Este titular ha dado la vuelta a la Red y seguirá haciéndolo. Los lectores no se cansan de compartirlo y es normal. La obra maestra salió del periódico mexicano Crónica de Tierra Blanca y, por si no queda claro, lleva un antetítulo para remarcar –o rematar– la tragedia: «se estrella con árbol y muere». Magnífico, insuperable, sublime.
Quizás sea por envidia, pero me hubiera gustado que fuera mío y, no solo eso, sino también darle al botón del encendido de la rotativa cual masoquista. Como no caerá esa breva, no queda otra que tirar de imaginación para relatar cómo se gestó esta obra de arte que debería exponerse en las aulas de periodismo del mundo entero. Estoy bromeando, no quiero que penséis que un cualificado periodista titularía con ese desparpajo, yo no soy tan cachondo. No obstante, quiero pensar que fue así…
El aprendiz Martínez, más soltero que la una, disponía de tiempo libre en exceso y pasaba horas muertas en la minúscula redacción, formada por un despacho para el jefe y su pequeña mesilla al lado de la entrada. El ambiente de humo albergaba un cuarto oscuro, «la redacción más oscura del mundo», lo reafirmaba un cartel con la madera carcomida. Un vaso de güisqui siempre reposaba en su mesilla, esperando a que lo llenara una nueva botella. Le hubiera gustado ser un aprendiz del periodismo de tinta y cigarrillo en boca, aunque le había tocado vivir un periodismo ‘moderno’ a la deriva y no le quedó otra que asumirlo con desgana. Aun así, se levantaba emocionado pensando que un día pasaría algo extraordinario y le darían un Pulitzer por su buen trabajo. Mientras tanto, esperaba las horas muertas y no pasaba nada, hasta que un día sucedió…
–Aprendiz Martínez, ¿ha terminado ya la crónica del muerto? Déjeme ver… Entre tanto humo no veo una letra.
–No se preocupe, ya está rematado… El texto, digo.
–¿Cómo que listo? ‘Pierde la vida y muere’, ejem, ¿no es mejor muere y pierde la vida, aprendiz? El suyo enfatiza demasiado la muerte…
–No sé yo, jefe, creo que así está redondo. Primero pierde la vida y luego muere. Es perfecto, si me dan un premio lo compartimos; usted me ha enseñado todo lo que sé.
–Bien, aprendiz, si así lo prefiere… mándelo inmediatamente a la imprenta. Nuestros lectores deben de estar impacientes por lo que ha pasado con este trágico suceso. ¡Ah! y póngale al final del texto un «Q.D.E.P»… Bueno, mejor no, que la señorita Montero, ya sabe, la accionista mayoritaria del periódico, no lo entiende.
–A sus órdenes. Es la primera vez que no me toca ni una coma, ¿se ha dado cuenta?
–Está usted progresando a zancadas, Martínez, a zancadas de dinosaurio.
–Con este titular me retiro, jefe, lo que le digo.
–No se demore, obedezca y a la imprenta.
Este amante de titulares con una secuencia de lógica aplastante, un buen día tuvo la gran idea de salirse del guion y deleitarnos con su pluma. No se sabe todavía si para bien o para no tan bien, depende con qué lupa se mire –la del humor o la periodística–, lo que está claro es que a lectores de medio mundo les llegó el eco.
No le han dado por ello ningún premio, pero tampoco pierde la esperanza. En la penumbra de la redacción aguarda sentado con un cigarrillo en la boca viendo el tiempo pasar, a ver si alguien se muere, aunque sea su jefe, para tener algo nuevo que contar.
Estos artículos, escritos por PARECE DEL MUNDO TODAY, son interpretaciones ficticias y humorísticas de noticias reales que aparecen en medios de comunicación.