Los datos son como partículas de polvo suspendidas en el aire. Hay millones y no tienen función estimable. Pero la diferencia es que en los datos, el orden acaba con su vida inútil. La organización les da sentido y, unidos, cruzados, pueden desvelar realidades escondidas hasta entonces. Eso es lo que hace el periodismo de datos y la visualización de datos.
A menudo se imagina el periodismo como un camino estrecho. Parece que solo los reporteros clásicos pudieran caminar por él. Pero, en realidad, el periodista tiene ante sí cientos de nuevas autopistas de información que cada día estiran más su amplitud.
El periodismo de precisión no es nuevo. Tiene más de 40 años y, como concepto, lleva en pie desde 1971. Lo definió el periodista estadounidense Philip Meyer en un libro, titulado Precision Journalism, en el que decía que la prensa tenía que valerse de números, mapas y, en definitiva, herramientas de las matemáticas y las ciencias sociales, para analizar datos y descubrir hechos.
“En 1967 se produjeron unas revueltas en Detroit (EEUU). Había dos teorías. Una decía que las habían provocado las personas pobres. Otra aseguraba que eran los inmigrantes, que no se habían integrado en la ciudad. Un periodista, Philip Meyer, convenció a la dirección de su periódico para que contratara a investigadores y la tecnología de IBM para estudiarlo. Vieron que no había ninguna relación entre la pobreza o la cultura de los participantes y los incidentes. En su lugar, descubrieron una alarmante brutalidad policial y una gran falta de recursos y expectativas en la población”.
Luis Pinheiro relató la historia, esta mañana, en las primeras jornadas Vivir en un mar de datos (del Big Data a la Smart Society), celebradas en la Fundación Telefónica, en Madrid. Pinheiro es subdirector de proyectos de RTVE.es y su trabajo se basa en desarrollar y potenciar este tipo de periodismo en la web del ente público.
El subdirector recordó que este periodismo “es reciente pero no es nuevo”. “Esto ya existía”, dijo. “Lo nuevo es internet, los motores de búsqueda, las APIS, las bases de datos públicas…”. Y la suma de ese modo de investigar y la tecnología pueden suponer un paso evolutivo importante para el periodismo y la visualización de datos.
Aunque, antes de contar todo esto, el subdirector había hecho una advertencia. “Los datos no son una fuerza en sí mismos. No crean valor per se (…). Tampoco hablan por sí mismos. Necesitan un contexto para empezar a hablar (…). No tienen poder en sí mismos. Hay que reinterpretarlos y hacerlo no es fácil (…). Los datos son un activo pero un activo sin voz. Siempre vamos a necesitar personas que los analicen”.
Pinheiro indicó que “el periodismo de datos nace en un contexto de laboratorio”. En RTVE.es, continuó, “siempre intentamos contar los acontecimientos con datos”. “Hay que utilizar tablas, mapas, gráficos, infografías… pero siempre han de contar una historia”.
Y no solo para la hemeroteca del medio. El subdirector es un defensor de la idea de que “hay que abrir los datos”, porque “el periodismo debería contribuir al open data”.
La sobreabundancia de datos
Lo escaso vale por dos. Lo bueno vale por tres. La saturación tira los precios hasta lo más profundo del suelo. Esta ley universal se aplica también en la información. De ello habló el periodista y miembro de la plataforma Civio Javier de Vega. “La información no tiene ya el mismo valor que hace unos años”, indicó. “Lo que ahora nos planteamos es cómo hacemos comprensibles grandes cantidades de información. Queremos volver a los datos crudos, a las fuentes primarias…”.
Eso es lo que hace la fundación Civio. La red ha llenado el mundo de relatos y narraciones. Pero no es tan fácil encontrar datos de calidad, desnudos y bien presentados, para que otros los monten como quieran y puedan fabricar nuevas historias y encontrar hallazgos.
De Vega recordó que el periodismo algunas veces se olvida de que está más ocupado de lo que piensa. “Los periodistas debemos ser conscientes de que tenemos que reutilizar los datos y utilizar datos públicos para sacar información”.
El técnico en comunicación mencionó el ejemplo de ProPublica. Esta fundación recibió un premio Pulitzer en 2011 por Dollars for Docs. El proyecto consistió en recopilar la información que siete grandes compañías farmacéuticas habían liberado sobre los pagos que habían hecho a médicos por recetar sus medicamentos y crear una aplicación donde los usuarios pueden buscar si sus doctores han recibido dinero.
Javier de Vega apuntó que “ProPublica se financia mediante microdonaciones para poder investigar”. Una fórmula que garantiza su independencia y que en EEUU está ampliamente asimilada por la mayor parte de la población.
En España, la fundación Civio nació con la misma intención. El periodista citó una de sus iniciativas: Españaenllamas, una app que ofrece datos de los incendios que se han producido en nuestro país en los últimos años.
La intención de Civio, según el periodista, es que “los medios utilicen estos datos para sus informaciones”. “Los periodistas deben ser reutilizadores de datos públicos”, recalcó. Y sobre el Big Data, matizó: “Sí, pero mejor Good Data. Deben ser datos de calidad, fiables, han de presentarse en el formato adecuado y se ha de respetar la propiedad”.
El futuro de los datos
La actualidad tiene en el horizonte un “reto formidable: estructurar el enorme flujo de datos que surgen cada día”. Así lo cree Carlos Martínez de la Serna, experto en periodismo de datos y miembro de Vizzuality. “El reto también es mostrar datos en tiempo real o live reporting (visualizar, por ejemplo, el tráfico en un mapa en tiempo real)”.
Martínez de la Serna destacó que “el usuario tiene un papel fundamental en la aportación de datos”. Es lo que hacen en proyectos como Google.org Endangered Languages. En ese mapa personas de todo el mundo incluyen información sobre lenguas en peligro de extinción.
Y “¿cómo hacemos para que esto funcione?”, se cuestionó. “Tenemos que facilitar la entrada de datos en los mapas, entrenar a los periodistas para que hagan mapas y gráficos, y promover un cambio cultural que lleve a los periodistas, desarrolladores y diseñadores a trabajar juntos”. Además, “tenemos que aprovechar las herramientas y aplicaciones gratuitas y disponibles, trabajar en ecosistemas abiertos y construir narrativas”.
El periodismo de datos puede ser, además, un auténtico filón. En eso lo quiere convertir La Informacion. Chiqui Esteban, director de nuevas narrativas de este diario digital, indicó que el periódico decidió apostar plenamente por la visualización de datos para “sacar buenas historias, explicar mejor las noticias, y ser diferentes al resto de diarios y aportar algo nuevo”.
Los datos, como las personas, en la unión hallan su fuerza.
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Fotos: Open Source Way bajo lic. CC