Las virtudes de diseñar en el carril lento

24 de mayo de 2012
24 de mayo de 2012
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Es probable que muchos de los que deciden crear un estudio de diseño empiecen soñando con grandes reconocimientos. Con tener un estudio con muchos empleados, hacer mucho dinero, diseñar logos icónicos, ganar muchos LAUS y dar ponencias en todo el mundo. Pero también existe otro tipo de diseñador. El que huye de la competitividad de la gran ciudad. El que busca mantener una pequeña estructura sin grandes lujos. El que persigue solo hacer lo que más le gusta. Enserio, un pequeño estudio de Banyoles (Girona), vive felizmente en la segunda categoría.

Para su cofundador, Miquel Amela, irse del pueblo fue algo que simplemente no se le pasó por la cabeza. Vivir bien para él pasa por no acumular bagaje. “Somos un estudio pequeño con intención de ser pequeños”.

A riesgo de sobreutilizar la palabra slow, su trabajo, que realiza junto con Ferran Rodríguez, es un fiel reflejo de esta filosofía. “Somos personas a quienes le gusta pasar horas con los trabajos. Hacer cosas manuales. Series limitadas. Producciones pequeñas. Sobre todo nos centramos mucho en el tema cultural. Intentamos no tocar el tema comercial y cuando lo tocamos intentamos que tenga un componente social”, explica Amela.

“Un 40% de los proyectos que desarrollamos es ‘por amor al arte’. Lo hacemos por puro gusto. Nos parece fundamental. Trabajamos muchas veces para entidades sin ánimo de lucro y raras veces hay presupuesto para cubrirlo todo. Por ejemplo, ahora mismo hemos terminado un pequeño proyecto para una entidad que se dedica a utilizar el teatro como herramienta de intervención psicológica y nos hemos gastado todo el presupuesto en la producción del elemento en cuestión, quedándonos sin un duro para nosotros. Esto es una cosa habitual en nuestra manera de ser y hacer. Preferimos destinar el dinero a la producción porque lo que nos interesa es el resultado final”.

Esto se consigue, según Amela, llevando una vida sin grandes lujos. “Somos muy sencillos. No necesitamos crecer porque no necesitamos más. Esto nos deja continuar un poco en la línea que queremos. Compartimos coche, gallinas, huerto… Vamos en bici. Gastamos muy poco. Es un gran alivio trabajar sin ataduras”.

Esta austeridad y sencillez se transmite en sus trabajos:

Festival de Jazz de Girona

“Llevamos 4 o 5 años haciendo la imagen del festival. Siempre tocamos conceptos de Jazz. Hemos tratado el tema de la improvisación. Este año queríamos hacer algo muy vinculado al nacimiento de esta música: el vinilo. Estos carteles juegan con este formato. Con la doble cara. La rotación. El color. La tipografía de esa época y, por supuesto, el agujero central. No adornamos demasiado porque lo que nos interesa es el concepto puro. La idea”.

Cantamanyanes

“Unos amigos hicieron una pequeña producción de vino en Tivissa. Es una serie limitada de 600 botellas submergidas en pintura. Ninguna es igual. Lo bueno de hacerlas a mano es que ninguna te sale igual”.

Lambert Escaler

“Son unos flyers y la imagen de una exposición sobre Lambert Escalar, un referente del modernismo catalán. Las cajas de texto imitan las formas curvadas de esta rama artística».

 

Todos Somos Niños

“Esta es una edición limitada para el grupo de música Caiko. Lo confeccionamos con ellos agujereando todo el envoltorio”.

L’imaginari de Carla

“Carla es una chica que se dedica a contar cuentos con bases clásicas pero con ingredientes nuevos para abrirlos a otros públicos. La hicimos unas tarjetas en una imprenta que aún guarda esas maquinas antiguas. Utilizamos frases míticas de los cuentos”.

Festival (a)phònica:

«La idea fue muy sencilla. Utilizar pastillas juanola para hacer retratos de los músicos y artistas que tocaron en el festival. Pensamos que era un buen vínculo por la relación que tienen estas pastillas con la voz. Gente como el cantante de Standstill o Najwa Nimri».

Carnaval de Banyoles:

«Cuando pensamos solemos jugar a ping pong y soltar chorradas que para nosotros es la mejor forma de llegar a buenas ideas. A veces salen soluciones a proyectos inexistentes que en aquel momento no tenemos. Este fue el caso con este trabajo para el Carnaval de Banyoles. Una idea simple. Disfrazar la V de B de Banyoles obteniendo un cartel con una falta de ortografía muy heavy. Decidimos regalar la propuesta al Ayuntamiento para que no tuvieran gastos ese año pero no lo aceptaron».

 

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