Las gafas de sol intercambiables de Uniqbrow

La industria de las gafas de sol opera bajo unas premisas muy sencillas. Si quieres unas lentes de color rojo, te compras unas de ese color. Si las quieres azules toca comprarte otras gafas. ¿Pero qué pasaría si pudieras intercambiar el color de la montura sin tener que comprarte cristales nuevos? Esto es lo que plantean los creadores de Uniqbrow, un proyecto independiente, con sede en Barcelona, que ha creado un sistema con el que puedes lucir monturas de 7 colores distintos y 3 diseños diferentes sin necesidad de comprar otros cristales nuevos.
“Estábamos un poco hartos de tener que pagar tanto por gafas de sol de calidad así que hemos decidido hacer algo al respecto. Vemos a la gente expresándose con ropa distinta cada día pero sus gafas se mantienen prácticamente iguales”, explica Cristina Brossa Vidal, cofundadora del proyecto junto con Mireia Subiarana y Andrew Swiler.
Para conseguirlo, han desarrollado un material flexible que permite extraer y reinsertar los cristales en las distintas monturas. “Los cristales funcionan en los 3 diseños que ofrecemos, cada uno disponible en 7 colores distintos, aunque la intención es ampliar esa gama a 12”, añade Swiler. El precio de las gafas será de 120 euros y cada montura adicional costará 75 euros.

Como primer paso en la difusión del proyecto, los cabezas pensantes de Uniqbrow han recurrido al crowdfunding para dar un impulso al proyecto con una campaña en indiegogo. “Con ese dinero queremos convertir el prototipo en una realidad. También hemos llegado a un acuerdo con algunos grupos de música como Cuchillo para que lleven nuestras gafas en el festival de South by Southwest y en otros conciertos”.
En principio, la mayor parte de la venta será online. “La web será nuestro punto de partida. Quizá resulte raro comprar algo tan tangible como las gafas de esta forma pero pensamos que es un fenómeno inevitable”, explica Subirana.

Made in Barcelona
A la hora de producir las gafas, los fundadores de Uniqbrow lo han tenido muy claro. “Lo vamos a hacer todo en Barcelona y alrededores. Nos permite tener el control absoluto del proceso ya que podemos estar a pie de fábrica en cualquier momento. Estamos además muy orgullosos de traer trabajo aquí en un momento en el que falta. Luego hay un factor que influye muchísimo. Antes de la crisis las fábricas no te cogían el teléfono si no tenías un pedido que no estuivera por debajo de 3 toneladas. Ahora están mucho más dispuestas a escucharte y apostar por cosas nuevas”.
Pero uno de los retos que más ilusiona a los tres es la posibilidad de plantar cara a una industria de las gafas monopolizada por unos pocos gigantes. “Las grandes corporaciones marcan todas las pautas y los precios. Queremos ofrecer algo nuevo y con suerte ayudar a bajar los precios”, concluye Swiler.