». De hecho entiende que la plataforma «forma parte de una serie de nuevos proyectos en internet que pone la ciencia al alcance del público (materia, SINC, FAMElab, divúlgame, HablandoDeCiencia…), aportándole conocimiento para su toma de decisiones diaria».
Son iniciativas «inspiradoras» pero Roi asegura que queda mucho por hacer. Y para que tomen nota los que tienen en su mano hacer algo más, recuerda: «Según el INE, la inversión científica en España es del 1,33%, por debajo de Portugal o el 2% de la media europea de los 25. Por si fuese poco, además de la reducción en los PGE que venimos sufriendo en los últimos años, se suma la no ejecución o ejecución parcial de partidas presupuestarias, lo que provoca que la inversión científica (y no gasto) se reduzca todavía más».

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