De la argamasa de la tipografía y la arquitectura surge esta colección de dígitos. Javier Montañés, su autor, los llama «números romanos» y los diseñó para la revista de febrero de Yorokobu. El director de arte tomó los elementos y la metodología de la arquitectura clásica y con ellos hizo de las astas, columnas jónicas; de los hombros, arcos de medio punto; y de los brazos, frisos.
Montañés quería también que estos dígitos «funcionasen entre sí como módulos para jugar con ellos y hacer pequeñas construcciones». Y, simbólicamente, hasta son capaces de construir el mundo. «Así como las matemáticas tienen como objetivo descubrir el universo, los números son como ladrillos que forman ese universo».