Fue el verano pasado cuando Apple presentó Swift, su nuevo lenguaje de programación, y como cada vez que la compañía mueve un dedo, después llegó un terremoto: dentro de su universo exclusivo, Apple ungía con la magia de la manzana a este nuevo lenguaje y le aseguraba un éxito arrollador. Era el elegido para que millones de programadores en todo el mundo lo manosearan en infinitas líneas de código para crear aplicaciones y programas para los cacharritos de la marca.
Sin embargo, puede que con Swift hayan roto el molde.
El ranking de lenguajes de programación publicado el pasado mes por la analista RedMonk sitúa a Swift en un puesto histórico: con unos pocos meses de vida, acabó el 2014 entre los 25 lenguajes más utilizados (en concreto, en el puesto 22). Para comprender la magnitud de ese lugar en el ranking hay que tener en cuenta que en un solo trimestre dio un salto de 46 posiciones en la clasificación y que, hasta el momento, ningún lenguaje había escalado puestos a esa velocidad.
Llega el momento de hacerse la gran pregunta: ¿el éxito de Swift se debe únicamente a que ha sido bendecido por Apple o este lenguaje de programación tiene algo de revolucionario que lo hace especial? De los creadores de «algo tendrá el agua cuando la bendicen» y «cuando el río suena, agua lleva» llega «Swift, ¿por qué lo estás petando?».
Para intentar salir de dudas, lo mejor es hablar con desarrolladores que, en estos pocos meses de vida de Swift, han manejado ya este lenguaje.
«Se hace todo muy rápido y es mucho más fácil. Es más legible», cuenta el desarrollador Jorge Martín sobre Swift. ¿Qué quiere decir que un lenguaje es más legible? Como dice el propio Martín, «que no es Objective-C, simplemente».
Objective-C es el lenguaje de programación que se usaba a.S. (antes de Swift) para desarrollar software dentro del ecosistema de Apple. La peculiaridad de este lenguaje es que no se parece a ningún otro. Si bien los demás suelen compartir ciertas características, Objective-C es la nota discordante: incluso a los ojos de un programador, y en comparación con otros lenguajes como Java, parece chino.
Precisamente aquí tenemos también la principal ventaja de Swift; en realidad, una novedad histórica al tratarse de Apple. La compañía ha abierto las puertas a los desarrolladores que conocen otros lenguajes de programación creando uno que tiene puntos en común con los demás para que sea fácil de aprender. Como dice el desarrollador Carlos ‘Dexafree’, «para alguien que ya sepa programar y quiera introducirse en el mundo de la programación de iOS y Mac, Swift está mucho mejor que Objective-C».
Se derriba así el primer mito de Swift. En la propia web de Apple se puede leer que este lenguaje permite que «cualquiera pueda crear apps increíbles». Si bien es cierto, como cuenta Dexafree, que Swift es el lenguaje idóneo para empezar a programar en el ecosistema de la manzana mordida, tampoco es tan sencillo como para estar al alcance de cualquiera, tal y como da a entender la web de la empresa.
«¿Como primer idioma para alguien que no conozca nada? No es tan intuitivo. Para eso, para aprender a programar, Java es mil veces mejor», explica el desarrollador Yago de Martín, colaborador de 3Androides; opinión que comparte Jorge Martín: «lenguajes para gente que no sepa de programación los hay más fáciles que Swift, como Ruby».
No, Swift no es perfecto
La revolución de la programación no parece venir de la mano de Swift, teniendo en cuenta que, en menos de un año de vida, se le puede sacar algún que otro inconveniente.
Por ahora, Swift no es muy estable. Tal y como cuenta Jorge Martín, «cada pocos meses te encuentras con que han cambiado algo y han destrozado parte de lo que tenías hasta ahora, así que te toca reescribir parte de tus programas para que sigan funcionando».
En realidad, este inconveniente dice mucho de Swift y de la fuerza de atracción que ha hecho que millones de desarrolladores se abracen a este nuevo lenguaje: a pesar de no ser aún estable, su crecimiento ha hecho ya historia.
Luchando contra el pasado
Para una compañía como Apple lo difícil no es crear un lenguaje de programación nuevo, sino que todo un ejército de desarrolladores lo adopte. Esa es la verdadera batalla de Swift, la que libra contra el pasado.
«Los desarrolladores que ya programaban en Objective-C probablemente seguirán usándolo. Swift lo usarán de vez en cuando y no migrarán aún», cuenta Dexafree.
En realidad, aunque Objective-C sea más complejo, una vez aprendido este lenguaje de programación es potente, y a la hora de la verdad hace exactamente lo mismo que Swift, que aporta simplicidad pero no grandes novedades bajo el brazo (por ahora). «Hay proyectos que llevan meses escritos que están con Objetive-C, y el simple hecho de intentar traducirlo es un sobreesfuerzo innecesario, cuando el lenguaje realmente hace lo mismo», resume De Martín, que aclara que «si Apple el día de mañana nos dice que tenemos que escribir en C++, escribiremos en C++».
Entonces, ¿estamos ante una revolución o solo ante una comunidad siguiendo el camino que ha marcado Apple? La respuesta dependerá de lo fanboy que seas.
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