El aburrimiento es positivo. Tiene el problema intrínseco de sus misma esencia, sí, es aburrido, pero pone la mente a funcionar y es el primer empujón de otras cosas interesantes. Fue eso, el aburrimiento, lo que llevó a Scott Shuffitt y Will Russell a organizar una fiesta de celebración de su película favorita, El Gran Lebowski. La cosa no tardó mucho en crecer más que la indolencia de The Dude (El Nota).
Tirar por el camino fácil, es decir, hacerse fan de películas con soldados imperiales, klingons, magos gafotas o rockers pasados de gomina es un hobby como otro cualquiera. Está muy bien, pero no tiene el mérito de convertir en icono a un tipo que se indigna por una meada en la alfombra de su salón.
Shuffitt y Russell pasaban las horas muertas en un congreso de tatuajes en Louisville, Netucky, recordando líneas del guión de la película de los hermanos Coen. «Vimos que se nos iba uniendo más gente y que, aunque repitiésemos las líneas 200 veces, nos seguíamos partiendo de risa», cuenta Shuffit. «no nos tomó demasiado tiempo darnos cuenta de que había una comunidad que compartía un sentimiento común y que podía ser una buena idea crear un festival alrededor de una película tan alucinante».
El número grande del calendario era el 2002. The Founding Dudes, como se hacen llamar Shuffit y Russell, alquilaron una bolera, imprimieron unos flyers y convocaron a todos los fans de la película. El Lebowski Fest estaba en pie. «Tras el primer festival supimos que queríamos continuar haciendo esto. Así que llamamos al genial Bill Green para que se ocupase de toda la parte gráfica», explica el fundador del evento.
Lebowski Fest es ahora un festival itinerante que llena los espacios que sirven de sede con impersonators de El Nota, Jesús Quintana y con un nihilista o dos. Su programa consta de dos días que incluyen, conciertos, el visionado de la película, y bolos, muchos bolos.¿La bebida oficial? Por supuesto, el Ruso Blanco.
El festival no cuenta con ninguna adscripción oficial a la película que le sirve de inspiración. Los Coen mantienen una prudente distancia del «monstruo» que crearon. Sin embargo, algunos miembros del reparto sí que se han dejado caer por alguna de las ediciones del festival. «El evento cuenta con la bendición del mismísimo Nota, Jeff Bridges, que pasó por el festival en una de sus ediciones en Los Ángeles e incluso cantó algunas canciones», señala Shuffitt.
Si son de la cuerda del Nota ya saben, pongan a los Gipsy Kings a toda leche y saquen brillo a sus bolas con la lengua. A las de los bolos.