“¡Por fin hemos conseguido un formato de conferencia en la que no contamos nada!”. Ese es el propósito de una nueva versión de Lunch Beat ideada por Carlitos y Patricia. El primero se estrenó en el OFFF y el segundo podría estar a la vuelta de la esquina. La agencia tenía un espacio en este festival de cultura post-digital y no quería caer en el multiusado molde de la conferencia tradicional. Optó por algo distinto: una conferencia con jamón y agua (las reglas dictan que no entre una gota de alcohol), proyecciones cerdas by Bendita Gloria y música de su peluquero DJuan. “40 minutos de pin pan”.
El nombre de la conferencia era desconocido hasta el último momento. Al final resultó titularse Pigs can fly. Pigs can dance. La filosofía del encuentro, según Carlitos y Patricia, es “sharing, collaboration, open source y pigs and dance”. Esa fue su propuesta en el espacio que el OFFF le había ofrecido dentro del programa de conferencias de su última edición.
Dicen Carlitos y Patricia que no les cabe duda de que “Lunch Beat es un hit”. “Por eso repetiremos más veces”, dicen, y lo harán “en formato ‘ortodoxo’, siguiendo los que se celebran fuera. Una hora de baile y comida a la hora de comer. Lo pasaremos bien seguro. Pero si cabe, el experimento de hacerlo en el entorno del OFFF, fue aún más hit. Y nos da para conclusiones sorprendentes e inesperadas”.
Ellos pensaban que “la gente entraría, vería de qué iba la cosa, y se uniría o se iría. No teníamos ni idea de en qué proporción lo harían”.
Lo que ocurrió fue que “la sala se llenó (incluso tuvieron que cerrarla por aforo limitado). La gente, según entraba, nos vio bailando al son de la música del DJ y su jamón, y se sentaron a ver qué era eso esperando algo más. Poco a poco, algunos curiosos (todos extranjeros, el público era mayormente de fuera) se fueron uniendo. Desde un indio a austriacos, suecos, suizos… Y el resto se quedó sentado viéndonos, oyendo la música, instagrameando y twiteando al tiempo que veían las supermolonas proyecciones del PIGMANIFESTO que nos curramos con Bendita Gloria”.
“Los que bailaron lo pasaron bien y comieron jamón. El resto ni se arrimó… Y eso que al entrar todos recibieron un flyer que explicaba que se trataba de un Lunch Beat y que iba de ‘compartir baile’. Unos 50 bailantes en el apogeo y más de 200 mirones”, explican. “Paramos la música a los 40 minutos para que diera tiempo a desmontar la sala, pero cinco minutos antes, una horda de ansiosos asistentes casi casi nos echa de nuestra pista de baile ocupándola con sillas para escuchar a los siguientes: ‘Basta ya de fiesta’. Hemos venido y pagado para que nos enseñen cosas».
Carlitos y Patricia sacaron varias conclusiones de su primer Lunch Beat.
Uno. “La gente no lee. Escucha lo justo y, sobre todo, se guía por lo que ve (así que muchos se quedaron sentados como en el cine viendo proyecciones y gente bailando al son de la música)”.
Dos. “La división entre creadores y observadores del mundo en general se replica también en un entorno de creadores como el OFFF (la gente iba a mirar, a escuchar, a copiar y escribir en su twitter, a ver qué les contaban…). El 5% de las personas hace. El resto son mirones”.
Tres. “Nos cuesta cambiar el chip. Si voy a una conferencia, espero que me cuenten”.
Cuatro. “La falta de curiosidad te hace perder oportunidades (sobró medio jamón pata negra que nos cedió Monsalud y que, al final, nos repartimos entre los valientes bailarines)”.
Cinco. “Imaginamos que muchos no pillaron nada y que otros se sintieron defraudados ya que pagan para que les enseñen cosas y para que les cuenten ideas con las que inspirarse. C’est la vie”.
Seis. “Bailar te libera y une culturas. Ver bailar al indio a ritmo de Bomba Estéreo fue un espectáculo”.
Siete. “Moló mucho. Estamos deseando que nos inviten a otro superevento igual porque tenemos alguna otra idea para liarla en futuras conferencias”.