Si te pasas por una tienda de videojuegos dentro de unos meses, te va a costar no ver la cara de mi novia Ellen Page. La actriz de Juno y Origen va a decorar los carteles, los escaparates y las estanterías de las tiendas especializadas porque trabaja en uno de los lanzamientos más gordos de 2013: Beyond: Two Souls. No solo pone voz y rasgos al personaje, actúa para el videojuego.
El juego, desarrollado por el charlatán francés David Cage y su equipo de Quantic Dream (Heavy Rain, 2010), ha utilizado una tecnología de captura de movimiento similar a la que usó James Cameron en Avatar para meter a Ellen Page dentro del juego. La actriz hace su trabajo como lo haría para cualquier rodaje, pero hay una diferencia enorme: no actúa para grabar una escena cerrada, sino que lo hace para que otra persona la controle, para ser la cara de otra persona. En este vídeo promocional del juego aparecen Page y David Cage hablando de la experiencia:
Esta técnica es una forma evolucionada de lo que Jordan Mechner hizo en 1989 con el primer Prince of Persia de Apple II. Mechner grabó unos vídeos de su hermano pegando brincos, escalando y dándose galletas contra el suelo, los utilizó como soporte para el pixelazo y los convirtió en animaciones espectaculares para su juego. Lo que aporta Beyond: Two Souls es un rostro conocido con gráficos fotorrealistas, la tecnología de movimiento potente y las tablas de la actriz para transmitir muy fuerte los sentimientos a través de la pantalla y los botones. A Cage le preocupa mucho esto de los sentimientos y dice que el videojuego está alcanzando la madurez gracias a las cosas que él hace, o algo así.
Lo cierto es que el papel de Ellen Page en el juego de Quantic Dream sube un peldaño la relación entre el gremio de actores y el videojuego. No es difícil encontrar famosos en carátulas ni nombres conocidos en el casting de voces de un juego. En realidad, adaptar taquillazos y usar el doblaje como reclamo son cosas bastante habituales en la industria del ocio electrónico. Lo que no resulta tan fácil es encontrar un juego protagonizado por una estrella del celuloide, un juego donde el actor dé vida a un personaje sin que haya de por medio una franquicia de cine.
‘Juno’ no solo va a formar parte de este selecto club, también va a protagonizar lo que será seguramente el papel más complejo de un actor de Hollywood en un juego. Siempre con permiso de Andy Serkis. El Gollum de El Señor de los Anillos es el nombre más conocido en esto de la captura de movimiento y ya tuvo un papel importante en Enslaved.
Muchos creadores se han aprovechado de la fama de los actores del cine de acción como garantía de la cantidad y la calidad de los guantazos, las explosiones, los coches dando vueltas de campana y el derroche de munición que introducen en sus juegos. Por esa razón, magos de la hostia seca como Bruce Willis, Vin Diesel, Jet Li o Chow Yun Fat han tenido su Apocalypse, su The Wheelman, su Rise to Honour y su Strangehold. El francés Jean Reno también se prestó a hacer picadillo de demonio nipón en Onimusha 3, igual que la despampanante Christina Hendricks de Mad Men se agenció un rol de ‘femme fatale’ de las carreras ilegales en Need for Speed: The Run.
La franquicia multimillonaria Call of Duty ha incorporado a sus últimas entregas un modo de juego que, básicamente, consiste en rellenar zombis con balas. Los creadores del juego han optado por usar rostros famosos para enfrentarlos a los muertos vivientes. La primera de las tandas la protagonizó una escuadra demencial compuesta por Kennedy, Nixon, McNamara y Castro. Para la segunda escogieron una sartenada de actores que conectan bien con todos los públicos posibles de lo zombi y los pasaron por un filtro de serie B: aparecían Danny Trejo (Machete), Sarah Michelle Gellar (Buffy), Robert Englund (Freddy Krueger), Michael Rooker (The Walking Dead) y, como mascletá de la carne podrida, el padre del fenómeno zombi, George Romero, convertido en Jefe Final de los no-muertos.
Si nos salimos de la gran pantalla, nos encontramos a muchos ‘rappers’ que han vendido su imagen para convertirse en figuras de la violencia callejera en juegos de lucha y de tiros muy pasados de rosca. El rapero 50 Cent tiene una franquicia propia con varios títulos que alcanza su cénit en 50 Cent: Blood on the Sand, un título donde se olvidan de rencillas triviales entre ‘gangstas’, se lían la manta a la cabeza y mandan cien kilos de rapero neoyorkino a la puñetera guerra contra los talibanes. Snoop Dogg, Xzibit, Ice-T y otras estrellas del hip-hop también tienen su juego de peleas barriobajeras, Def Jam Fight for New York, en el que también hacen aparición famosetes como Carmen Electra. El inmenso jugador de los Lakers, Shaquille O’Neal, también tuvo su momento de gloria con el delirante Shaq Fu de Super Nintendo, y ha vuelto a la carga hace poco con Shaq Down para Android e iOS.
Algunos juegos se quedan con el cameo fácil, como las apariciones de Gene Simmons, Shrek, Iron Man o Phil Margera, o la actuación estelar de Phil Collins en Grand Theft Auto: Vice City. Otros optan por el método Disney: modelar personajes con un ligero parecido al actor de doblaje, pero sin calcarlo, como pasa con Patrick Stewart y Sean Bean en The Elder Scrolls: Oblivion o con Seth Green en la saga Mass Effect.
Y cuando no hay famosos, hay semejanzas más que razonables. Naughty Dog ha tenido que cambiar el aspecto de la protagonista de su The Last of Us porque se daba un aire a Ellen Page, precisamente. Pero también dio que hablar el parecido de la protagonista de Deadly Premonition con Naomi Watts y el de Danny Trejo con uno de los protagonistas de Shank. Esas caras famosas van a hacer que recordemos el juego de otra manera. Y, qué demonios, controlar a las celebrities y ponerlas a hacer animaladas es un fetiche delicioso.