Toda acción tiene su reacción. Y los píxeles también tienen la suya. La digitalización del mundo ha provocado un movimiento cada vez más extendido: los makers (personas interesadas en inventar y crear objetos que ellas mismas producen).
Hace siete años la revista Make Magazine organizó en San Mateo (California, EE UU) un evento, llamado Maker Faire, para promocionar la cultura maker. El evento ha ido creciendo durante este tiempo y se ha replicado, con la marca Mini Maker Faire, en Chicago, Las Vegas, Houston, Singapur, Hong Kong, Seúl, Santiago de Chile, Dublín y Brighton.
El próximo 29 de junio llega a Barcelona, y los días 13 y 14 de julio se celebrará en Bilbao. La primera edición de esta “feria de inventores y creadores del mundo” en nuestro país, que se dará a conocer con el lema No puedo parar de crear, reunirá a artesanos, ingenieros, músicos, científicos, técnicos y otros perfiles para mostrar sus inventos.
En la actualidad, y hasta el 20 de mayo, está abierta la convocatoria para inscribirse, de forma gratuita, en Mini Maker Faire Barcelona. Las personas elegidas acudirán ese día a crear, fabricar, confeccionar, reciclar y construir sus propios artículos, y poder inspirarse viendo lo que hacen otros.
“Este movimiento es una forma de volver a las manualidades. Queremos promover que cada individuo haga sus cosas y use sus propios recursos para construir. Es una reacción ante la digitalización masiva de la industria, el arte y todo en general. Las personas necesitan recuperar el contacto con su realidad”, explica Cecilia Tham, coorganizadora del evento. “La idea de reunir a makers se basa en compartir lo que hacen. Es muy motivador ver que alguien como tú pueda hacer cosas muy bonitas. Es un movimiento de inspiración”.
La pretensión de compartir está en las raíces filosóficas de la cultura maker. Detrás de la robótica, la electrónica, la carpintería, la impresión 3D, y todas las artes y artesanías tradicionales y de nuevo cuño, reside el propósito de aprender con otros. “La mentalidad del maker está orientada a compartir y colaborar. Esta cultura ha nacido en espacios de coworking, hacker spaces y talleres en garajes de casas. Está ligada al crowdfounding y la economía colaborativa. Y es también una forma de educación más horizontal, más P2P. Ha supuesto una evolución del Do It Yourself (Hazlo tú mismo) al Do It With Others (Hazlo con otros)”, indica Tham.
La coorganizadora de Mini Maker Faire Barcelona asegura que “este movimiento es cada vez más potente”. En EE UU está muy arraigado y ahora se extiende, a gran velocidad, por el resto del mundo. “Hoy en día tenemos un acceso increíble a la tecnología (ya puedes tener una impresora 3D en tu casa por 300€) y, a la vez, hay mucha información al alcance (tutoriales en internet). Esto facilita que cualquier persona pueda ser un maker”.
Tham enfrenta la educación de los últimos años a la que plantea la cultura maker. “En la sociedad en masa no te enseñan a pensar por ti mismo. Te acostumbran a llamar a un especialista para que te resuelva todas tus cosas en vez de que lo hagas tú. La cultura maker propone que aprendamos a resolver nosotros mismos los retos que se nos plantean”.
El Mini Maker Faire está dirigido a los ciudadanos. “La fuerza de este festival reside en que es de particulares para particulares. No hay ni empresas ni instituciones”, indica la estadounidense. “Ves a gente corriente hacer grandes cosas y eso te motiva para que las hagas tú también”.
Foto cedida por David Cuartielles para el artículo Cómo hacer de la tecnología atractiva en el colegio.