Niños, hoy tenemos reflexión en torno a un texto. Yorokobu es una revista que gira en torno a múltiples temas de inspiración y, efectivamente, las declaraciones de José de la Cavada, responsable de relaciones laborales de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, son tremendamente inspiradoras. «El Estatuto de los Trabajadores se hizo pensando que los viajes se hacen en diligencia, pues se dan cuatro días para un permiso por defunción que, evidentemente con los vehículos que hay ahora, se trata de horas de desplazamiento, o a veces de una hora».
Queridos lectores, llevamos más de cuatro años juntos. Eso significa que os conozco como si os hubiera parido. Sé, por lo tanto, que sois los típicos que estáis deseando que se muera vuestro padre para escaquearos del curro. Eso se va a acabar, gandules. ¿Cuánto necesita un trabajador decente, con ganas de impulsar a su empresa y a España, para ir a escupir en el cadáver de su suegro? Evidentemente, mucho menos de cuatro días. Uno. O uno y medio si quiere mear sobre la tierra que cubre su tumba.
Si por algo hemos desplegado una red de trenes de alta velocidad que es la envidia de países de muertos de hambre como Gran Bretaña, Alemania o Estados Unidos, es para que podáis ejercer estos tramites funerarios con la mayor de las diligencias. Observad, nuestros trenes van tan rápido que es perfectamente factible llegar al velatorio con tiempo suficiente para despedirte de tu ser querido justo antes del triste momento en el que su mirada se apaga para siempre.
La aportación de soluciones efectivas no queda ahí. Se ha desarrollado un plan integral de medidas que mejoren la relación con este tipo de luctuosos aconteceres. Se denomina Plan Integral de Gestión de Fiambres. Tras muchas sesiones de trabajo a cargo de un comité de expertos, se desarrolló la medida estrella, a la que hemos bautizado como Muerte por Preaviso.
La intención es la de optimizar la fecha de la defunción para evitar así molestias a los compañeros por los evidentes cambios de turno que se generan con una partida precipitada hacia un funeral; molestias al presidente del consejo de administración, cuyo recorrido de golf no tiene por qué verse perjudicado por la muerte de un pobre e interferencias al lógico ritmo productivo de la empresa que, no olvidemos, es lo primero ya que nos da de comer.
Los decesos tendrán lugar en fin de semana o puente y habrán de ser anunciados con quince días de antelación. La empresa, por supuesto, se reservaría el derecho de posponerlos o adelantarlos con el fin de optimizar la producción. Cualquier otra cosa provocaría el rechazo de las grandes empresas extranjeras a apostar por el mercado laboral español.
En este paquete de medidas, hay también mucho de empatía. Queremos evitar que hagáis el ridículo. En vuestro puesto de trabajo apreciamos vuestro esfuerzo diario -sobre todo por lo que cobráis, pringaos-. Salid por ahí a lloriquear en público o a hacer el payaso con las coronitas de flores esas tan horribles solo os aportará más tristeza y tendencias depresivas. Y solo faltaba que os tuvierais que pedir una baja por depresión, que ya nos conocemos.
Uno de los objetivos a conseguir con la implantación de este plan integral es el de gestionar las defunciones por desidia. Algunos de vuestros padres y abuelos son tan gandules que se dejan morir por amor, por añoranza de un ser querido y todas esas mierdas románticas que carecen de rentabilidad alguna. Vale. Dado que eso supone un gran ahorro sanitario -viejo que está muerto es viejo que no está enfermo-, vamos a permitirlo. Pero, como todo, necesita una regulación que evite el libertinaje.
Los días establecidos para la recogida de viejos que se dejan morir en casa será los lunes, miércoles y viernes. En países de nuestro entorno, la recogida de basura no se realiza a diario. En dichos lugares, queda sobradamente demostrado que esa frecuencia es suficiente y, sobre todo, rentable a largo plazo. Además, cualquiera que sepa algo de esto, se dará cuenta de que un fiambre que muere un lunes no apesta hasta el miércoles salvo que sea andaluz y estemos en agosto. Se estudiará el refuerzo del servicio en época estival.
Por último, el Plan Integral de Gestión de Fiambres crea una nueva figura: la de la Secretaría General de Reinserción Laboral Postmortem. Se trata de un cargo que se ha asignado mediante oposición y que, por estas casualidades de la vida, ostentará mi cuñada Natalia, que es muy maja y hace un pastel de chocolate de rechupete.
El comité de expertos que ha elaborado el plan está, por supuesto, al cabo de la calle y no carece, además, de capacidad de previsión. Como, repito, ya nos conocemos y seguro que sentís la tentación de salir a la calle a protestar y a molestar a los turistas, estáis en vuestro derecho. Igual que los poderes están en el suyo de comprar más porras y escudos. La iniciativa ha previsto que un número aún indeterminado de difuntos puedan ser requeridos para reforzar las unidades encargadas de mantener el orden social.
Será un trabajo no remunerado que, en cualquier caso, se incorporará al historial laboral del seleccionado para «hacer currículum». Además, existe un doble beneficio ya que los seres queridos de dicho difunto, al que podemos llamar también zombi, podrán disfrutar otra vez de su presencia y calor (bueno, calor no) humano. En este particular caso, el permiso por defunción sería innecesario y quedaría, por lo tanto, abolido.
Contamos con que la sociedad, consciente en todo momento de la complicada tesitura económica que atraviesa todo el país -menos algunos con los que casualmente hemos quedado para jugar al golf-, sea capaz de apreciar el hercúleo esfuerzo que hemos hecho para sacar este plan adelante. No es, por lo tanto, momento para protestar y quejarse sino para empujar, para remar, para soplar en la misma dirección: la de la recuperación económica de los españoles (de bien).
Para que no tengáis duda de la buena voluntad del comité, hemos elaborado una lista de canciones que os ofrecemos de manera gratuita.