«Algo real, útil, digno y respetuoso con el medio ambiente». Cuando Mariona, Mar y Andrea vieron que lo de construir casas se complicaba de mala manera, le dieron la vuelta a su mente y redujeron las escalas. En realidad sí construyen casas. Lo único que ocurre es que el público objetivo de su nueva propuesta adquiere también la obligación moral de pintar en las paredes e invitar a los amigos a experimentar cómo funciona el mundo. «Algo real, útil, digno y respetuoso con el medio ambiente». Parece sencillo, ¿no?
Mariona, Mar y Andrea. Se conocieron en la escuela de arquitectura de Vallés (UPC). Las noches en vela bajo el flexo, las entregas en carpetones A2, los renderizados del Autocad y las esperas junto al plotter unen mucho. Se separaron tras titularse y lanzarse a la búsqueda de un trabajo que les permitiese ejercer como arquitectas. Eso no salió bien, de la misma manera que está saliendo mal a la mayoría de personas que, en ese gremio, lo están intentando ahora. «El mundo profesional no nos dejaba crear las casas de nuestros sueños, así que decidimos unir sentimientos, aptitudes, manos, creatividad y horas, muchas horas», explican.
Ahora no construyen casas de ladrillo, acero, hormigón y vidrio. No por ello han dejado de ser arquitectas. Siguen viviendo de su creatividad y siguen haciendo casas desde Barcelona. This Is Karton apela a la poesía del cartón y diseña juguetes de ese material que incluyen casas de muñecas, un mercado o casas que los niños pueden convertir en su refugio. «La idea nos encajaba a la perfección. Creemos que es una manera de eliminar la contradicción entre el uso efímero de muchos juguetes infantiles y su elevado precio», señalan. «Además, permiten a padres amantes de lo cool, que viven en pisos cada vez más pequeños, tener juguetes bonitos, grandes, fáciles de montar y desmontar para guardarlos debajo de una cama o detrás de una puerta».
Esta historia de reciclaje profesional tiene un inicio. Ese comienzo implicaba un proyecto de emprendimiento. Sin embargo, como ellas mismas explican, «descubrimos que la vida del “joven emprendedor” tampoco era fácil. No era solo cuestión de actitud, buen humor, energía y optimismo. Se trataba más bien de entender, conocer, trabajar, horas, perder la vergüenza, y empezar a ser expertas en troqueles, impresiones, clichés, bolsas, normas EN, facturas proforma, etc.».
Comenzaron buscando una identidad gráfica que ahora es una de las patas más potentes de toda la idea. This Is Kool fue el inicio, el lugar donde comenzaron a desarrollar y mostrar sus proyectos personales de diseño. Así, a través de regalos personalizados, invitaciones o detalles trazaron la senda estética que siguen ahora.
[pullquote align=»right»]»Como arquitectas aprendimos la capacidad de desarrollar un proyecto pensando en el usuario y no solo desde la vena artística»[/pullquote]
A la espera de que el mercado se recupere, sentirse arquitectas les ha servido para moldear This Is Karton y, sobre todo, les ha servido como entrenamiento específico para desarrollar una capacidad de sacrificio necesaria para echar a andar una idea desde cero. «Sabemos mostrar nuestro lado creativo, tenemos noción compositiva, conocimientos de estructuras y materiales. Aprendimos en su momento la habilidad de hacer casas a escala gracias a las maquetas, la paciencia y el buen humor a la hora de repetir algo que no te ha quedado bien, la capacidad de desarrollar un proyecto pensando en el usuario y no solo desde la vena artística», dicen.
This Is Karton es el resultado de la fusión de las habilidades de tres mujeres que, hace una década, ni se planteaban estar donde están. Han metido en la misma cazuela creatividad, tipografías, conciencia ecológica y cariño y afinidad por los niños y, sobre todo, disfrutan del resultado. Que cunda el ejemplo.
