Science Kombat: científicos a hostia limpia

Science Kombat
Science Kombat

A pesar de la evolución experimentada por los videojuegos en los últimos años, una buena parte de la sociedad sigue considerándolos una forma de diversión estéril que no aporta nada útil.

Da igual que las historias sean cada vez más complejas, que los gráficos sean cada vez más sorprendentes, que la dirección de arte sea más imaginativa. Para muchos solo son una forma de alienación ajena a cualquier forma de pedagogía.

Para todos esos descreídos ha llegado Science Kombat Game. Un juego inspirado en el clásico de los recreativos Street Fighter pero que, en lugar de luchadores mazados, cuenta entre sus protagonistas a algunos de los científicos más importantes de la historia de la humanidad.

Albert Einstein, Charles Darwin, Nikola Tesla, Marie Curie, Isaac Newton, Pitágoras, Turing y Stephen Hawking son los personajes elegidos para enfrentarse entre sí (bien en modalidad combate individual o modalidad campeonato), utilizando para ello sus instrumentos característicos o sus descubrimientos más conocidos, como el telescopio en el caso de Newton, los rayos en el caso de Tesla o la silla robotizada de Hawking.

Sin embargo, como sucede en el Street Fighter original, estas desigualdades en el poder de combate de cada personaje están ponderadas con una serie de golpes y trucos añadidos que pueden ir desde la caída de manzanas o el uso del prisma en el caso de Newton, a la evolución de simio a hombre en el caso de Darwin, sin olvidar el golpe hipotenúsico de Pitágoras, el agujero de gusano de Hawking, el viaje en el tiempo y el espacio de Einstein, o el ataque con radio de Marie Curie que, si no te aturde directamente, seguro que te provoca un tumor maligno antes de acabar la partida.

La idea surgió de Super Interessante, que según explica Diego Sanches –responsable del diseño de personajes, escenarios y animación–, es una «revista mensual brasileña que trata de asuntos variados, principalmente científicos y sociales».

No era la primera vez que la gente de Super Interessante abordaba el mundo de los videojuegos como medio para la divulgación científica.

«Habían producido un juego con un concepto semejante hace algunos años. Se llamaba Filosofighters y ponía a filósofos a luchar unos contra otros. Fue un juego que tuvo bastante éxito en su momento, de manera que podemos decir que Science Kombat es una especie de secuela de Filosofighters».

La idea inicial surgió de Fred DiGiacomo, director del área online de la revista, quien propuso a Sanches colaborar en el diseño del juego aunque, finalmente, acabó encargándose de toda la parte visual bajo las directrices del equipo de Super Interessante.

«Los que seleccionaron los personajes fueron los editores de la revista, Fred DiGiacomo, Otavio Cohen y Karin Hueck. Fue una selección pensada principalmente según el campo de actuación de cada científico, por ejemplo, las matemáticas, la astrofísica, la química, etcétera. Esto también determinó el diseño de los escenarios y, de esa manera, cada personaje tiene su propio escenario creado a partir de las referencias de sus estudios, sus laboratorios o los lugares que fueron emblemáticos para sus descubrimientos».

Como sucede con el juego que sirve de inspiración, en el que la monstruosa Blanka luchaba en las selvas brasileñas, Dhalsim en un escenario de inspiración hindú y Guile en una pista de aterrizaje de las fuerzas aéreas norteamericanas, cada uno de los científicos luchan en escenarios que tienen que ver con sus vidas. Desde la Grecia clásica de Pitágoras, hasta las islas paradisiacas de Darwin, los laboratorios de Tesla, Turing o Curie y las aulas de universidad de Einstein.

Además del atractivo de ver cómo estos científicos se lían a puñetazos, el juego incluye a lo largo de las diferentes fases, frases de esos personajes con intención de que los jugadores se familiaricen con ellos y se interesen por saber más sobre su trabajo.

Sentencias como «Un hombre armado de un papel, un lápiz, una goma de borrar y sujeto a disciplina es una máquina universal», de Turing, «Sea menos curioso sobre las personas y más sobre las ideas», de Marie Curie o «La vida es como montar en bicicleta. Para mantener el equilibrio debes estar en movimiento», de Einstein.

«La idea era hacer un juego divertido, bienhumorado e informativo», explica Sanches. «Un juego que, al final, ha acabado gustando a personas de todas las franjas de edad, lo que es algo increíble. Mi hermano, que es profesor en un museo, me contó que se encontró a algunos de sus alumnos contándoles a sus madres quién era Tesla, Einstein y otros científicos porque les había encantado el juego».

A pesar del éxito, Diego Sanches reconoce que no sabe si la gente de Super Interssante se animará a retomar la experiencia desarrollando un nuevo proyecto de estas características. Incluso, y como sucedió con Street Fighter, podría hacerse un Science Kombat II incluyendo aquellos científicos que se han quedado fuera de esta primera versión.

«Teníamos una lista mucho más larga de personajes, pero tuvimos que reducirla por cuestiones de tiempo. Nos hubiera gustado incluir alguna otra científica además de Marie Curie o, por ejemplo, poner a Neil deGrasse Tyson, que era otro de los favoritos de todo el equipo».

Aquellos que hayan jugado alguna vez a estos juegos de combate saben que, tras superar los diferentes contrincantes, suele haber una lucha final contra un personaje que en muchos casos es una incógnita y que acostumbra a ser el más poderoso de todos con diferencia. Este juego no iba a ser una excepción.

El último luchador al que hay que enfrentarse utilizando el talento y los superpoderes de estos científicos es nada más y nada menos que el propio Dios, encarnado en diferentes formas según las diferentes religiones, para mostrar la importancia de la ciencia para luchar contra la superstición y el miedo.

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