El potencial que encierran las apps para las marcas es, en mayor medida, potencial. La perogrullada responde a lo poco que éstas han explotado ese canal de comunicación hasta el momento. El camino que ha tomado Coca-Cola para hacerlo apela a sus valores. Lógico. Sin embargo, han dejado trabajar a la compañía que se ha hecho cargo de la app como si fueran un ente independiente a la marca. ¿Se puede otorgar esa independencia cuando de lo que hablan es de una marca de billones de euros? Parece que sí.
Coca-Cola España ha lanzado un proyecto piloto a nivel mundial que tiene a Smileworld, una aplicación desarrollada por Gigigo, como eje central. «Coca-Cola nos dio que hiciésemos una app y la explotásemos como si fuera nuestra. Ellos se encargarían de sacarle rendimiento en beneficio de la marca».
Quien lo explica es Sergio Llorens, director general de Gigigo, que estuvo ayer presentando su visión acerca del papel que juegan las marcas como impulsoras de app en la edición de abril de The App Date. «El objetivo está en conseguir un mayor engagement con la marca, hacer que los usuarios participen y que la app se convierta en un canal promocional más».
Smileworld es una app que intenta asemejarse a Instagram en lo social. De hecho, su interfaz recuerda mucho a la millonaria app fotográfica aunque adopta muy bien el universo de felicidad que vende la marca de refrescos. «La cámara de fotos es el 3º elemento que más utilizamos en un móvil. Hemos vinculado la fotografía y los valores de Coca-Cola para que los usuarios compartan sus momentos de felicidad», explicó Llorens.
La app, sin embargo, falla irremisiblemente en lo que más destaca su espejo Instagram. Los filtros son limitados y estéticamente discutibles. Compensan esa carencia técnica con otros alicientes. «Hemos utilizado técnicas de gamification, es decir, hemos incentivado a los usuarios con premios, entradas para eventos etc.», señaló el director general de Gigigo.