Disculparse de rodillas arrancando la hierba a puñados, desgarrarse la voz reclamando a tu amada, inundar tu cama con lágrimas… ha pasado de moda, especialmente en el cine. Aquellos grandilocuentes y desatados gestos se han perdido en lo más recóndito de nuestra memoria fílmica y ahora nos preguntamos ¿dónde quedó el melodrama? Menos mal que el proyecto cinematográfico Besomelo reivindica mediante el reenactment este género de los 50 y de paso recupera los que según su creadora, María Rogel, son «los momentos más álgidos del cine».
«Besomelo surgió de la cinefilia, surgió cuando me di cuenta en conversaciones de que algunos amigos y amigas no habían visto películas que para mí eran supermíticas», cuenta María. Esa necesidad de encontrarle un hueco al melodrama en nuestro presente provocó el experimento: ¿Qué pasaría si gente de hoy en día repitiese esa clase de gestos intensos tan característicos de este cine?
Ahora Besomelo es un proyecto con dos líneas de acción. La primera, los reenactments colectivos que se nutren de convocatorias abiertas y que se editan como cortometrajes. La segunda, las representaciones melodramáticas en vivo, a veces delante de un público que no sabe lo que se va a encontrar. En el proyecto ya han participado más de 150 personas que junto a los espectadores han podido revivir esos gestos que en cierta medida ya no nos pertenecen».
¿Pero por qué no nos pertenecen?, pregunto. ¿Somos nosotros menos melodramáticos y demandamos películas más acordes con nuestra realidad emocional o seguimos siendo melodramáticos y es el cine el que se ha hecho más sobrio? «Es un poco de las dos. Antes el cine reflejaba más cómo era la gente y ahora menos. […] El melodrama en la vida es atemporal solo que ahora, en el cine, está mucho más disperso. Antes el género estaba muy definido.
«Además el melodrama está desprestigiado, se ha quedado un poco apartado. Ahora hay una falta de sentimentalismo en la cultura y en la vida. El gesto ha evolucionado pero yo pienso que el sentimiento interior es el mismo».
A mí, como buen urbanita insensible, alguno de los cortos me ha aflojado la risa, en parte por la repetición y en parte por ponerme en la piel de los participantes que tratan de vencer la contención y fluir con semejantes gestos y sentimientos tremebundos.
Si bien María también se ha reído en alguno, sobre todo porque conoce a los valientes participantes, para ella lo importante de la reiteración es la diversidad que aporta al gesto. «Es como una democratización de un gesto mítico. […] El gesto no es repetible nunca porque todo el mundo lo interpreta según su personalidad, su carácter y sus emociones; sin embargo, la reiteración hace ese mismo gesto más complejo y lo llena de matices. Para mí, uno de los éxitos de este proyecto es arrancarle esa clase de gesto a una persona que no ha actuado en su vida».
«Lo importante es recuperar la memoria de estas pelis y el gesto actúa como un anclaje perfecto. Por un lado, si participas, puede que quieras ver luego las pelis y si ves la peli casualmente, a través del gesto, identificarás ese momento clave», comenta María.
Para participar en las convocatorias abiertas (ahora hay dos) podéis visitar el FB del proyecto. El 19 de Marzo se proyectarán varios cortos en La Cineteca de El Matadero.
«No seas melodramático es lo que dicen siempre. Pero ¿y por qué no?»