Sobres con mirilla contra el efecto Bárcenas

18 de diciembre de 2013
18 de diciembre de 2013
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Después de la indignación, llegó la sorna. Cuando los tejemanejes de Bárcenas & Co. se hicieron públicos, los sobres fueron los grandes damnificados. Ni Cospedal ni Rajoy. Su papel en el caso como contenedor de dinero B los convirtió en objeto de burla. Ya nadie daba un sobre a nadie sin hacer la gracia…  ¿Cómo restituir su integridad?

Proximity ha intentado hacerlo con Sobres Honestos. La particularidad de estos es el agujero que disponen en la parte inferior izquierda. Su función es que sirva de mirilla para que su contenido sea público en todo momento. “Su diámetro solo permite el pago de ‘sobresueldos’ a nietos, hijos y sobrinos con monedas de 2 euros, y su tamaño optimizado de 220 mm x 156 mm (A5) los convierte en instrumentos no aptos para envíos con complementos, puesto que en ellos solo cabe lo justo”.

Los sobres son biodegradables y para su creación no se ha talado ni un solo árbol ni se ha malgastado una sola gota de agua, aseguran sus creadores, quienes para demostrar la integridad de los mismos, han depositado y certificado todas estas características ante notario.

La agencia ha lanzado una tirada inicial de los Sobres Honestos con una edición limitada de 6.000 unidades.  Se pueden adquirir en quioscos, papelerías y librerías de Madrid y Barcelona, pero nadie se hará rico con ellos puesto que su precio de venta (10 euros  el pack de 10 sobres) es exactamente el dinero que ha costado producirlos.

La iniciativa de la agencia podría hacerse extensiva a otros objetos porque los sobres son solo la cabeza de turco. Los bigotes de Gürtel, los maletines made in China de Andalucía, los trajes de Valencia, el confeti y las serpentinas de la ahora ministra… En los últimos meses, rara es la semana que no tenemos un nuevo caso de toma el dinero (público) y corre con algún objeto más o menos cotidiano como símbolo de la trama.

Y mientras, fuera de España (aunque también a más de uno de dentro), lo que más llama la atención es la sensación de impunidad. También la lentitud a la hora de imponer sanciones (“mientras que en Polonia -que ocupa el puesto 38- ha habido 3.000 sentencias sobre corrupción durante el último año, en España no se ha llegado a las 90”).

Por eso no extraño que España haya pasado en un solo año de ocupar el puesto 30 al número 40, según el Índice de Percepción de la Corrupción que elabora la ONG Transparency International. «Ahora, Barbados, Qatar, Botswana o Brunei, entre otros, son más transparentes que nosotros», apuntan desde Proximity.

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