Los ochenta y los noventa fueron los aรฑos perfectos para ser un niรฑo. Todo parecรญa estar diseรฑado para ilusionar y aรบn era posible sentarse en la butaca del cine o encender el televisor y dejarse sorprender. De algรบn modo, todos los que vivimos aquella รฉpoca formamos parte de una revoluciรณn que pillรณ desprevenidos a los moralistas, la del entretenimiento de masas.
Fueron unos aรฑos en los que las Tortugas Ninja gritaban ยซde puta madreยป cuando algo les salรญa bien; Jessica Rabbit hacรญa esfuerzos por embutirse en diminutos vestidos rojos; y donde la violencia no era sรณrdida y desagradable, sino algo emocionante y en ocasiones absurdo. Sabรญamos que los escenarios de Indiana Jones eran de cartรณn piedra y que los monstruos solo eran unos tipos con caretas de lรกtex, pero todo tenรญa el encanto de los juegos de un prestidigitador; era una gran mentira, pero era tan divertida que fuimos cรณmplices e hicimos todo lo posible por no ver los hilos.Fueron unos aรฑos optimistas que miraban hacia el nuevo milenio y sus posibilidades con ilusiรณn. Estรกbamos entrando en el futuro y querรญamos saborear el momento.

Mรกs allรก del cine y los videojuegos, hubo una industria que se convirtiรณ en el fiel reflejo de esa diversiรณn por la diversiรณn tan pura e infantil, la industria juguetera. ยฟEran mejores aquellos juguetes o simplemente fueron los nuestros? ยซDurante los 80 se viviรณ en Espaรฑa la รฉpoca dorada del juguete. La industria creciรณ de manera exponencial, sobre todo en la zona de Levanteยป, explica Marcos Calvo, experto en juguetes dedicado a su venta. ยซFue una รฉpoca en la que se fabricaba en altas calidades, se cuidaban los acabados y, si un juguete era bien recibido, se fabricaba sin conocimiento. Las tiradas eran enormes; gracias a eso todavรญa se pueden encontrar juguetes sin estrenar. A finales de los 90 y principios de los 2000 la industria se trasladรณ a China. Esto abaratรณ mucho los costes de producciรณn, pero tambiรฉn influyรณ negativamente en la calidad final. Los juguetes de ahora duran una campaรฑa; se venden unas navidades y en verano ya nadie se acuerda. Los de aquella รฉpoca se fabricaban para perdurarยป.


Actualmente existe un mercado sรณlido de coleccionistas que tratan de reunir figuras de aquella รฉpoca en la mejor condiciรณn posible. Para valorar el estado de las piezas existe un sistema de gradaciรณn con letra ยซCยป (de ยซcondiciรณnยป) que va desde el C-10 (esa figura que tus padres te compraron para Navidad, nunca te dieron porque habรญas suspendido hasta el recreo y lleva dos dรฉcadas en el armario todavรญa envuelta en papel de regalo) hasta el grado C-1, que equivaldrรญa al de una figura que ha ido pasando de un hermano a otro en una familia numerosa (sin pintura, sin un brazo y cubierto de babas).
No solo nostรกlgicos de aquella รฉpoca buscan reunir estas piezas. El espรญritu que impregnรณ los juguetes de las dos รบltimas dรฉcadas del milenio influyรณ de manera decisiva en muchos artistas y algunos, como Brosmind o Manuel Donada, han tratado de recuperar, ya de adultos, aquellas figuras que alimentaron su imaginaciรณn de niรฑos. La estรฉtica de aquellos juguetes, su predilecciรณn por los personajes imposibles y la libertad creativa calรณ en una generaciรณn de artistas que hoy poseen las herramientas necesarias para plasmar los posos de su imaginario.

ยซCuando รฉramos pequeรฑos no habรญa internet e รญbamos a la tienda sin mucha informaciรณn. Cuando llegabas y veรญas aquello era una sensaciรณn increรญble. Las figuras que he comprado de adulto las mantengo cerradas porque sรฉ que ese momento de magia desaparece; asรญ conservo una cรกpsula del tiempo que guarda esas sensaciones que tenรญa de niรฑoยป, cuenta Alejandro Mingarro, hermano menor de la pareja creativa conocida como Brosmind. ยซNuestro objetivo no es completar toda una colecciรณn, sino recuperar aquellos con los que jugรกbamos de pequeรฑos. Esos que se nos rompieron, que perdimos o algunos que nunca llegaron a Espaรฑa pero veรญamos anunciados. Yo, a diferencia de mi hermano, cuando compro uno lo abro para experimentar de nuevo esa sensaciรณn. Cuando los tengo en mis manos me siento igual que cuando era niรฑoยป, explica Juan Mingarro de Brosmind.

Manuel Donada, artista espaรฑol afincado en Finlandia, tambiรฉn reconoce cรณmo aquella รฉpoca y sus juguetes influyeron en รฉl y su obra: ยซA medida que crezco entiendo mรกs y veo mรกs clara la influencia que han tenido los juguetes y los dibujos animados de la รฉpoca en la que me criรฉ. Los niรฑos de nuestra generaciรณn no se aburrieron nunca. Daban mucha mรกs rienda suelta a la imaginaciรณn, habรญa humor y la violencia era divertida. Ahora todo es mรกs obvio. Todo es tan gratuito y estรก tan dado que se pierde ese instinto de crear cosasยป.