Seguramente ella me envió un DM y tú un e-mail… Los mensajes de Twitter me saltan con alerta en el móvil y los correos los leo por orden de llegada cuando puedo. Y si tengo muchos, puedo tardar varias horas. Además los fines de semana me obligo a no contestar los de trabajo. Los personales se me mezclan y acabo por no verlos… ¿¿¿Por qué no me enviaste un WhatsApp??? ¿Crees que podrás perdonarme?
¿Qué lees antes? ¿WhatsApp, Instagram, sms, Twitter, correo electrónico, Facebook, Pinterest…? Piénsalo un segundo: cuando coges tu móvil, qué miras primero. ¿Qué alertas te salen sin ni siquiera abrirlo? Esa prioridad que le damos a nuestro orden de lectura en la comunicación personal es el que hace que seamos más accesibles en una red que en otra. Así, si te tienen «calado», serás mucho más accesible.
Si yo sé que mi amiga está compulsivamente en Instagram, le enviaré un mensaje por ahí para contactar con ella. Si mi madre me contesta al Whatsapp al cabo de 3 días, obviamente, si tengo algo urgente, la llamaré por teléfono; y en concreto, en su caso, la llamaré al fijo de casa porque el móvil nunca sabe donde lo deja, y cuando lo tiene, no mira las llamadas perdidas… Por no hablar de mi abuela, que se llevaba el teléfono fijo inalámbrico a la casa de mi tía para no hacerle gasto mientras estaba allí…
Tengo dos amigos que cuando quieren hacerme llegar un aviso importante me envían un sms, es decir, ¡pagan!, y claro, como los sms ya no los usa casi nadie en España, pues llama mucho la atención cuando te llega uno y no es de una compañía telefónica… Es como el teléfono fijo: dimos de baja el de casa porque solo llamaban para vender algo, preferiblemente los domingos a la hora de la siesta. Y encima te sientes mal cuando tienes que decirle a la operadora que no te interesa, que gracias, que intentas ser amable, que por favor te deje, que entiendes que es su trabajo pero, por favor, no insista, que no se moleste, que no es nada personal pero que le vas a colgar…
¿Y el spam en el correo electrónico? Cuántas veces he tirado correo que no debería solo por pensar que era basura, y cuántas veces me trago cosas que no me interesan… Intento ir de lo más antiguo a lo más nuevo, que no pase mucho tiempo sin leer el correo, a lo sumo un fin de semana, e intento contestar a todo el mundo. Aunque sea un «lo he visto, estoy en ello». ¿Tanto cuesta dar señales de vida? Si alguien se ha molestado en escribirte, qué menos que dar una respuesta.
No es fácil adaptarse. Mi abuela me dejaba mensajes en el contestador como si fuese una carta, empezaba con «–querida…» , esperaba, se presentaba como si yo no notase que su número quedaba grabado y además reconocía su voz, y al final del mensaje firmaba: «te quiere, tu abuela». Tan encantadora, tan inocente y tan poco puesta en el tema de la comunicación de hoy en día… ¿qué haría en redes sociales?
¿Y tú? ¿Dónde eres más accesible?