Para muchos el verano es la mejor estación del año. Para otros como Jim Niehues, es una época de transición hasta la llegada del frío, una época a la que le debe la mayor parte de su trabajo.
Niehues se conoce como la palma de su mano más de 190 estaciones de esquí de medio mundo, con la suerte, además, de haber probado un 15% de esas pistas. Él las ha pintado en un sueño que va de las montañas al lienzo o mejor dicho, al mapa.
«Comencé a pintar estaciones antes de empezar a esquiar. Una vez me calcé los esquís, comprendí mejor cómo visualizar las montañas. Los colores de los árboles y las sombras son muy diferentes desde el cielo, así que era muy importante para mí tener esta experiencia», cuenta el artista.
Niehues ha sido autodidacta. Aprendió acuarela de su mentor Bill Brown y su predecesor Hal Sheldon. Ellos fueron los que han marcado sus influencias y su camino.
Creció en Colorado a pocos kilómetros del río que da nombre al estado. Y aunque tuvo una infancia marcada por una enfermedad, los tres meses que pasó en cama los aprovechó para aprender a pintar con los óleos que le regaló su madre y los paisajes que copiaba de revistas.
Durante el colegio comenzó a trabajar en una pequeña agencia de publicidad. Allí aprendió algo de diseño gráfico y técnicas de impresión. «En aquel tiempo fue cuando tuve mi primer encargo para pintar un mapa. Aquello me enganchó», recuerda.
Tras cuatro años de servicio militar continuó su carrera en una imprenta y siete años después lo dejó para trabajar por libre, pero poco más tarde volvió al mundo de las agencias dándose cuenta nuevamente de que aquel no era su camino.
«Solo cuando conocí a Bill Brown supe qué quería hacer. Quise trabajar como su ayudante, pero él quería hacer vídeo, así que me animó a que yo continuase. Aunque tenía 40 años, empecé una nueva carrera que además me gustaba», añade con una sonrisa.
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Para la elaboración de cada mapa, primero hace un recorrido aéreo de la zona sacando fotografías para entender el terreno y los enclaves importantes. «Las imágenes las tomo a diferentes alturas para ser consciente de la perspectiva. Luego dibujo un boceto con todos los detalles. Si el cliente está contento, lo transfiero al lienzo donde añado los colores», explica.
Para los mapas utiliza diferentes técnicas. Comienza con acrílico en aerógrafo y sigue con gouach y acuarelas para los detalles. Después de todo su proceso, un diseñador añade los datos técnicos.
Es curioso que después de haber estado en Nueva Zelanda, Australia, Chile, Suiza… haciendo mapas de estaciones, el viaje más exótico que recuerda sea a Tortuga, una isla remota en Fiji.
Niehues ya ha anunciado que se jubila. Ahora viajará en caravana con su esposa descubriendo nuevos paisajes que pintar, solo por diversión. Pero si hay algún proyecto interesante ahí fuera, no dirá que no. Después de todo, su trabajo es su pasión. Sea verano o invierno.
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