Mattias Lindstöm escucha música mientras dibuja. «Creo que puedo hablar con mucha gente», dice, «es más fácil concentrarse, relajarse y, al mismo tiempo, trabajar escuchando música. Es como poner modo autopiloto».
Y tanto se concentra que, al final, son los músicos quienes se acaban colando en su trabajo. Así han nacido estos retratos de quienes suenan en los cascos de este ilustrador sueco afincado en Barcelona. Dibujarlos en su Wacom Cintiq, cuenta, «es como pintar con luz y especialmente con un fondo negro».
Con ellos forma su particular y divertida playlist surrealista, con ese toque de grafiti que «ha formado mi manera de crear una imagen tanto como la Escuela de Arte».
