ยกCuidado! Te quieren robar el presente

Entre todas las manipulaciones que ha sufrido el ser humano, tal vez la mรกs recurrente haya sido la manipulaciรณn del tiempo. De hecho, casi todos los poderosos a lo largo de la historia han confeccionado narraciones imaginarias sobre el pasado y el futuro con un รบnico fin: robarnos el presente.

No hace falta mirar atrรกs. Incluso hoy en dรญa, y pese a pertenecer todos nosotros a la sociedad mรกs informada de la historia, la fabulaciรณn de esos dos tiempos irreales sigue resultando tremendamente eficaz.

Empecemos por el pasado. Su exaltaciรณn sin el menor rubor a la hora de mitificar una realidad que jamรกs existiรณ es la que ha llevado a Trump al poder y al Brexit a la victoria. El Make America great again de uno o el Take back control de los otros se fundamentan en ambos casos en esta idealizaciรณn.

Rediseรฑar el pasado en funciรณn de los intereses de cada momento es algo bastante sencillo. A fin de cuentas, la historia es algo que cuentan personas vivas sobre personas muertas. Y las personas muertas, ya se sabe, rebaten poco.

En lo que respecta al futuro, el territorio es aรบn mรกs fรฉrtil. Pues si el pasado es maleable a travรฉs de su reescritura, el futuro ni tan siquiera corre el riesgo de ser contrastado por otras fuentes. Sencillamente, jamรกs existiรณ. Es, por definiciรณn, el presente que no ha sucedido todavรญa. Y por tanto, en su caso, la ficciรณn en forma de promesas que jamรกs se verรกn cumplidas; campa por sus respetos. A este respecto, la canciรณn de Tomorrow belongs to me, de la pelรญcula Cabaret, sigue siendo un fascinante y aterrador ejemplo.

En este sรกndwich que forman pasado y futuro, el presente se ve hoy aprisionado como nunca. Es un sistema de control cuya eficacia se confirma en la actualidad con la extinciรณn de las grandes revoluciones de antaรฑo. Porque aquellas revoluciones nacieron con la intenciรณn de transformar el presente y no de aรฑorar el pasado o idealizar el futuro.

Cuando en Parรญs se cantaba ยซle jour de gloire est arrivรฉ!ยป se cantaba al presente, a sabiendas de que este es el รบnico tiempo real y, por tanto, el รบnico subversivo. La misma certeza que le llevรณ a Albert Camus a escribir: ยซLa verdadera generosidad con el porvenir consiste en darlo todo en el presenteยป.

Pero no contentos con la instrumentalizaciรณn del pasado y el futuro, los nuevos poderes de hoy en dรญa, sabedores de la lasitud del actual presente, lo tergiversan sin coste alguno. Las nuevas fuentes digitales de informaciรณn han permitido la instauraciรณn permanente de la posverdad o los alternative facts en su discurso.

Antes se mentรญa sobre el pasado y el futuro. Ahora se miente sobre el presente a sabiendas de que la rรฉplica, de existir, serรก irrelevante en medio de la maraรฑa informativa de las redes sociales. Trump y sus afamados tuits reaparecen aquรญ como un claro ejemplo que pasarรก a la historia.

La sustracciรณn del presente ha llegado a nuestra vida cotidiana sustentado por lo que Gilles Lipovetsky llama ยซla sociedad de la decepciรณnยป. Tรญtulo de uno de sus libros en el que escribe: ยซDespuรฉs de las culturas de la vergรผenza y de las culturas de la culpa, como las que analizรณ Ruth Benedict, henos ahora en las culturas de la ansiedad, la frustraciรณn y el desengaรฑoยป.

La sociedad hipermoderna se caracteriza por la multiplicaciรณn y alta frecuencia de las decepciones, tanto en el aspecto pรบblico como en el privadoยป. Una brecha abierta en el muro de nuestro presente por la que se estรก colando el nuevo poder polรญtico. Un poder que con tal de persistir estรก dispuesto a retomar la xenofobia, el nacionalismo, el populismo o la exclusiรณn para llevarnos a un pasado que jamรกs fue tan boyante como dicen y a un futuro que, de seguir asรญ, no tendrรก la menor oportunidad de llegar a serlo.

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