ยฟDe quiรฉn es el aire?

El futuro no es invisible. Pero solo algunos lo pueden ver. Solo algunos lo pueden contar. El investigador del CSIC Antonio Lafuente lleva aรฑos estudiando la ciencia y lo que habita despuรฉs del presente. Un dรญa, en sus estudios, se encontrรณ con los bienes comunes. Esos que pertenecen a todos los individuos y a nadie en particular. Esos que no pertenecen ni al estado ni a un terrateniente ni a una multinacional. El aire, por ejemplo. El genoma humano. El folclore. Las semillas. La naturaleza. La gastronomรญa. La artesanรญa. El conocimiento primitivo. Las ideas. La cultura. El habla.

โ€œยฟQuiรฉn inventรณ la rosa?โ€, pregunta el investigador. โ€œยฟQuiรฉn inventรณ el arroz basmati?โ€. Esos bienes son comunes. Pertenecen a la humanidad. Pertenecen a las comunidades. Son el procomรบn. โ€œLo que es de todos y lo que es de nadie al mismo tiempoโ€, dice Antonio Lafuente. โ€œSon bienes que no se agotan aunque sรญ se pueden agraviar. El daรฑo se produce cuando aparecen barreras a su uso o alguien los degradaโ€.

Un rรญo pertenece al procomรบn. Pero un dรญa llega una empresa y vierte sustancias tรณxicas en sus aguas. โ€œEso convierte un bien de todos en algo sin calidadโ€, explica el granadino. โ€œTodos los dรญas surgen cientos de bienes comunes que tenemos que preservarโ€.

Los bienes comunes no hacen ruido. En esencia se gestionan por sรญ mismos. El sol estรก ahรญ para dar calor a todos. La lengua estรก ahรญ para que todo el mundo hable. Pero cuando se hacen mรกs patentes es cuando resultan amenazados. โ€œEl dรญa que lo pierdes es el dรญa que vas a saber que lo tenรญasโ€, comenta Lafuenta. โ€œEl aire siempre ha estado ahรญ pero hemos empezado a plantearnos su existencia cuando han surgido los problemas. Todos los dรญas hay miles de aviones en el cielo y millones de fรกbricas echando humo. Esto genera problemas respiratorios a muchas personas y esas comunidades se organizan para empezar a reclamar la preservaciรณn de ese bien comรบnโ€.

El pensador Ivรกn Illich intentรณ llamar la atenciรณn sobre las amenazas que sufren los bienes comunes en un artรญculo escrito en los aรฑos 80, llamado El silencio es un bien comunal. Relataba el austriaco que en la aldea de la costa dรกlmata a la que llegรณ en un barco, reciรฉn nacido, nunca habรญan visto un altavoz. Muy pocos habitantes habรญan escuchado el sonido amplificado que salรญa de su interior. Pero el mismo barco que llevรณ Illich a aquel lugar viajaba un megรกfono.

โ€œHasta aquel dรญa, hombres y mujeres hablaban con voces mรกs o menos igualmente potentes. Todo eso cambiarรญa. El acceso al micrรณfono determinarรญa quรฉ voces se amplificarรญan. El silencio dejรณ de ser un bien comรบn. Se tornรณ un recurso por el que habrรญan de competir los altavoces. El lenguaje en sรญ pasรณ de ser un bien comรบn local a un recurso nacional para la comunicaciรณnโ€, dice el ensayo. โ€œLa usurpaciรณn provocada por los altavoces destruye ese silencio que durante toda la historia le otorgara a cada hombre y mujer su propia voz. A menos que tengamos acceso a un altavoz, estamos silenciadosโ€.

El procomรบn no tiene amo ni seรฑor. Un estado y una empresa no son mรกs jefes de la biodiversidad que una niรฑa del desierto. โ€œHace unos aรฑos, unos cientรญficos estadounidenses plantearon cambiar el eje del giro de la Tierra para controlar el cambio climรกtico. Pero ante esta propuesta surge una pregunta. ยฟEl eje sobre el que gira el planeta es de unos estadounidenses o es de la poblaciรณn mundial? ยฟQuรฉ consecuencias podrรญa acarrear a todo el ecosistema?โ€, cuestiona el investigador. โ€œLas consecuencias de estos proyectos de geoingenierรญa son imprevisiblesโ€.

El desarrollo de la tecnologรญa ha planteado un nuevo escenario a los bienes comunes. โ€œLas nuevas tecnologรญas hacen accesibles cosas que son de todos y de nadie. Por ejemplo, la biodiversidad. Los esquimales que vivรญan en los polos se han tenido que trasladar a otros lugares por el deshielo. El calentamiento global no lo han provocado ellos. Culpan a los paรญses que mรกs gases de efecto invernadero estรกn emitiendo y, por eso, han llevado a juicio a EEUUโ€, explica Lafuente.

La tecnologรญa estรก haciendo tambiรฉn que โ€œbienes comunes como los fondos marinos se estรฉn convirtiendo en algo privado con lo que muchas empresas estรกn haciendo negocioโ€. Perdemos suelo. Y perdemos cielo. โ€œMuchas personas reclaman los cielos perdidos. Antes se podรญa ver el firmamento lleno de estrellas. Ahora la luz de las ciudades esconde la galaxia. Las ciudades iluminan hacia el cielo y no hacia el sueloโ€.

Los bienes comunes nacieron con la propia historia de la humanidad. โ€œSiempre ha habido comunidades y minorรญas que han defendido sus legรญtimos derechosโ€, dice el autor de El carnaval de la tecnociencia. Pero la idea del procomรบn sufriรณ un serio revรฉs con la apariciรณn de un ensayo en la revista Science en 1968. El tรญtulo era La tragedia de los comunes (The tragedy of the Commons) y su autor, Garrett Hardin. El biรณlogo estadounidense describiรณ un escenario imaginario de un pastizal. Lo dibujรณ como un espacio compartido por un determinado nรบmero de personas. Cada pastor tenรญa un nรบmero limitado de animales. Un dรญa, los granjeros vieron que habรญa mรกs pasto del que los animales necesitaban. Cada pastor decidiรณ, por su cuenta, llevar algรบn animal mรกs. El alimento del ganado empezรณ a escasear. Habรญan sobreexplotado esa tierra y los animales murieron.

Hardin creรณ el mito de que los individuos no saben gestionar los bienes comunes y que solo los estados o los organismos privados pueden hacerlo. โ€œEl pensamiento neoliberal ha tomado el ensayo de Hardin para justificar su idea de que los bienes comunes no funcionan por sรญ solos y que para que un proyecto salga adelante es necesario privatizarloโ€, comenta Lafuente.

Esta idea fue ganando terreno durante las รบltimas dรฉcadas del siglo XX. Pero en 2009 fue seriamente cuestionada. La Premio Nobel de Economรญa de ese aรฑo, Elinor Ostrom, llevaba aรฑos estudiando modelos de gestiรณn de recursos comunes en todo el planeta. Lo contaba en su obra El gobierno de los bienes comunes. La economista californiana analizรณ los casos de รฉxito y fracaso de la administraciรณn de recursos de uso comรบn y descubriรณ que el compromiso de todos y la capacidad de supervisiรณn son fundamentales para el รฉxito de la gestiรณn colectiva.

โ€œPara que una comunidad funcioneโ€, asevera Lafuente, โ€œtienen que darse dos condiciones. No se puede confundir el bien comรบn con el libre acceso y hay que conceder un reconocimiento a los que mรกs trabajan por ellos. La propia gestiรณn de estos recursos tiene que evitar que aparezcan personas que se aprovechen del trabajo de los demรกsโ€.

El procomรบn empieza a recuperar su prestigio. Y lo hace sobre tierra fรฉrtil. El viejo mundo se cae a trozos. La desconfianza en el sistema y la desesperanza frente a los modelos polรญticos y econรณmicos campan por las calles de miles de ciudades del planeta. Las corporaciones han mostrado sus limitaciones. Los estados tambiรฉn. โ€œAntes decรญamos: โ€˜Hagamos que el sistema funcioneโ€™. Ahora sabemos que una parte de los problemas que tenemos no los puede resolver. ยฟQuรฉ hace, por ejemplo, un estado-naciรณn gestionando el aire de la Tierra?โ€.

Muchos individuos no piden al estado o a una compaรฑรญa que solucione sus problemas. Lo hacen ellos. Se organizan y luchan por sus intereses. โ€œEl caso del sida ha sido una escuela de colaboraciรณn global. Nos ha demostrado que otro mundo es posibleโ€, enfatiza Lafuente.

โ€œAl principio, esta enfermedad era una sentencia de muerte. En un primer momento esperaban a que la OMS aprobara los tratamientos que se les podรญa administrar. Pero los procesos eran lentos y empezaron a pensar: โ€˜Si me estoy muriendo, ยฟpor quรฉ tengo que esperar?โ€™. Comenzaron a cuestionarse si las organizaciones protegรญan realmente los intereses de los enfermos o protegรญan sus propios intereses y los de la industria farmacรฉutica. Los afectados se organizaron, intercambiaron sus experiencias, exigieron precios asequibles para sus medicinasโ€ฆ y en muy poco tiempo consiguieron avances muy importantesโ€, relata el investigador.

La colaboraciรณn y la organizaciรณn de los individuos ha cobrado un impulso โ€œcasi milagrosoโ€, segรบn Lafuente, โ€œcon las nuevas tecnologรญasโ€. โ€œHan conseguido reunir a cientos de personas a coste cero. Hoy miles de individuos pueden comunicarse por chat, foros u otros medios y transformar su conocimiento experiencial en conocimiento contrastado. Antes era necesario mรกs tiempo para llegar a una conclusiรณn. Ahora se consigue a la velocidad de la luz. Y esto ha originado nuevas formas de organizaciรณn entre las personasโ€.

Los individuos empiezan a tomar consciencia de su poder. El dรญa que descubren que no necesitan lรญderes, ni profetas, ni a papรก-estado para resolver sus asuntos se produce, en palabras de Lafuente, โ€˜el proceso de rebeliรณn de legosโ€™. โ€œEn vez de lloriquear y tirar piedras a la policรญa, se levantan y hacen cosas. Se produce el fenรณmeno que denomino autoridad expandida. La ciencia y la tecnologรญa han empoderado a las personas y las han convertido en tecnociudadanosโ€.

Lo ha demostrado el 15-M, la primavera รกrabe, Occupy Wall Street y muchos otros movimientos. โ€œLa gente estรก luchando por otras formas de presencia en el espacio pรบblicoโ€, dice el estudioso de la ciencia y la tecnologรญa. Y esto desembocarรก en una sociedad formada por la suma de tres espacios. โ€œLo nuevo es pensar el mundo en tres sectores: el pรบblico, el privado y el procomรบn. El sistema pรบblico tiene que encargarse de la regulaciรณn y la redistribuciรณn. El sector procomรบn estรก formado por todos los individuos y a ellos deberรญan pertenecer las leyes. El procomรบn se autorregula por la colaboraciรณn de las personas. A ellos pertenece el lenguaje, las iniciativas sociales, la riqueza oculta de las naciones, el voluntariado, el conocimiento tรกcito que tienen todas las comunidades y que aflora en los desastres naturalesโ€.

โ€œEl estado es eficiente cuando todo estรก en ordenโ€, continรบa Lafuente. โ€œCuando se produce un desastre como el huracรกn Katrina o el accidente de la central nuclear de Fukushima el estado colapsa. Entonces aflora el conocimiento humano, aflora el procomรบn. La gente se organiza sola. Ese es uno de los valores mรกs importantes que tenemos en el mundo: el capital relacional. Aunque nuestros modelos economรฉtricos no lo miden y lo hacen invisible. Solo dan importancia a los mercados monetarios y financierosโ€.

Los sectores privado y pรบblico han mostrado sus limitaciones. โ€œEl sistema pรบblico estรก cada vez mรกs acorralado por las organizaciones empresariales. Es cada vez mรกs prisionero de sus pรกnicosโ€, asegura Lafuente. Aun asรญ, los tres sectores son necesarios. Cada uno tiene su funciรณn y estรกn obligados a convivir. โ€œLa relaciรณn serรก tensa. Unas veces dos sectores serรกn aliados y otras veces estarรกn enfrentadosโ€.

El procomรบn estรก surgiendo desde las entraรฑas del planeta. โ€œEs puro empoderamiento. No surge por buenismo (acciones y polรญticas de ayuda a los desfavorecidos). Es una cuestiรณn de saber gestionarseโ€, indica el investigador. โ€œEn cada lugar el procomรบn tendrรก que encontrar su propio estilo. Ese patrรณn organizativo tendrรก que ser abierto y horizontal. No necesita jefes, pero necesita organizaciรณn. Las comunidades tienen la palabra. Son las que tienen que dar respuestas. Tienen que expresarse por sรญ mismas, empoderarse por sรญ mismasโ€.

Ilustraciรณn: Luis B

Este artรญculo fue publicado en el nรบmero de marzo de Yorokobu

 

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