El “Anteproyecto de ley orgánica para la mejora de la calidad educativa” (LOMCE) o “Ley Wert para la Educación” nace, según observadores ajenos al Gobierno, con afán economicista. Algunos expertos consideran que este modelo educativo copia el de Los Estados Unidos. Así que me he plantado allí, concretamente en Sprinfield, para hablar con el humilde director de un centro de Educación Primaria: Seymour Skinner.
“Gracias”, dice Skinner. “Es un honor que una prestigiosa revista europea contacte con el humilde director de la escuela primaria de Sprinfield. ¿Qué quiere saber?”
Comento a Skinner que El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España pretende que cada centro educativo presente anualmente un informe sobre sus objetivos, un presupuesto acorde a ellos, y que finalmente rinda cuentas sobre lo conseguido.
“Pensaba que en la vieja Europa los centros educativos funcionaban de otra manera”, dice Skinner. “Lo que me comenta es una mentalidad propia de las franquicias de fútbol. Nosotros educamos a niños, no tenemos estrellas del deporte”.
Quiero saber cómo Skinner administra los recursos.
“Tengo que reconocer que cada día hacemos milagros», dice Skinner. «En nuestros ordenadores, cedidos por los padres, corre Windows 95, tenemos una colección de vídeos educativos anteriores al mandato de Kennedy y en ocasiones servimos a los niños papel reciclado como puré de patatas”.
Pregunto si otras escuelas gozan de mayor presupuesto.
“Lamentablemente es así», dice Skinner lacónico. «El estado ha dispuesto un supervisor, el Sr. Chambers, que evalúa a los alumnos y según los resultados, gozamos de mayor o menor presupuesto. Por desgracia, sólo contamos con una alumna para elevar la nota media: Lisa Simpson. El día que se vaya tendremos problemas para comprar tizas”.
Le pregunto si al menos gozará de cierta autonomía para dirigir el centro.
“En cierto modo, sí”, dice Skinner. “Puedo contratar y despedir a profesores y a personal laboral según lo estime conveniente. Pero no es tan fácil: si cuento con menos presupuesto, significa que me veré obligado a contratar a profesores y personal menos cualificado, como un conductor de autobús adicto a las drogas o una maestra que llega todos los días alcohólica a clase. Son ejemplos, claro…».
Comento a Skinner que el anteproyecto de Ley del Ministerio pretende que los centros educativos escojan libremente a parte de los alumnos.
“¿Ha visto Dangerous Minds?”, dice Skinner.
Le digo que sólo recuerdo a Michelle Pfeiffer y cómo intenta explicar la metáfora como recurso poético con Mr. Tambourine Man de Bob Dylan, por sus referencias a las drogas.
“Los alumnos que rechazan otros centros van a parar a alguna parte», dice Skinner. «Así se forman los colegios-gueto».
Después de una pausa, Skinner continúa:
«Asesoré a los guionistas de Dangerous Minds; recuerde que el personaje interpretado por Michelle Pfeiffer estuvo en el Ejército. Por supuesto que me encantaría que la escuela primaria de Sprinfield se especializara en el estudio de enfermedades genéticas, pero tenemos que conformarnos con ver el Museo de Historia Natural de Sprinfield desde fuera. No tenemos dinero para las entradas. ¿Sabe lo mejor? Aunque los chicos a veces me odien y odien este centro, cuando los miro espero que recuerden el paso por la escuela como algo importante en sus vidas”.
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Para mayor información: Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (PDF) y Soypublica.