¿Por qué los indies están de morros con YouTube?

Para los que no frecuentan locales de ensayo, ni estudios de grabación, sino más bien salas de conciertos y vídeos de YouTube, es difícil imaginar las vicisitudes que tiene que pasar un músico independiente para que sus ingresos superen el gasto de comprarle una cuerda nueva a la guitarra.
Se suponía que internet allanaba el camino a los grupos para difundir sus canciones de una forma más o menos low cost, pero los gigantes que controlan las principales plataformas de distribución de contenidos no dan fácilmente su brazo a torcer.
A la vista de la situación, no es de extrañar que los indies se pongan en pie de guerra y protesten contra los abusos. Ya son 900 los artistas y compañías discográficas que han suscrito la Declaración de Acuerdos Digitales Justos, impulsada por la Red Internacional Independiente (WIN, por sus siglas en inglés).
firma mucha gente
En el documento piden la revisión de las relaciones comerciales establecidas entre los pequeños sellos, las grandes discográficas y plataformas online como YouTube, iTunes y Spotify. En otras palabras, quieren que los peces gordos dejen de comerse a los pequeños. O, al menos, de vaciarles los bolsillos.
La organización, que representa los intereses de la comunidad musical independiente, sacó a la luz el manifiesto a principios de julio, después de que la empresa de Mountain View anunciara el lanzamiento de un nuevo servicio premium de música en streaming (rival directo de Spotify y Deezer) después del verano. Sony, Warner y Universal aceptaron sin reservas, pero los miembros de WIN se negaron a pasar por el aro.
Las pataletas se han sucedido desde entonces. Los activistas indies crecen en número y el 16 de julio muchos mostraron su compromiso en Twitter con el hashtag #fairdigitaldeal4artists. El CEO de WIN, Alison Wenham, dice que con semejante actitud «YouTube está avocado al fracaso».

Por su parte, la firma del buscador no quiere cambiar los términos y se mantiene al margen. O eso parece. En declaraciones al Financial Times, el director de contenidos, Robert Kyncl, afirmó que la compañía iba a bloquear ciertos vídeos para asegurarse de que las condiciones del nuevo producto comienzan a cumplirse desde ya. Si alguien no está en el servicio de pago, ¿va a desaparecer de la modalidad gratuita?  La conclusión mayoritaria para los indies fue que, si ellos no firmaban, iban a dejar de estar en cualquier versión de YouTube. Pero el supuesto bloqueo nunca llegó y las negociaciones siguen pendientes.


Todavía no hay luz al final del túnel, pero ¿qué es lo que pide la plataforma en el polémico contrato? Las páginas están repletas de un lenguaje ininteligible para todo el que no sea experto en derecho o no pueda llamar a un abogado, pero vayamos por puntos.
Los derechos de autor: ese dinero que Google (el dueño de la plataforma, como de casi todo en internet) tiene que pagar a los artistas por distribuir sus canciones. En la nueva apuesta del portal, las firmas de música independiente estadounidenses se quedarían con el 55% de los beneficios obtenidos por un videoclip, y las extranjeras con el 45%. En Spotify, por ejemplo, la cifra asciende al 70%.
El porcentaje no es muy elevado, lo que puede convertirse en la excusa perfecta para que el resto de plataformas decidan bajar los suyos.
Y entonces es cuando entran en escena los peces gordos. Si una de las grandes firmas aceptara reducir lo que cobra por derechos de autor, tú, músico independiente, también las vas a tener que bajar a su nivel después de que Google te lo comunique amablemente por email. Quieras o no.
enfurruscado
En principio uno se pregunta por qué iba a querer cualquier compañía que le paguen menos, pero se rumorea que los señores de YouTube repartieron mil millones de dólares entre algunas de las grandes firmas. Si ya tienen suficiente dinero en su bolsillo, qué más les da que entre una cifra algo menor después.
Siguiente capítulo: el «pacto de no demandar». Con este acuerdo, Google les dice a las discográficas independientes que no pueden denunciarle por ninguna infracción del copyright. Si hay algún problema, mejor asegurarse de que no le salpique.
Por último (que no es cuestión de aburrir), el «compromiso de catálogo» exige a los indies que publiquen todo su repertorio en el portal, tanto en el servicio gratuito como en el de pago. Todo.
Los independientes suponen el 5% de los sellos que tienen contrato con YouTube. Nadie sabe si el acuerdo llegará, pero si el canal finalmente censura a los grupos o estos dejan de colgar su música en la plataforma, los que seguro van a salir perdiendo serán los fans.
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Las fotografías de este artículo son propiedad, por orden de aparición, de Andrew Olanoff/Secretly Group y Joshua Smith

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