La ciudad es un ente en continuo movimiento. Los estímulos visuales, sonoros, olfativos fluyen de forma constante. Centrarse en algo o en alguien no siempre resulta sencillo con tanto input. Aunque a veces no queda más remedio. Los problemas auditivos de Eduardo Asenjo le han enseñado a hacerlo.
«Para escuchar a alguien necesito centrarme en esa persona y eliminar todo ruido alrededor», dice el fotógrafo chileno.
Él lo hace con los oídos para poder mantener una conversación, pero también lo hace con su cámara. Una larga exposición y un movimiento intencionado de su Fujifilm consiguen el efecto que caracteriza las fotos de su serie The Sound of Silence.
La quietud nítida de sus protagonistas descolla entre el difuminado dinamismo colectivo. La cámara de Asenjo las deja en stand by mientras el resto del mundo sigue moviéndose.
Vista una, vista todas.