Los muñecos de la cultura contemporánea

El origen de los personajes de ficción se remonta al nacimiento de la propia imaginación. Estas criaturas poblaron leyendas, cuentos, poemas, obras de teatro… Y hace algo más de un siglo invadieron también la publicidad. Una de las primeras figuras comerciales que se recuerda es Bibendum. El muñeco Michelín nació en 1894 por casualidad pero pronto recibió una misión: construir la personalidad y humanizar a esta marca de neumáticos.
Bib abrió la veda. Los mensajes comerciales empezaron a crear un mundo paralelo lleno de personajes que campaban por envases, anuncios y establecimientos. El Tigre de Esso en las gasolineras, las perlas de chocolate humanizadas de M&M’s, el payaso Ronald McDonald…

[pullquote align=»left»]La casa encendida reúne cientos de personajes e iconos de la cultura visual del siglo XX y XXI en la muestra Pictoplasma[/pullquote]

Estas mascotas entraron en el escenario visual del siglo XX. Pero difieren totalmente de los personajes que poblaban los cómics y dibujos animados. No tienen historia ni biografía a sus espaldas. Son afables, inocuos y están construidos con una personalidad transparente y sin temperamento para permanecer inalterables ante el paso del tiempo. Y, sobre todo, aspiran a ser, más que un personaje, un icono.
Esta es la teoría de Lars Denicke y Peter Thaler. Los alemanes crearon una plataforma llamada Pictoplasma para estudiar el diseño contemporáneo de figuras y personajes que aparecen en la comunicación visual. Fue en Berlín. En 1999. Y desde entonces han organizado conferencias, exposiciones y talleres para reunir a creadores, benefactores y aficionados a estos personajes de todo el mundo.
Pictoplasma acaba de llegar a Madrid. Desde hace unos días La casa encendida acoge una muestra dedicada a la “apropiación, rediseño y creación de mascotas”. Los personajes han tomado tres salas del edificio y una parte de la azotea.
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La exhibición está organizada bajo los apartados de Remix y Fetiche. En la primera hay obras de artistas que trabajan con citas, variaciones e interpretaciones de logos para provocar nuevas sensaciones en el espectador. Entre ellos, Jeremyville (Australia), Amandine Urruty (Francia), Sauerkids (Países Bajos), Juan Molinet (Argentina), Ian Stevenson (Reino Unido), Buff Monster (EE UU) Slumberbean (Reino Unido), mr clement (Hong Kong) o Osian Efnisien (Reino Unido).
En Fetiche los artistas reinterpretan y redibujan sus propias creaciones. En este apartado los personajes no anuncian nada ni se deben a ninguna marca, y sus autores son, entre otros, Chu (Argentina), German Mark Gmehling y El grand chamaco (México), Tim Biskup (EE UU), Bakea (España), Genevièe Gauckler (Francia), Craig Redman (Australia), Raymond Lemstra (Países Bajos) y Aaron Leighton (Canadá).
Pictoplasma White Noise: Creación de personajes en el diseño gráfico y las artes visuales expone, además, una parte de la colección de toys de vinilo de Selim Varol, la película Logorama y una instalación que imita al lineal de un supermercado. Las estanterías están llenas de cajas de cereales y en cada una de ellas aparece un personaje diferente. Los han creado una serie de artistas de reconocida trayectoria profesional y diez autores que han seleccionado los comisarios de la exposición, Lars Denicke y Peter Thaler, entre 350 propuestas, en un concurso organizado por La casa encendida.
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En el tejado está The Missing Link o el eslabón perdido: un personaje genérico que ha perdido su contexto y el contacto con el resto del mundo. “Una mascota completamente vacía y solitaria”, según la describen en la presentación de la muestra. Pictoplasma lo creó en 2011 haciendo referencia a las leyendas del Yeti, Big Foot, el abominable hombre de las nieves o Chupacabras (“seres misteriosos que aún carecen de una clara representación visual a pesar de la cultura de sobredosis visual y gratificación inmediata vía Google en la que vivimos”).
Pero no lloren por esa criatura sin identidad alguna que verá los amaneceres y anocheceres de Madrid hasta el próximo 8 de septiembre. Nunca estará sola porque Pictoplasma incluye un programa audiovisual, conciertos y otras actividades durante el mes de junio y, además, según los comisarios, The Missing Link no está ahí para generar angustias. Al contrario. “Brinda consuelo al espectador pese al creciente ruido blanco visual de nuestro mundo”.
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Yorokobu es una publicación hecha por personas de esas con sus brazos y piernas —por suerte para todos—, que se alimentan casi a diario.
Patrick Thomas

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