En Historias de la Frivolidad se achacaba a las integrantes de la Liga Femenina contra la Frivolidad la censura a la que el cuerpo humano fue sometido durante siglos. Fueron ellas las que recurrieron a la hoja de parra para tapar las vergüenzas a Adán y Eva. También vistieron a la Maja de Goya. Algo parecido a lo que Instagram pretende hacer con algunos de sus contenidos en pleno siglo XXI.
Con algunos de Sandra Torralba, entre otros. La artista comprobó cómo uno de sus vídeos no pasaba la censura de la red social. La culpa, unos pezones. «Tuve que cortarlo. Pensé que si Instagram ya empezaba a censurar la edición de mis videos, si la censura determinaba el director’s cut, el futuro pintaba muy negro».
Fue entonces cuando se convirtió en una «traficante de pezones». Como acto de subversión empezó a enviar el vídeo íntegro a todo aquel que se lo solicitó. «He debido mandarlo mas de 700 veces ya. El público empezó entonces a liberar sus pezones también». Ella les animó a que lo hicieran bajo la etiqueta #freethenipple.
Además de convertirse en «la Al Capone del pezón», Torralba iniciaba en ese momento su proyecto Querido Instagram.
En él se dan cabida las fotos y vídeos de la artista, pero también de muchos de sus seguidores. Una forma de protestar contra la censura de los pezones en Instagram, la cual, que según la propia Torralba «deja fuera la mitad de mi trabajo».
Aunque esta «lucha», asegura, va más allá: «No es por que se vean o no mis pezones, sino por lo que significa que no pueda mostrarlos». También se trata de cuestionar ciertos aspectos de esta política de Instagram. ¿Por qué se censuran los pezones femeninos, pero se permiten fotos de cicatrices de mastectomías o relacionadas con la lactancia materna?
«Vamos, que pueden mostrarse solamente pezones que estén cumpliendo estrictamente su función fisiológica (amamantar) o que hayan sido extirpados (que no estén). Se trata al pezón femenino de manera diferente y no se le aplican las mismas normas que al masculino».
«¿Qué hacemos con el pezón de una mujer trans?, ¿y con el de un hombre travestido? ¿Y con el de una persona no binaria? Cuando no cuadran las categorías, estos límites son tan cuestionables como antiéticos», añade.
Reflexiones que la artista lleva rumiando desde hace tiempo, sobre todo a raíz de su primera experiencia con la censura en Instagra. Ocurrió hace un año y medio, cuando le cerraron su primera cuenta: «Fue a raíz de una foto en la que aparecía mi hijo de 7 años junto a su mejor amiga también de 7 años, en vaqueros y sin camiseta, como en un anuncio de vaqueros cualquiera.El texto decía: “Cuándo le cuento que su cuerpo es diferente?”».
Además de la foto, le censuraros las stories. Finalmente le borraron la cuenta. El motivo alegado: pornografía infantil e infracción de las normas de desnudo femenino.
«Tengo dos hijos y más ganas que nadie de protegerles. No suelo subir nada personal, pues esta en una cuenta artística, pero de vez en cuando aparecen en mi trabajo, en alguna ocasión con el torso al descubierto. Y jamás ha saltado alarma ninguna. Hasta que subí a la amiga».
Un retrato de dos amigos se convirtió en un retrato de desnudez y pornografía. «Entendí entonces que la sexualización del cuerpo “femenino” ocurre desde el nacimiento y que se puede aplicar una censura diferencial a cuerpos indiferenciables».
«El cuerpo es “femenino” incluso si dicho cuerpo ni siquiera ha tenido oportunidad física y emocional de definirse como tal o de experimentar que alternativas tiene. Así que si, aquella nena tenía que usar un top para tapar el pecho que aun no tiene. Esto es una realidad enferma que no se puede perpetuar», concluye.
La muestra Querido Instagram de Sandra Torralba puede visitarse desde el pasado 24 de julio en la tienda de Amantis en Las Rozas (Madrid) durante todo el verano. En otoño viajará a otros establecimientos de la cadena de juguetes eróticos de Madrid, Valencia y Barcelona.