Chorradas ingeniosas que valen una fortuna en Kickstarter

28 de octubre de 2014
28 de octubre de 2014
6 mins de lectura

¿Alguna vez has pensado aquello de ‘mierda, esto se me podría haber ocurrido a mí’, donde el ‘esto’ es algo que está dando dinero? A día de hoy parece muy difícil poner en marcha un negocio que funcione y no digamos inventar algo con lo que forrarse. Y lo es, pero a veces lo que puede parecer más chorra acaba por triunfar desvergonzadamente.
Esto no quiere decir que haya que hacer caso de cualquier conversación entre cervezas donde alguien suelta un «el otro día se me ocurrió una ideaca…» y a continuación viene una narración más o menos exhaustiva, pero habitualmente bastante intensa, del nuevo negocio perfecto intercalando frases del estilo «es imposible perder» o «solo necesitamos 1.000 tíos que compren». Mientras la cerveza va bajando, el negocio cada vez es más perfecto.
Dejando aparte geniales excepciones alcohólicas (que las habrá), de esos caldos de cultivo solo pueden salir ideas como inventar un mechero con una cápsula adosada que contenga un cigarro para cuando te quedes sin tabaco. «Siempre tendrías ese piti de reserva, que no te esperas. Y el mechero se convertiría en tu salvador, despertaría un sentimiento de gratitud sincero en el fumador», diría el inspirado, mientras algún aguafiestas –que se ha tomado solo una tónica– pondría las clásicas pegas. «Pero una vez que te acostumbres a que el piti del mechero sea el último, contarás con él como ahora cuentas con el último de la cajetilla». Son este tipo de frases las que hacen que un futuro emprendedor se desinfle y abandone (afortunadamente).
[pullquote class=»right»]Aunque no existe el dinero fácil, hay gente que se levanta decenas de miles de dólares pidiendo financiación para las cosas más tontas[/pullquote]
En la película Lock& Stock, ópera prima y de paso obra maestra de Guy Ritchie, uno de los personajes tiene una de esas ideacas para ganar dinero rápido. Para quien no la haya visto, la historia central trata de cuatro amigos que tienen que juntar mucho dinero en poco tiempo. La ideaca para reunir el parné consistía en montar una empresa fantasma que vendiera consoladores anales ultraplacenteros a domicilio.
El que habría sido el fundador de esta startup fraudulenta pensaba enviar a los que compraran el producto una carta diciendo que se habían terminado las existencias y el cliente podría recoger un cheque en el banco con el importe que había abonado. Sin embargo, muchos no recogerían el cheque porque no querrían que en su banco se enteraran de que eran homosexuales (la película es de finales de los 90; hay cosas en las que sí hemos avanzado). Al final –esto no es un spoiler gordo– acaban por intentar reunir el dinero delinquiendo sin complejos. Pues, al final, no existe el dinero fácil. Ya lo dicen los padres, cuesta mucho trabajo ganarlo.
Pero estamos en la época del crowdfunding y aunque no existe el dinero fácil, hay gente que se levanta decenas de miles de dólares pidiendo financiación para las cosas más tontas. Kickstarter es ese entrañable rincón donde de vez en cuando florecen proyectos que se te podrían haber ocurrido a ti y tú habrías obtenido decenas de miles de dólares en financiación.
 
La ensalada de los 50.000 dólares
El caso más flagrante de proyecto chorra en Kickstarter es sin duda el de Zack Danger Brown. En un día de esos en los que hay poco que hacer, este joven de Ohio y sus amigos empezaron a bromear sobre una innovadora campaña en Kickstarter. Podrían pedir 10 dólares para hacer una ensalada de patatas (un plato típico en Ohio, al parecer), explicar cuáles serían los objetivos del proyecto y cuáles los riesgos. Parecía que esto iba a quedar en una charla de tantas, pero Zack creó la campaña en Kickstarter y envió el enlace de la vista previa a sus amigos. No tenía intención de hacer pública la campaña, pero cuando al día siguiente le llegó un correo confirmándole la autenticidad de sus datos bancarios solo estaba a un clic de hacerlo y pensó aquello de ‘por qué no’.

A la gente le encantó la originalidad de la idea, la burla que hacía de Kickstarter y el buen humor del proyecto Potato Salad. Y el dinero comenzó a fluir. A medida que los usuarios aportaban fondos para financiar la ensalada de patatas, Zack –que no salía de su asombro– actualizaba la campaña con nuevos objetivos, prometiendo que si llegaba a 100 dólares probaría dos recetas diferentes; si alcanzaba los 250, la mayonesa sería natural y si obtenía 1.000 dólares, haría un streaming en directo de la preparación de la ensalada.
En el apartado de riesgos y retos del proyecto confesó que era su primera ensalada de patatas y podía no salir bien. La campaña se hizo viral, apareció en los medios y, claro, la financiación aumentó exponencialmente. Potato Salad obtuvo el respaldo de 6.911 usuarios, que pusieron 55.492 dólares. Era solo una ensalada, que nadie diga que no se le pudo ocurrir una ensalada.
 
¿Soluciones sencillas para problemas cotidianos?
Este no es el único proyecto exitoso de Kickstarter que se te podría haber ocurrido a ti. La ensalada de patata se trataba solamente de una broma (Zack ha afirmado que donará el dinero), pero hay otras campañas ridículamente sencillas o sencillamente ridículas, según se mire.
Michael Chou, ingeniero mecánico y aeroespacial, ha obtenido casi 170.000 dólares para desarrollar una cuchara que permite servir mejor el helado. El objetivo es evitar que las muñecas sufran y que la cuchara se parta. Cualquiera que haya tenido que escarbar en un helado recién salido del congelador puede dar fe de las dificultades que esta tarea entraña. El diseño de esta cuchara parece un salto evolutivo de la Humanidad en lo que se refiere a servir helados. Pero al final el asunto no deja de consistir en servir helado.

Una cuchara magníficamente diseñada para servir helados
Una cuchara magníficamente diseñada para servir helados

Siguiendo con los problemas cotidianos, la próxima campaña de Kickstarter resuelve una molestia de la que muchos nos hemos quejado, sobre todo de niños. ¿Quién no se ha hartado de atarse los cordones? Y a pesar de todo a nadie hasta ahora se le ocurrió esto… o sí. Una pareja, cansada del trajín que conllevaba la combinación de hijos pequeños + cordones, ha inventado unos imanes para cerrar las zapatillas. Llevan más de un cuarto de millón de dólares reunidos. ¿Cuántos niños habrán pensado que había que inventar algo para no tener que atarse los cordones? Pues así de simple.
La verdad es que son molones estos imanes para zapatillas

Pero los orígenes de Kickstarter son los proyectos con buena dosis de tecnología, así que hablemos de ordenadores. Hoy en día, cuando todo el mundo tiene portátiles que vienen con webcam integrada, no faltan las advertencias que aconsejan tapar la webcam, por si acaso. No vaya a ser que algún virus se meta en el ordenador y nos puedan grabar en nuestra intimidad informática. Para tapar este ojo indiscreto, posible diminuto Gran Hermano (el de Orwell, no el de Telecinco), el común de los mortales suele apañarse con un trozo de post-it, cualquier pegatina o un papelito fijado con celo. Un tipo de Chicago lo pensó un poco más. Haciendo algo bonito ha conseguido recaudar más de 65.000 dólares cuando solo pedía 500 para desarrollar el producto. Se trata de un imán con una estética elegante, que se coloca justo sobre la cámara.
Lo bonito siempre vende y este imán es más bonito que un post-it
Lo bonito siempre vende y este imán es más bonito que un post-it

Hace un par de años surgió en Kickstarter una iniciativa llamada Ostrich Pillow, que venía a ser básicamente una pedazo de almohada-casco diseñada para que la gente pudiera descansar lo más cómodamente posible en cualquier mesa. Su creador sacó casi 200.000 dólares y ha vuelto a la carga con OstrichPillow Mini, que ha pasado de los 80.000 dólares. Se trata de una evolución revolucionaria de la primera pillow y consiste en un brazalete acolchado. Punto. Con él cualquiera se puede echar una siesta al estilo de un adolescente en el instituto.
¿Alguna vez has echado una cabezada así?
¿Alguna vez has echado una cabezada así?

Y entre las ideas estelares que surcan Kickstarter en busca de financiación hay cosas tan sencillas como una caja, de madera, para guardar dados. Los creadores de este proyecto pedían 500 dólares y ya rondan los 30.000. Su ideaca ha sido una cajita de madera que puede ser decorada al gusto con filigranas de metal. Podrá parecer una tontada, pero muchos jugadores de rol están dispuestos a pagar por una cosa así, sobre todo teniendo en cuenta que caben hasta 96 dados.
Aquí caben 96 dados, no importa lo variados que sean
Aquí caben 96 dados, no importa lo variados que sean

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