En estos tours a museos no se profundiza en la técnica utilizada en una determinada pintura o en la escuela a la que pertenecen. «No son visitas sofisticadas. Preferimos tratar temas como: “Las 10 cosas más cool que encontré en este museo” o “7 piezas que robaría”».
Nick Gray es el fundador de MuseumHack, promotora de estas visitas ‘alternativas’ al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
«No nos centramos en las piezas más famosas, las que conoce todo el mundo, sino en aquellas que tienen detrás historias interesantes». En sus recorridos, dice, sigue la regla de las 3 G: «Guide, Games and Gossip».
«En cuanto a los guías, se trata de un equipo multidisciplinar. Entre ellos hay científicos, músicos, actores, profesores, artistas… Pensamos que primero hay que entretener y divertir a la gente para que puedan aprender en sus visitas y quieran volver».
Nick no entiende por qué, en muchas ocasiones, cuando alguien visita un museo, en lugar de dar muestra de entusiasmo e interés por lo que está viendo, parece cansado, incluso aburrido.
«Queremos que para el visitante sea una aventura más que una visita. De ahí que organicemos actividades (como yoga en la sala de arte contemporáneo), le propongamos retos, le permitamos tomarse selfies con las piezas, etc.».
Y luego llega la parte de los cotilleos. «Explicamos a la gente cosas curiosas como por qué por un pequeño cuadro de Duccio, de apenas el tamaño de un iPad, el Metropolitan fue capaz de pagar 45 millones de dólares en 2004. Lo que viene a suponer un millón de dólares por pulgada cuadrada».
Michael Alexis, miembro de MuseumHack, cuenta a Yorokobu que desde que comenzaron con las visitas hace unos tres años, los milenials se han convertido en los que más demandan esta clase de tours. «La gente entre 20 y 30 años suele ser muy receptiva. La mayoría son gente que no suele visitar museos porque no los consideran sitios donde pasarlo bien y socializarse, además de aprender».
Sin embargo, Alexis asegura que este tipo de formato fun first encaja con todo tipo de público. «Por eso organizamos tours customizados o actividades para grupos como despedidas de solteros y de solteras, visitas para niños, para equipos de empresas (ya hemos organizado para Google, Lego, Facebook, Spotify, KPMG….) o pedidas de mano en el museo».
La idea, tanto en el Metropolitan como en otros museos de Nueva York, Washington D.C o San Francisco en los ya han comenzado también a ofrecer sus rutas, es hacer real el lema con el que surgió MuseumHack:: «Museum are F***ING awesome»
Y lo dice alguien como Nick Gray, hasta hace apenas cuatro años declarado ‘odiador’ de los museos: «Para mí, el Metropolitan era el típico sitio para turistas. El lugar al que llevar a tus padres cuando visitan Nueva York».
Hasta que después de una cita con una chica, su relación con los museos cambió para siempre. «Ella me enseñó lo más le gustaba del Metropolitan de una manera informal. Nada que ver con las guías al uso». Aquella noche, dice, se enamoró de aquel museo hasta el punto de convertirlo en su principal hobby. Y poco después, en su medio de vida.
Mmmmmm… para vivir los museos no hace falta empresas que te hagan hacer chorradas en ellos… lo que necesitamos para que los museos sean divertidos y la gente los aprecie y los viva y los entienda como algo natural -al menos los nacionales- es que sean GRATUITOS y NO MASIFICADOS.
Cuando era estudiante de Bellas Artes mi mejor amigo y yo íbamos un par de veces por semana al Prado, paseábamos, criticábamos cuadros -en plan de coña- y nos reíamos de lo lindo, y de repente aparecía ante nosotros un cuadro que nos encantaba y nos quedábamos embobados un rato… y luego otra vez a pasarlo bien.
¿Qué pasa ahora? Que el puto Museo del Prado tiene una entrada prohibitiva a ¡¡¡14 euros!!! (doy gracias a dios por estar parado y poder entrar gratis), se ha convertido en un reclamos turístico más, en un lugar lleno de gente con una de las cafeterías más caras de la ciudad, en una obligación para turistas -porque si no te metes en el Prado no has estado en Madrid-, y si pagas 14 euros te ves en la obligación moral de verlo todo, y ya no es placer, es -otra vez- obligación…
En España nos hicieron creer que era por una normativa europea que la entrada a los museos nacionales fuera de pago, lo que no nos dijeron es que esa obligatoriedad era voluntaria: o todos de pago -como en España o Francia-, o todos gratuítos -como en Reino Unido o Irlanda-. Aquí, lógiamente, daba más beneficios cobrar.
Y para terminar, ya que todos los museos nacionales son de pago, al menos que tengan el mismo precio. Es absurdo que el Prado te cueste 14 euros, el Reina Sofía cueste 7 y el de Artes Decorativas y el del Traje vendan sus entradas a 3…
No estoy segura de, si hacer las mismas estupideces que hace la gente fuera, como pueden ser los selfies, sea lo más original y un gancho para que la gente vaya a los museos, la gente no disfruta en ellos porque no tiene la base cultural para entender lo que ve, ir a pasar un buen rato está bien pero que no lo vendan como la solución a nuestro principal problema que es la ignorancia
Totalmente de acuerdo con el comentario anterior!