El pasado tiene algunas ventajas evidentes. La primera es que ya ha pasado, con todas las consecuencias que acarrea: se puede repasar, ver lo ridículos que éramos e intentar evitar dicho comportamiento en el futuro. Además, no se puede borrar, salvo que usted posea un cargo de alta responsabilidad política y sea capaz de decidir qué engrosa los capítulos de los libros de historia. Pero, ¿qué ocurriría si se pudiese borrar de un plumazo el rastro de todo aquel que se encuentra bajo tierra?
Cuando, en Regreso al Futuro, Marty McFly cambiaba el pasado, su futura existencia se veía amenazada por el cambio en la línea temporal. Si no saben de lo que hablo, abandonen este post inmediatamente.
El caso que nos ocupa es el inverso. Jean-Marie Delbes y Hatim El Hihi han creado I see dead people, un miniblog en el que han eliminado de las portadas de algunos míticos discos a las personas que han fallecido.
El resultado, más allá de lo curioso del experimento, se erige como una triste alegoría acerca del vacío que dejan las personas en el escenario que han habitado. A John Lennon hay que agradecerle muchas cosas, pero no que nos dejara solos con Yoko Ono. Desagradecido.
