Es un asunto generacional. Muchos de los que ahora están dejándose las manos haciendo cosas estimulantes, la mayor parte de makers mayores de 30 cuya actividad se desarrolla en torno a la tecnología y su estética, comenzaron cacharreando con los primeros ordenadores que entraban en casa. Arantza y Miguel no son tan mayores pero sí son amantes de la retroinformática y, al fin y al cabo, no hace falta haber sido coetáneo de Led Zeppelin para amar cada uno de sus riffs, ¿no?
FloppyDernos y Tender Pixel Art son el cóctel maker indisoluble que constituyen las creaciones de Miguel y Arantza. Él encontró una caja repleta de discos destinados al vertedero. «Eran demasiados para ser almacenados solo por cariño», admiten ambos. «Tras muchas vueltas pensamos darles una segunda vida en forma de cuadernos».
Uno de los iconos de la microinformática ochentera revivía así en sus manos. La carrera no se detuvo ahí. «Descubrimos el Pixel Art y vimos que era un complemento perfecto para nuestros FloppyDernos. Muchos nostálgicos de los antiguos videojuegos querían tener en sus manos los personajes con los que tantas horas habían disfrutado en las pantallas», dice Arantza.
Así, a través de la inspiración del dios Spectrum y sus eternas cargas, ambos hacen cada objeto «en nuestra casa con mucho cariño y de manera totalmente artesanal». No exportan, no fabrican fuera de casa y la distribución es a pequeña escala. «Parte del encanto que tienen, además de su aspecto artesanal y de ser respetuosos con el medio ambiente, es el aroma retro que desprenden».
Las cosas que nacen así de pequeñitas ni siquiera lo hacen, de momento, con afán de convertirse en negocio. «Esto se hace por placer y porque es divertido asistir al tipo de ferias a las que nos presentamos. De momento no podemos vivir de ello, en algún momento nos plantearemos si esto es un hobby o un negocio, pero a día de hoy es más bien lo primero», señalan.
Todo es, a día de hoy, una reivindicación estética de algunos iconos de la cultura popular de hace casi 30 años. Alimentan recuerdos positivos, personalizan memorias de infancias felices y entregan objetos especiales y personales.
Por supuesto, a unos amantes del pasado próximo les agrada el hecho de mirar atrás también a la hora de recuperar costumbres perdidas. «Nuestros padres y, sobre todo, nuestros abuelos se hacían el pan en casa, la ropa, reparaban todo lo reparable, se cortaban el pelo e iban a buscar setas al monte. Compartían con los vecinos cualquier cosa que les hiciese la vida más fácil. Luego vino el “Te lo doy todo hecho”. Ahora, la gente parece cansanda de que les quieran cobrar en exceso por cosas que ellos mismos pueden hacer». Grandes noticias para los militantes de la cultura del ‘hazlo tú mismo’.
Arantza y Miguel estarán mostrando lo que hacen en la Bilbao Mini Maker Faire. El encuentro se celebra este próximo fin de semana en el Museo Marítimo de la ciudad. Yorokobu es medio colaborador del evento y también estará presente en forma de ejemplares gratuitos de la revista de papel.