Olivia Newton-John siempre tuvo una imagen bastante mojigata, incluso tras la conversión de Sandy al final de Grease. Así que, en 1981, una portada con su cara sudorosa y semiextasiada, que envolvía una canción que emplazaba directamente al sexo, no era lo que el mundo esperaba de ella.
Quizás por eso todo el marketing que la rodeó nos bombardeó con imágenes que sugerían que el leitmotiv de la composición era el ejercicio físico. La portada mostraba a Newton-John sudada, sí, pero con camiseta de entrenamiento y cinta en la frente. En el póster aparecía ejercitándose con un modelito de tonos chicle, con calentadores a juego.