Estimado escritor: aunque no lo sepas, tienes algo en común con Walt Whitman, Gertrude Stein, D.H. Lawrence o Beatrix Potter. Todos y todas fueron ninguneados por las editoriales en algún momento de su trayectoria y optaron por la autopublicación. Julius Wiedemann, el director de publicaciones digitales de Taschen, instó a los creadores que quieran lanzar un libro a considerar esa posibilidad pero, como su trabajo es publicar, también dio unos cuantos consejos para hacer más fácil que una idea llegue a las librerías de la mano de una editorial.
El editor celebró durante su conferencia en el Brief Festival 2015 el regreso de la industria impresa. «Hay esperanza», dijo. «Para mí es contradictorio porque mi trabajo está en la parte digital», pero no dudó en considerar como positivo el hecho de que en este momento haya «mucha más gente produciendo contenido que ellos mismos pueden distribuir y también muchísima más gente que consume ese contenido».
Wiedemann explicó que mientras que hace años un libro se disputaba espacio y tiempo con radio, televisión, revistas, teléfonos fijos y otras opciones nacidas a mitad del siglo XX o antes, ahora lucha contra un universo de opciones omnipresente, mucho más numeroso y de muy diferente calado. La parcela del libro se ha reducido y ha complicado su supervivencia. «Ahora, si produces libros, tienes que tener en cuenta que es solo un objeto entre un océano de opciones», señaló.
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Según la experiencia como editor del brasileño, estas cinco ideas aumentarán las posibilidades de publicar un proyecto con una distribuidora tradicional.
- «Empieza con una historia. Tu idea tiene que ser una buena historia». Perogrullo, ya. Pero además, Wiedemann añade que la propuesta al publicador tiene que explicarse en no más de tres hojas que deben contener el titulo, una sinopsis, un índice de contenidos y dos o tres capìtulos.
- Es obligatorio hacerse estas preguntas: «¿Dónde encaja esa idea? ¿En qué línea editorial? ¿Tal vez como una serie de libros? ¿Como una de actualidad? ¿En qué mercados?». El editor insiste en la necesidad de definir el producto y de ser selectivo con los lugares en los que se presenta.
- «Es necesario un editor que diseccione tus ideas y tu manera de escribir desde un punto de vista muy profesional». Y eso es como estar ‘enamorao de la vida’, que hay que hacerlo aunque a veces duela.
- «Enseña tu trabajo solo a esa personas que entiendan lo que quieres decir, lo que quieres contar. En cualquier otro caso no sirve de nada». Tu madre te va a decir que es todo maravilloso (y que si te has comido la verdura del almuerzo) y tu suegra que no sirves para nada, así que mejor busca a alguien cuya crítica aporte algo constructivo.
- «Habla con diferentes publicadores y considera la autoedición». Al fin y al cabo, si a Walt Whitman le funcionó, ¿no te va a funcionar a ti con ese talento y ese salero que tienes? Además, Wiedemann dejó claro que esa es una salida factible poniendo sobre el tapete un dato: «Ahora mismo, en EE.UU., hay más títulos que se han publicado mediante autoedición que los que publicado editoriales»
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Wiedemann se despidió del Brief explicando la fórmula que funciona en los libros publicados por Taschen. Contó que se estructuran de la manera más próxima posible a una regla que bautizó como 30/30/40. «El primer 30% es la ‘zona de confort’. Es contenido que, al leerlo, no necesite explicación, que define de qué va el libro. El segundo 30% es lo que llamo la ‘zona de curiosidad’. Es ese contenido que hace que los lectores quieran averiguar más. Muestra cuan profundo puede llegar a ser ese libro. El 40% restante es la ‘zona de aprendizaje’. Si le das a los lectores cosas que no saben volverán a por más. Eso se refiere no solo al contenido sino a otros aspectos como el diseño del libro».