La Mierda Buena del dรญa: Hay que asesinar a Wilson

Crecer es un acto continuo de fe, un gesto de esperanza de que todo irรก bien, de que se llegarรก a final de mes, de que se ahorrarรก lo suficiente como para no tener que pedir dinero con la cabeza gacha, de que se gastarรก el tiempo con la persona amada o de que todo ese gasto de tiempo merecerรก la pena para paliar la soledad, la รบnica enfermedad que tarde o temprano afectarรก a todos.

Naufragar tambiรฉn es un acto de fe. Solo se puede esperar a que alguien se deje caer cerca del atolรณn en el que se encuentre cada uno y asรญ poder reclamar su atenciรณn. Mientras tanto, tan solo se puede matar el tiempo construyendo un Wilson con algรบn artilugio que haya dejado por ahรญ alguna multinacional. Todo ello para alimentar el humano deseo de sentirse amado. Pero a Wilson lo construimos nosotros, su validaciรณn y respeto no son humanos, son artificios que se van con la marea, si no, que se lo digan a Chuck Noland. 

Da la sensaciรณn de que cada vez es mรกs frecuente ver Wilsons. Aparecen como enormes manojos de constructos que se enmaraรฑan para hacer creer que son los รบnicos acompaรฑantes posibles en ese destierro insular. Crecen cada vez que se tacha de loco a todo aquel que propone cambiar la realidad, lo hacen al comprar en el supermercado o al no saber ni cรณmo se llama tu vecino. Esta masa de creencias y de herencias de un pasado oscuro y un futuro incierto tan solo mantiene la idea de que sin รฉl no hay alternativa.De hecho, esta maldita maraรฑa hace pensar que el habitante de la isla mรกs cercana es un autรฉntico enemigo frente a su cรกlida compaรฑรญa. 

Llegado a este punto, hay que ponerse serio. A Wilson hay que matarlo, y va a empezar a hacerlo el que escribe esta misiva desde su isla particular. ยฟTal vez sea un poco desmedido? Puede ser, pero es la รบnica forma de romper con esta relaciรณn tan tรณxica. 

Para practicar el wilsoncidio toca empezar a construir puentes, drenar ocรฉanos y constituirse como archipiรฉlagos. No hay otra opciรณn, no hay tiempo que perder. Mientras que se chapurrea en las solitarias playas, se pierde la posibilidad de asesinar a la soledad y al aislamiento. ยฟAcaso la sociedad que ha surgido de la individualizaciรณn de la humanidad plantea un futuro, no mejor, sino posible? No, pero hay que evitar el catastrofismo. Asรญ que es hora de concretar. 

Para asestarle la puรฑalada mortal a la dichosa pelota basta con aprenderse el nombre del vecino, su plato favorito, a quรฉ se dedica, felicitarle por su cumpleaรฑos, procurar que estรฉ bien y que tenga salud. No solo eso, hay que ser beligerante en que el paisano tenga las mismas capacidades de prosperar independientemente de lo lejos que estรฉ su isla. 

De actos de fe vive el hombre, matar a Wilson es posible, hay vida mรกs allรก de รฉl. De hecho, es la รบnica forma de vivir una vida digna. Estรก en la mano de cada uno que el vecino le confรญe las llaves de su casa. Esto solo pasa por juntar soledades, por entender al otro como compaรฑรญa y no como competencia. Porque nadie se salva de estar a la deriva, y al final todo es un acto de fe. 

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#142 Primavera / spring in the city

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Patrick Thomas

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