El significado que tenía la palabra ‘competencia‘ en el siglo 20 ha caído en el vacío. El término hacía referencia a los productos de una misma categoría que intentaban diferenciarse entre sí para liderar su mercado. Hoy, “todos los artículos son prácticamente iguales y para el consumidor es muy difícil elegir”, dijo Luke Williams, miembro de Frog Design, esta mañana en la Red Innova. La diferenciación no se produce compitiendo. Se basa en encontrar caminos nuevos para hacer una misma cosa.
“Hablar de innovación significa salir de lo de siempre. Lo importante es ser el rompedor en tu industria”, enfatizó Williams. “¿Cómo puedes ser el que haga algo distinto en tu sector de negocio? El punto de inflexión no solo existe en las películas. Existe en los negocios. En tu segmento, en tu categoría…”.
El consultor en innovación estratégica comentó que “el mundo está cambiando y no lo vais a dejar de oír en estos dos días”. Esa transformación nos está llevando de la Era de la información (“en la que nos hemos educado”, especificó) a la Era Conceptual o Era de la creatividad. “Los individuos tienen que sentirse cómodos en la creatividad y la innovación”.
Dicen que “cada niño nace como un artista. El problema es que siga siendo un artista cuando crece. Los profesores, los padres, los adultos… le dicen la ‘forma correcta’ en la que tiene que hacer las cosas y eso acaba limitando su creatividad”. Igual ocurre entre los adultos. “Cuanta más experiencia tiene una persona en un campo, más fuertes son sus patrones”, indicó.
En los discursos de innovación es habitual que salga a escena el nombre de Steve Jobs. Esta vez también salió. Williams contó que el cofundador de Apple llegó un día a Frog Design y para explicarles qué quería para su compañía no soltó un briefing sobre la mesa. Les dio una canción de Bob Dylan. “Quiero un ordenador como una canción de Dylan”, dijo.
“Si quieres entender cómo funciona la innovación, escucha a Bob Dylan. Imagina trasladar esa melodía a un ordenador. Esta es la forma de llevar el pensamiento en una nueva dirección”, especificó Williams.
Muchas compañías trabajan la innovación desde hipótesis predecibles. “Si no funciona mi móvil, puede ser que no tenga batería. Eso es partir de una hipótesis predecible. Lo compruebo y veo si es así o no. Pero desde el principio hemos manejado una hipótesis cerrada. En innovación no hacemos hipótesis predecibles para no cerrar caminos”.
“La disrupción es lo que garantiza una gran ventaja sobre tus competidores. Y para llegar a una propuesta disruptiva hay que empezar por hipótesis disruptivas, hipótesis fuera de lo común”, especificó. Aunque romper sin un propósito no lleva a ningún lado. “Tienes que tomar una idea y convertirla en una solución práctica. La disrupción por la disrupción, sin una finalidad, no sirve para nada”.
William insistió aún más en la idea de hacer las cosas con un sentido. “Muchos clientes dicen que no necesitan más ideas. Que ya tienen muchas. Y nosotros les decimos: ¿Podemos ver las ideas? La mayoría de las veces las ideas no están articuladas. Y, en ese caso, no sirven para nada”.