Tengo una lista de bromas de caca a las que tengo que dar salida. Algo tengo que hacer con ellas, lo siento. Y tampoco podemos cerrar los ojos durante más tiempo ante una realidad de la Sociedad de la Información que los grandes medios de comunicación no se han atrevido a abordar: en el cuarto de baño se juega. Habrá quien lea a Proust en su momento All-Bran, no digo que no, pero una parte importante de los usuarios de smartphones se ha pasado el Angry Birds sentada en la taza del váter.
Los teléfonos inteligentes tienen buena parte del mérito. Si tienes a Hamilton en la pole y tienes que dejarte la vida corriendo al aseo, lo más probable es que no te dé tiempo a coger la Yorokobu de este mes (ya a la venta; por cinco euros te la llevamos a casa). En una situación como esa, el aparato que llevas en el bolsillo te puede salvar la vida.
Angry Birds, Cut the Rope y Plantas contra Zombis están bien, pero si José Coronado llama a tu puerta y lo único que tienes a mano es el teléfono, hay un par de juegos independientes que deberías conocer. El primero de ellos es Super Hexagon, una locura abstracta parida por Terry Cavanagh con partidas que normalmente duran menos de un minuto. Perfecto para la toilette. El juego consiste en hacer girar un triángulo alrededor de un hexágono esquivando obstáculos. La dificultad roza lo humillante, pero el juego es brutalmente adictivo y en cuanto entiendes cómo funciona te hace sentir tan bien como un camión cisterna de Activia.
El segundo es Canabalt, otro título sencillo con partidas brevísimas, pero tan adictivo y satisfactorio como el de Cavanagh. En Canabalt controlamos a un tipo que hace un parkour muy extremo por las azoteas de una ciudad mientras el mundo se acaba. El juego arranca con el tipo cogiendo carrerilla en el interior de un edificio para dar su primer salto a través de una ventana. La historia de este acróbata apocalíptico está abierta a múltiples interpretaciones. Para mí, Canabalt cuenta la vida de un freelance que recuerda que tiene que ponerse a hacer facturas.
Tanto Super Hexagon como Canabalt tienen la curiosa habilidad de tenerte horas jugando partidas que pueden durar unos pocos segundos. Si te los llevas a poner un fax y te enganchas con ellos, puedes pasarte más tiempo del que debes sentado entre azulejos.
Las consolas portátiles también tienen algo que decir aquí. Ya que hablamos de partidas de pocos segundos, PSP tiene un título llamado Half Minute Hero que, como su nombre indica, se compone de niveles que duran medio minuto (en realidad duran más, pero el tiempo de partida son 30 segundos). Este videojuego manufacturado en Japón concentra y parodia en muy poco tiempo todos los tópicos narrativos y jugables de Final Fantasy y otras sagas del rol nipón. Son niveles contrarreloj rápidos e intensos en los que puedes ignorar el texto, los combates son automáticos y los personajes suben de nivel con un pestañeo. Personalmente, prefiero el rol táctico y lento de Fire Emblem o Jeanne D’Arc para cualquier etapa de mi digestión, pero sí, Half Minute Hero es una pasada de juego.
En realidad, las máquinas de bolsillo hacen que cualquier género encaje en el cuarto de baño. Prácticamente todas las franquicias grandes tienen ya una edición portátil para estos lances: The Legend of Zelda, God of War, Final Fantasy, Assassin’s Creed, Uncharted, Street Fighter… Todos están adaptados al ritmo menos reposado de las portátiles: juegas hasta que puedes, cierras la tapa de la consola, y a otra cosa. Cuando la vuelvas a encender, el juego te está esperando justo donde lo dejaste.
Wii U, la nueva consola de Nintendo, también cuenta con una ventaja en el campo de jugar en el váter: el mando con pantalla. Muchos juegos permiten apagar la tele y seguir jugando solo con el mando, siempre y cuando no te alejes mucho de la consola. Estás en medio de una partida, el perrete asoma el hocico y no quieres poner la pausa. Si tu piso no es muy grande y no tienes reparos en dejar la puerta abierta, el espectáculo puede continuar.
Si rebuscamos entre todo este humor escatológico de baja estofa, nos encontramos con que el ‘stand-by’ de las consolas de bolsillo, el ‘off-TV’ de Wii U o los videojuegos pensados para partidas rápidas, en realidad, solo se están adaptando a nuestros ritmos de vida. No hablo solo de nuestro reloj biológico. Los videojuegos están preparados para que juguemos en el metro sin preocuparnos por los transbordos, para las partidas furtivas de un padre de familia o sí, también para las visitas al Trono. Siempre habrá títulos para jugar en el sofá durante horas, pero muchos otros seguirán plegándose a nuestro ritmo de vida. Todo para que no dejemos de jugar.
Juegos de Trono: videojuegos para ir al váter
