¿Tenemos que convertirnos en un clon de Alemania para reducir el número de ninis?

19 de abril de 2017
19 de abril de 2017
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Son jóvenes y ni estudian ni trabajan. Cuentan, incluso, con su propia denominación: ninis. El conjunto de todos ellos en relación con el total de la población de su país da como resultado un porcentaje que para algunos estados se ha convertido en una de sus mayores vergüenzas. Para otros, en cambio, en la prueba, más o menos refutable, de que sus políticas de empleo y formación funcionan y que, por tanto, de necesitarse un modelo a seguir, el suyo partiría como candidato.

Este es el caso de Alemania. El porcentaje de ninis entre la población de entre 20 y 24 años apenas alcanza el 10% allí. El dato lo recoge un informe de PwC correspondiente a 2016. Aunque el primero en el ranking es Suiza, la consultora toma como principal referencia a Alemania por ser el país que mejores datos ha contabilizado en este aspecto desde la salida de la crisis. El polo opuesto lo representa el sur de Europa con porcentajes de jóvenes desocupados que van desde el 36,3% de Turquía, el 35% de Italia o el 31,3% de Grecia. Y sí, España también entra dentro de este vergonzante TOP 5 (en concreto, en el cuarto lugar, con un 29%). Son precisamente todos estos países los que, según PwC, verían incrementado en mayor proporción su nivel de riqueza de seguir la vía alemana en materia de empleo y formación.

De hecho, el informe calcula en 1,1 billones de dólares el incremento en el PIB de los países de la OCDE, de alcanzarse en todos ellos las cuotas de desempleo juvenil del país centroeuropeo. «El mundo podría ser 1,1 billones de dólares más rico si se tratara a los jóvenes como en Alemania», titulaba un artículo de QZ.com que se hacía eco de su publicación.

En su análisis, la consultora identifica tres claves que todo mercado laboral que quiera alcanzar las cuotas del país centroeuropeo debería tener en cuenta. La primera es la implantación de un sistema de educación dual que permita que la transición al mundo laboral para los jóvenes sea menos traumática. Muy ligado a este punto estaría la segunda clave: el compromiso e implicación del entorno empresarial. Las compañías, según el informe, deberían jugar un papel crucial como tutores y guías de los futuros profesionales. Algo que pasaría por un necesario cambio en la percepción que muchos empleadores tienen aún sobre la contratación de empleados jóvenes. El tercer punto tiene que ver con la mayor flexibilidad y la reducción de filtros y barreras laborales a jóvenes que por su situación socioeconómica puedan estar en riesgo de exclusión social.

Los bajos índices de ninis en Alemania, Suiza o Austria (3ª en el ranking elaborado por PwC) avalan la teoría que sostiene la consultora. En todos ellos rige un sistema de educación dual similar al propuesto en el informe. Este combina los conocimientos técnicos en el ámbito de la empresa con los teóricos en el centro educativo, lo que permite a los jóvenes seguir formándose a la vez que acumulan experiencia en el entorno laboral. Según el informe, además de las bajas cuotas de desempleo juvenil, este modelo está detrás de la elevada cualificación de la mano de obra de esos mercados, entre otros aspectos.

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. Suiza

. El 70% de los jóvenes ha optado por la formación profesional dual

. En la actualidad existen programas para formarse en más de 230 profesiones diferentes

. Un tercio de las compañías del país participan en ellos

Alemania

. Más del 50% de los estudiantes opta por la formación profesional dual

. Los programas abarcan más de 300 oficios

. Proporcionan cerca de 500.000 contratos de formación en empresas al año

Fuente: PwC Young Workers Index 2016

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El informe reserva un apartado especial a Reino Unido, donde el porcentaje de neets («not in employment, education or training») alcanza el 17%. El gobierno británico parece haber tomado nota del ejemplo alemán y ha dispuesto una importante partida presupuestaria para impulsar la formación profesional dual y rebajar así su cuota de desempleo juvenil. Una medida aplaudida desde la consultora ya que, según expone en sus gráficas, los países que lideran el ranking con menor tasa de ninis son los que más han visto incrementado su PIB en los últimos años. Pero, también, los que más han invertido en educación.

Aunque para revertir la situación, el mercado británico deberá tener en cuenta otra circunstancia que no se arregla con dinero; al contrario de lo que ocurre en Alemania y otros países del centro de Europa, allí, la formación profesional así como determinadas ocupaciones cuentan con un posicionamiento social muy bajo en relación a otras profesiones destinadas a titulados universitarios.  

Una situación similar a la de España donde la FP ha sido vista como la hermana pobre de la universidad durante muchos años. Una etapa que se esperaba comenzar a zanjar en 2012 mediante el Real Decreto con el que se fijaban las bases de la FP dual. El proyecto con el que se trata de reinventar y mejorar la imagen este tipo de formación, siguiendo el ejemplo alemán, ha logrado que se pase de los algo más de 4.200 alumnos inscritos en 2012 a los 15.304 registrados el pasado curso. Muchos de ellos, animados, probablemente, por datos como los aportados por la OCDE, según los cuales en 2020 dos tercios del nuevo empleo lo ocuparán estudiantes procedentes de la FP dual.

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Frente a los que parecen haber visto en este modelo la panacea para paliar las malas cifras de empleo juvenil, algunas voces han comenzado a advertir de ciertos peligros y dificultades a la hora de adaptarlo a nuestro país. Primero porque el español tiene poco que ver con el tejido empresarial alemán. «Aquí hay muchas microempresas a las que les resulta muy complicado, por ejemplo, disponer de formadores en el centro de trabajo o cumplir determinados protocolos», explicaba a El Mundo Valentín Bote, desde Randstad Research. Un problema que puede degenerar en situaciones de abusos como las que denunciaba a ese mismo medio Ignacio de Benito, de Fundación Bertelsman, al hacer referencia al mal uso que algunas empresas ya están haciendo de esa modalidad, «recurriendo a aprendices para sustituir a personal de estructura».

Que el modelo contribuya a reducir las altas tasas de paro juvenil en España pasa, primero, por garantizar los derechos laborales y económicos de estos estudiantes, como señalaba Sebastián Pacheco, de UGT. Pero también, como puntualizaba María Tosca, de la Cámara de Comercio, por que las empresas lo perciban como una vía eficaz para conseguir personal cualificado.

«Necesitamos profesionales con forma de “T”»

Mientras los Estados adoptan modelos de empleo y formación que parecen funcionar en otros vecinos, la incertidumbre sigue creciendo en mercado laboral y todo apunta a que lo seguirá haciendo en los próximos años. ¿Cómo serán los trabajos en el futuro? ¿Qué labor desempeñarán los que ahora son niños? ¿Cómo deberían formarse para ese impredecible futuro laboral? ¿Sirve de algo la especialización cuando, en unos años, desaparezcan algunos trabajos y surjan otros ahora inexistentes?

A esto Félix Lozano, de TeamLabs, responde con un sí aunque puntualiza: «La especialización sirve en la medida que se conecte con esa cosa, a veces sobre usada, que es la pasión por algo. Al mismo tiempo, se requiere capacidad de adaptación y colaboración con otros especialistas, con los que se podrá abordar los constantes retos complejos a los que nos enfrenta el siglo XXI. Necesitamos personas en forma de “T” (con profundos conocimientos en un área concreta y, a su vez, con otros muchos temas de interés)».

Lozano entiende que «hoy día trabajar es la mejor forma de aprender» aunque en un entorno como el que se nos avecina no es recomendable ceñirse a único modelo de formación. «Se trata de apostar de manera decidida por cambios profundos y variados en los sistemas educativos. Entender que la construcción de nuevo conocimiento hoy en día pasa por hacer múltiples pruebas y tanteos que al mismo tiempo muestran una forma de hacer en este mundo cada vez más VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo)».

Para Ana Sarmiento, experta en estrategias de RRHH, la formación tiene que aportar las herramientas necesarias para moverse en un entorno cambiante en el que una de las principales transformaciones será la generacional: «En 2025, los milenials representarán el 75% de la fuerza laboral y con seguridad el estilo que se impondrá en las empresas será el que les sea más cercano al corazón. La ventaja de ir adaptándose desde ya, y de manera armónica, es que se podría aprovechar la experiencia de las generaciones anteriores y capitalizar su legado. En este contexto, la formación puede apoyar a aquellas a la hora de desarrollar un nuevo estilo de liderazgo y a las nuevas generaciones a aprender más cosas, algo que, además, les encanta».

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